Otra patada a Espa?a
La selecci¨®n, colista del Seis Naciones B, desciende de categor¨ªa pese al fichaje de ¨²ltima hora del t¨¦cnico ingl¨¦s Gerard Glynn
?Existen remedios milagrosos para enfermedades incurables? Eso parec¨ªa creer la Federaci¨®n Espa?ola de Rugby (FER), que en febrero contrat¨® como seleccionador al ingl¨¦s Gerard Glynn (Widnes, 1957), antiguo asistente de Clive Woodward, el hombre que llev¨® a Inglaterra a obtener su primer t¨ªtulo mundial en Australia ante los anfitriones y defensores del t¨ªtulo hace cuatro meses. Pero Glynn no impidi¨® que se consumara un desastre ya anunciado: el descenso del equipo espa?ol.
Basta con remontarse al papel de extra de Espa?a en el Seis Naciones B -competici¨®n que se disputa a doble vuelta durante dos temporadas y aglutina, adem¨¢s, a Georgia, Portugal, la Rep¨²blica Checa, Rumania y Rusia-, para confirmar el estado de forma de la absoluta: sexto puesto, colista, 129 puntos a favor por 335 en contra y s¨®lo un empate en el casillero. Carne de ca?¨®n de la Segunda Divisi¨®n A, ll¨¢mese Seis Naciones C para despistar.
"Como estructura, con sus divisiones y sus equipos, el rugby espa?ol goza de una salud m¨¢s buena que Georgia o la Rep¨²blica Checa. Ahora bien, el nivel de la selecci¨®n no es acorde al de los clubes" esgrime Carlos Bernardos, asesor del presidente de la FER, Alfonso Mandado, y preparador f¨ªsico de los espa?oles. "Estamos en un relevo generacional y nuestros jugadores siguen siendo amateurs, no como los georgianos, que con el sueldo que ganan en Francia alimentan a toda la familia", asevera Bernardos. Tambi¨¦n influye en la p¨¦rdida de cach¨¦ la prematura jubilaci¨®n de los jugadores, en torno a los 27 a?os. "Normal, porque no viven del rugby, no pueden renunciar a su vida laboral...", sintetiza.
Lo cierto es que Espa?a, que logr¨® su mayor ¨¦xito clasific¨¢ndose para el Mundial de 1999, se ha estancado desde entonces. Antes, ganar a checos o rumanos era un tr¨¢mite; ahora, una proeza. Puestos a hacer remiendos, la soluci¨®n no pasa solo por que se subsane la ausencia voluntaria de jugadores de la val¨ªa de Oriol Ripol, desde hace un a?o en el Northamptom Saints, grande ingl¨¦s. "El problema de la selecci¨®n no depende de uno o dos jugadores", zanja Oriol, que aspira a ganar su primera Liga en las Islas. Otra opci¨®n es el ¨®rdago de la profesionalizaci¨®n, aunque el experimento de fusi¨®n del Moraleja y el Alcobendas, que gan¨® una Liga y atrajo a extranjeros de cierta categor¨ªa a golpe de talonario, degener¨® en bancarrota en marzo pasado.
?Hay m¨¢s soluciones? "Invertir en los j¨®venes y encontrar m¨¢s financiaci¨®n. Lo que pasa es que tenemos un producto que no es f¨¢cil de vender. Todo se arreglar¨ªa con un escaparate (l¨¦ase televisi¨®n)", confiesa Bernardos. Otra es competir al m¨¢ximo nivel. "Los mejores jugadores necesitan jugar entre ellos tan frecuentemente como sea posible", asevera Glynn, cuyopedigr¨ª hac¨ªa pensar que la empresa ser¨ªa viable. "Creo que es importante disfrutar con lo que est¨¢s haciendo en cualquier trabajo, cualquier empleo, cualquier deporte", dec¨ªa el t¨¦cnico antes de su primer partido, contra Rusia. Pero Espa?a sali¨® vapuleado 36-6. La historia se repiti¨® contra portugueses, rumanos, checos, rusos... contra todo el que se puso delante.
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