Ultim¨¢tum a Gibraltar
La Comisi¨®n Europea dio ayer un ultim¨¢tum al Gobierno de Gibraltar y, subsidiariamente, al Reino Unido, encargado de las relaciones exteriores de su colonia, para que presente una propuesta seria que termine con la condici¨®n de para¨ªso fiscal del Pe?¨®n. Seg¨²n la Comisi¨®n, el para¨ªso fiscal gibraltare?o perturba el funcionamiento del mercado ¨²nico europeo, fomenta la competencia desleal de las empresas instaladas en Gibraltar en relaci¨®n a las establecidas en otros pa¨ªses de la Uni¨®n y genera la existencia de una econom¨ªa ficticia en el mismo Pe?¨®n. Es asimismo obvio que el r¨¦gimen fiscal de Gibraltar le convierte en un refugio en el que lavan su dinero negro diversas organizaciones dedicadas al contrabando, al tr¨¢fico de drogas o a diversas actividades mafiosas. Estamos ante un aut¨¦ntico esc¨¢ndalo para todo el continente.
Las cifras son elocuentes: en Gibraltar hay inscritas unas 29.000 empresas, m¨¢s que habitantes tiene la colonia. M¨¢s de la mitad de estas empresas declaran no efectuar la menor actividad y no tener el menor ingreso -es decir, son s¨®lo tapaderas-, y s¨®lo unas 1.400 pagan impuestos. Para la Comisi¨®n Europea est¨¢ situaci¨®n es insostenible, por lo que el r¨¦gimen fiscal gibraltare?o debe ser alterado sustancialmente. Si no es as¨ª, cabe la posibilidad de que el asunto sea llevado ante el Tribunal de Justicia de Luxemburgo.
Las propuestas efectuadas hasta ahora por gibraltare?os y brit¨¢nicos son consideradas poco serias por la Comisi¨®n. Una de las asignaturas clave para el futuro del mercado ¨²nico, para su transparencia y ecuanimidad, es la mayor homologaci¨®n posible de los reg¨ªmenes fiscales de los pa¨ªses miembros de la Uni¨®n -Luxemburgo, B¨¦lgica y Austria est¨¢n en el punto de mira-, y cabr¨ªa a?adir que una cierta homologaci¨®n con socios como EE UU. Es sabido que los brit¨¢nicos son los m¨¢s reacios a esta idea de homologaci¨®n fiscal. Pero mientras se intenta avanzar en esa direcci¨®n, la especificidad fiscal gibraltare?a supera todos los niveles tolerables, como siempre han se?alado los Gobiernos espa?oles. Ahora hay un plazo y una amenaza y cabe esperar que Londres asuma responsablemente sus obligaciones.
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