Humo y voz

A la pobre Virg¨ªnia Rodrigues no la hab¨ªan avisado de que viajaba a un pa¨ªs de fumadores irredentos. Y cuando aleg¨® ser al¨¦rgica al humo del tabaco ya era tarde. Su presentaci¨®n result¨® un peque?o sufrimiento, y no s¨®lo para ella. Doloroso o¨ªr c¨®mo le costaba alcanzar ciertas notas. Su voz de contralto parec¨ªa, de repente, despojada de arm¨®nicos. No pod¨ªa ser ¨¦sa la Virg¨ªnia Rodrigues que emocion¨® a Caetano Veloso o hizo escribir al cr¨ªtico de The New York Times que su voz est¨¢ hecha para las catedrales. Virg¨ªnia Rodrigues bebi¨® de un vaso que deb¨ªa de contener alcohol con miel o jengibre, porque mejor¨® notablemente su prestaci¨®n. Ofreci¨® una Ma?ana de carnaval espl¨¦ndida, que casi la redimi¨® de todo lo anterior. Lo m¨¢s aplaudido: el solo de pandereta contra las formas rotundas de la cantante en una de las canciones de Mares profundos, disco en el que recupera los afrosambas de Baden Powell y Vinicius de Moraes y los acerca al canto l¨ªrico y la m¨²sica sacra. Esta mujer tiene una buena emisi¨®n, un vibrato adecuado y un timbre bonito. Una voz monocorde, pero rica en arm¨®nicos. Sus m¨²sicos le regalaron un happy birthday instrumental y hasta sopl¨® una velita. No todos los d¨ªas se cumplen cuarenta en el escenario.