Separarse solo
Lo normal es que sea el ocupado el que quiera separarse del ocupante. Aunque es dif¨ªcil saber lo que pasa por su mente, Sharon pretende invertir los t¨¦rminos para intentar lo que hasta ahora no se hab¨ªa intentado: separarse Israel de Palestina y abandonar los territorios ocupados o al menos una parte de ellos. La primera prueba puede ser Gaza. Y ya empiezan a verse los horrores de tal soluci¨®n. Antes de irse, el Gobierno de Sharon quiere limpiar la franja de terroristas por medio de un terrorismo de Estado que no hace sino alimentar el ciclo de la violencia. El asesinato selectivo del jeque Yassin, l¨ªder espiritual de Ham¨¢s, se sit¨²a en esta l¨ªnea; en la espiral, otros asesinatos seguir¨¢n y vendr¨¢n otros atentados de Ham¨¢s. La organizaci¨®n integrista ha optado por Rantisi como sucesor, es decir, no por un l¨ªder religioso, sino por uno operativo, m¨¢s acorde con los tiempos que se avecinan.
Sharon, como otros muchos, ha llegado a la conclusi¨®n de que, mientras no haya un relevo, posiblemente tras una guerra civil, con estos palestinos no se puede negociar y tampoco hay con qui¨¦n negociar (a lo que ¨¦l ha contribuido al destrozar la Autoridad Palestina y a su presidente, Arafat). O peor, como se?ala Ze'ev Schiff en el diario Haaretz, Sharon ha concluido que este conflicto no tiene una soluci¨®n pol¨ªtica ni tampoco militar, sino que ser¨¢ una muy larga guerra de desgaste. Adem¨¢s, los asesores dem¨®grafos empujan a Sharon a la separaci¨®n cuanto antes y a intentar dejar del otro lado a todos los que pueda del mill¨®n largo de palestinos o ¨¢rabes con nacionalidad israel¨ª. Incluso podr¨ªa estar dispuesto no a negociar, sino a quedarse con algunos asentamientos israel¨ªes b¨¢sicos en los territorios ocupados (un 5%) y ceder unilateralmente parte del territorio israel¨ª, en compensaci¨®n, como ya se plante¨® en las negociaciones impulsadas por Clinton, con la enorme salvedad de Jerusal¨¦n y de un territorio palestino que no ser¨¢ viable para construir un Estado. Esta estrategia puede llegar a contar con el apoyo de un partido laborista agonizante, y lograrse por la v¨ªa de los hechos con el muro, no completado y cuyo trazado var¨ªa d¨ªa a d¨ªa, y que se puede convertir en la frontera de Israel, el gran legado de Sharon.
Sharon est¨¢ dispuesto a diezmar todas las organizaciones violentas palestinas. Con ello, as¨ª pretende proteger a Israel, y no dar la impresi¨®n de retirada por debilidad, a diferencia de cuando las fuerzas israel¨ªes se retiraron de L¨ªbano en mayo de 2000 tambi¨¦n de forma unilateral. Pero una parte del Likud considera el plan de Sharon una debilidad y la situaci¨®n se ha tensado y deformado tanto que el primer ministro, ayer la derecha dura (en aquel pa¨ªs, derecha e izquierda se miden por estas cuestiones), est¨¢ quedando como el centrista, eso s¨ª, acosado por esc¨¢ndalos de corrupci¨®n. Pero si se va, su sustituto Netanyahu puede ser a¨²n m¨¢s duro.
Gaza es un primer ensayo. Luego puede venir Cisjordania. La opini¨®n p¨²blica est¨¢ mayoritariamente con esta pol¨ªtica y contradictoriamente tambi¨¦n con un proceso de paz que, a la vez, va ganando partidarios entre estos mismos, junto con la percepci¨®n de que, pese a las palabras sobre el derecho a la existencia como Estado, Israel nunca ser¨¢ aceptado por su entorno ¨¢rabe. Tras el asesinato de Yassin, muchos israel¨ªes parec¨ªan resignados a aguantar y a esperar el contragolpe. Pero no por ello se altera excesivamente la vida cotidiana, lo cual produce una extra?a sensaci¨®n de falsedad. La pol¨ªtica de seguridad por medio de la ocupaci¨®n ha fracasado. La de intercambio de territorios por paz, tambi¨¦n. Ahora quiz¨¢ se busque la de seguridad sin ocupaci¨®n. A distancia y tras un muro. Algunos ejercicios budistas recomiendan escuchar el sonido de una palmada al aire realizada con una sola mano. En el caso de Sharon y su retirada unilateral, no suena a paz. Ni siquiera a seguridad para nadie. Ni para Israel, ni para los palestinos, ni para el resto del mundo. Falta otra posibilidad: imponer la paz desde fuera; es decir, desde EE UU con el concurso de Europa. Para m¨¢s adelante.
aortega@elpais.es
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