?Se van o no se van?
Parece que no resulta nada f¨¢cil dejar el poder. No s¨¦ si es la er¨®tica de la cosa, como insin¨²a el dicho popular, o si son otros los elementos propios de la psicolog¨ªa humana los que impiden a algunos disfrutar de las cosas sencillas, sin necesidad de estar todo el d¨ªa en el candelabro. Pero lo cierto es que la mayor¨ªa de quienes ocupan cargos de relevancia y tienen en su mano la posibilidad de decidir sobre aspectos de la vida del resto de los mortales, tienen serias dificultades para cambiar de oficio, retirarse a un segundo plano, o simplemente jubilarse cuando llega el momento. Sucedi¨® en su d¨ªa con Gonz¨¢lez, y ahora la historia vuelve a repetirse.
A diferencia de otros, Aznar hab¨ªa convertido su anunciada retirada en un elemento m¨¢s de culto a su personalidad. Por fin un pol¨ªtico capaz de irse, alguien que cumpl¨ªa su promesa, que aceptaba sin estruendo la necesidad de dejar paso a otros. Aznar hab¨ªa logrado que incluso buena parte de sus adversarios reconocieran ese gesto: hab¨ªa cumplido su palabra. A otros se les hab¨ªa tenido que echar; ¨¦l se iba por su propio pie. Lo que no nos hab¨ªa dicho Aznar era que esa palabra estaba condicionada a que las cosas se desarrollaran de una determinada manera. Estaba dispuesto a dejar su cargo, s¨ª, pero siempre que su salida fuera por la puerta grande y le asegurara un lugar de gloria y esplendor en la historia. Aznar, el supuesto castellano sobrio, viv¨ªa obsesionado por su propia imagen: su salida deb¨ªa producirse de tal manera que dicha imagen se agrandara.
En todas partes cuecen habas, y que lo de la retirada silenciosa y serena deber ser realmente complicado
Sin embargo, como reza la canci¨®n, "la vida te da sorpresas", y lo que Aznar hab¨ªa previsto de una manera, sucedi¨® finalmente de otra. Al se?alar con el dedo a su sucesor -decisi¨®n aceptada sin chistar por su partido-, al obligar a Rajoy a presentarse a las elecciones como si ¨¦stas fueran un plebiscito de la labor realizada por el propio Aznar, convirti¨® la derrota del PP en su derrota personal, agrandada por la siniestra manipulaci¨®n de la tragedia que ¨¦l mismo llev¨® a cabo en los d¨ªas previos al 14-M. Si se hubiera ido realmente, si hubiera dejado que el partido eligiera al siguiente candidato con libertad, si no se hubiera implicado de manera tan escandalosa en las mentiras del 11-M para intentar ganar las elecciones a cualquier precio, la derrota del PP no habr¨ªa representado necesariamente su propia derrota y la historia habr¨ªa sido benevolente con ¨¦l. Ahora, una vez derrotado, se aferra como puede a sus ¨²ltimos d¨ªas en el poder para seguir enredando. Es incapaz de marcharse.
Pero parece que en todas partes cuecen habas, y que lo de la retirada silenciosa y serena deber ser realmente complicado. Aqu¨ª entre nosotros, en el paisito, nos hemos desayunado ahora con la noticia de que el supuestamente jubilado Arzalluz vuelve a la palestra, esta vez como candidato a la asamblea nacional de su partido. Arzalluz pod¨ªa haberse marchado tranquilamente, neg¨¢ndose a intervenir en lo que ocurriera tras su marcha, y la historia le habr¨ªa perdonado sus exabruptos y equivocaciones de los ¨²ltimos a?os, rescatando para su biograf¨ªa pol¨ªtica otros aspectos relevantes de su personalidad. Pero no supo hacerlo. Quiso seguir interviniendo y al apuntar con el dedo a Egibar, convirti¨® la derrota de ¨¦ste en su propia derrota. Ahora nos cuentan que vuelve, apoyando a Zarraoa en las elecciones al BBB. ?Por qu¨¦ no disfruta tranquilamente de la jubilaci¨®n? ?Para qu¨¦ arriesgarse a un nuevo fracaso? ?Porqu¨¦ no sabr¨¢n irse?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.