La ilusi¨®n de la ciberdemocracia
LA IRRUPCI?N de las nuevas tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y de la comunicaci¨®n (TIC) ha abierto un debate sobre su impacto en los procesos pol¨ªticos que caracterizan las democracias avanzadas. En este debate, las tesis que se han abierto paso con m¨¢s fuerza han defendido que las TIC transformar¨¢n algunos de los elementos fundamentales que caracterizan los procesos pol¨ªticos en las democracias representativas. Esa transformaci¨®n se manifestar¨¢ esencialmente, seg¨²n esas tesis "optimistas", por la puesta en marcha de procesos que permitir¨¢n la participaci¨®n plena de los ciudadanos en las decisiones colectivas y en el establecimiento de formas de participaci¨®n directa en las cuestiones pol¨ªticas al margen de los actuales intermediarios pol¨ªticos.
La ciberdemocracia transformar¨ªa los procedimientos democr¨¢ticos en un mecanismo para agregar preferencias individuales, sin debate
Esta tesis defiende que el mayor flujo de informaci¨®n pol¨ªtica provocar¨¢ autom¨¢ticamente un aumento de la participaci¨®n pol¨ªtica de los ciudadanos, puesto que tendr¨ªa un efecto positivo sobre el inter¨¦s por la pol¨ªtica y sobre la participaci¨®n. Sus defensores ponen especial ¨¦nfasis en el poder comunicativo que tienen las TIC: las nuevas tecnolog¨ªas reforzar¨ªan los "incentivos" para la participaci¨®n individual puesto que permitir¨ªa a los ciudadanos comunicarse directamente con los decisores pol¨ªticos.
En cuanto introducimos el supuesto de que la informaci¨®n es costosa y de que Internet no elimina los costes de obtener informaci¨®n pol¨ªtica, todo el edificio argumentativo de la tesis populista se viene abajo. Si se asume que la informaci¨®n es costosa dif¨ªcilmente se puede argumentar que preceda al inter¨¦s en la secuencia que explica el comportamiento. ?Por qu¨¦ un individuo va a asumir gratuitamente un coste si no espera obtener beneficios claros con su acci¨®n? Necesariamente, el orden de esta secuencia debe invertirse: la acci¨®n de informarse -porque es costosa- no s¨®lo debe estar precedida por el inter¨¦s, sino que adem¨¢s debe ser el producto de un c¨¢lculo en el que los beneficios esperados superen los costes.
En resumen, las TIC no aumentan las capacidades comunicativas de los individuos ni su inter¨¦s por la pol¨ªtica. Los principales usuarios de informaci¨®n pol¨ªtica en Internet ser¨¢n aquellos para quienes la inversi¨®n en obtenci¨®n de una informaci¨®n costosa sea rentable; los individuos politizados y los intermediarios pol¨ªticos.
Defender la idea de que dado el nivel tecnol¨®gico alcanzado es posible articular institucionalmente una democracia directa basada en el voto electr¨®nico en la que los intermediarios pol¨ªticos pierdan el protagonismo que caracteriza la democracia representativa es el otro argumento esencial de las tesis "optimistas".
Los partidos pol¨ªticos ya no ser¨ªan necesarios para conseguir informaci¨®n pol¨ªtica y eso ser¨ªa posible porque las TIC eliminan las dificultades f¨ªsicas relativas al espacio y al tiempo, que tradicionalmente han operado como argumentos contra la articulaci¨®n pr¨¢ctica de la democracia directa. En este sentido, se entiende que la democracia directa que derivar¨¢ de la aplicaci¨®n de las TIC a los procesos pol¨ªticos actuales favorecer¨¢ el intercambio de opiniones, la reflexi¨®n y la responsabilidad y se alejar¨¢, por lo tanto, de aquella concepci¨®n de la democracia como simple mecanismo para la agregaci¨®n de los intereses individuales mediatizados por los partidos.
El corolario que sigue al modelo cl¨¢sico de la democracia directa es la simple desaparici¨®n de los intermediarios pol¨ªticos: gracias a las potencialidades de las TIC, en una democracia directa los intermediarios pol¨ªticos pierden su raz¨®n de ser tradicional debido a que ya no son necesarios como generadores, transmisores, interpretadores y distribuidores de la informaci¨®n pol¨ªtica; las decisiones pol¨ªticas son tomadas sin mediaci¨®n alguna, "directamente". Seg¨²n la perspectiva optimista, las TIC resultan un medio ¨®ptimo para proporcionar a los individuos toda la informaci¨®n necesaria para la deliberaci¨®n y la toma de decisiones pol¨ªticas. Este argumento pierde toda su fuerza cuando se analizan los "costes de transacci¨®n" derivados de los procesos de toma de decisiones colectivas. En t¨¦rminos econ¨®micos, los costes de transacci¨®n se refieren a los costes asociados a la obtenci¨®n de informaci¨®n para establecer el intercambio econ¨®mico, para alcanzar un acuerdo y realizar efectivamente el intercambio y para asegurar que el acuerdo se hace efectivo en los t¨¦rminos establecidos en el contrato. Si estos costes de transacci¨®n son muy elevados pueden impedir que el intercambio se produzca en un mercado que opere sin intermediarios (como por ejemplo las empresas).
En el ¨¢mbito pol¨ªtico los costes de transacci¨®n son los costes asociados a la obtenci¨®n de la informaci¨®n, a la negociaci¨®n pol¨ªtica y a las garant¨ªas necesarias para el cumplimiento de los acuerdos pol¨ªticos. En realidad, los costes de transacci¨®n en la esfera pol¨ªtica son muy elevados. En primer lugar, en muchas ocasiones la informaci¨®n disponible est¨¢ lejos de ser completa y hay dificultades para comprender el alcance de los temas discutidos y sus consecuencias. En segundo lugar, el n¨²mero de agentes participantes es muy elevado, con lo que aumentan las dificultades para llegar a acuerdos consensuados. En tercer lugar, en el ¨¢mbito pol¨ªtico existen m¨¢s posibilidades para que los individuos tengan comportamientos oportunistas que dificulten la aplicaci¨®n efectiva de lo acordado: como en el caso del mercado, son necesarios los intermediarios.
Los intermediarios pol¨ªticos reducen los costes asociados a la obtenci¨®n de la informaci¨®n dado que ofrecen una informaci¨®n coherente que permite a los individuos identificar su posici¨®n ideol¨®gica. Los intermediarios pol¨ªticos facilitan la adopci¨®n de decisiones colectivas ya que suponen una reducci¨®n del n¨²mero de individuos que protagonizan los intercambios pol¨ªticos y ordenan el n¨²mero de temas sobre los que es necesario llegar a acuerdos. Los intermediarios pol¨ªticos aseguran el cumplimiento de los contratos pol¨ªticos porque su estructura establece mecanismos para castigar los comportamientos oportunistas.
La democracia directa articulada a trav¨¦s del uso intensivo de las TIC parad¨®jicamente transformar¨ªa los procedimientos democr¨¢ticos en un simple mecanismo para agregar preferencias individuales, evitando el debate y la deliberaci¨®n pol¨ªtica. Las TIC favorecen la comunicaci¨®n binaria instant¨¢nea, no fomentan la deliberaci¨®n ni la b¨²squeda del consenso necesarios para la democracia directa. En realidad, la estructura proactiva de las TIC se convierte en un serio obst¨¢culo para fijar la atenci¨®n en argumentos distintos a los propios, de manera que las TIC permiten evitar f¨¢cilmente la confrontaci¨®n y el contraste de pareceres, elementos fundamentales para una verdadera discusi¨®n y deliberaci¨®n.
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