Una activista contra el maltrato
La abogada Vanessa Casado coordina en Sevilla la campa?a mundial contra la violencia hacia las mujeres de AI
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Vanessa Casado se sorprendi¨® un d¨ªa en la Universidad al comprobar que su libro de Derecho Penal apenas dedicaba cinco renglones a la violencia dom¨¦stica. Ella hab¨ªa vivido este problema de cerca en su familia y sab¨ªa que era algo muy extendido. Pero entonces, en la "¨¦poca pre Ana Orantes" como ella la llama, nadie hablaba del tema en Espa?a. Empez¨® a investigar, primero por su cuenta y luego con varios prefesores, y acab¨® dedicando su vida a denunciar, prevenir y atender a mujeres v¨ªctimas de estas agresiones.
Esta sevillana de 28 a?os trabaja como asesora legal en la Comisi¨®n de Malos Tratos a Mujeres y hace tres a?os se asoci¨® a Amnist¨ªa Internacional, donde coordina para la provincia la campa?a mundial contra la violencia dom¨¦stica.
Fue una refugiada de la guerra de los Balcanes llamada Tema Hevivovic que desgranaba terribles historias mientras liaba un cigarrillo tras otro la que la catapult¨®, con 16 a?os, hacia la trinchera de los idealistas comprometidos. Iba a hacer un reportaje de los refugiados acogidos en Sevilla para el peri¨®dico del instituto . "La historia se me qued¨® tan gravada en el alma que al d¨ªa siguiente, como si fuera una son¨¢mbula, me present¨¦ de nuevo delante de la puerta de una se?ora mayor que estaba refugiada con sus dos nietos proveniente de Sarajevo", recuerda.
La se?ora era Tema Hevivovic y sus nietos, Muris y Zjenita. Luego llegaron el padre y la madre de los ni?os. Durante dos a?os Vanessa implic¨® a su familia y a casi todo su barrio para ayudar a los Hevivovic. "Cuando entras en contacto con la injusticia sientes la necesidad de responder", dice.
M¨¢s tarde se centr¨® en la violencia contra las mujeres. No duda de que ¨¦ste es un problema que afecta a todos los pa¨ªses, aunque en algunos las mujeres muertas siguen siendo "s¨®lo cifras y no el engranaje de un problema social", como era en Espa?a hasta final de los a?os los a?os noventa. "Las mujeres en general tenemos muy socializada la soledad. No hacemos tanto grupo y hemos aprendido a no responder", advierte, aunque conf¨ªa en que las circunstancias est¨¢n cambiando.
Su experiencia tambi¨¦n le ha servido para tumbar el t¨®pico de que los malos tratos se ceban m¨¢s con las mujeres de clase media y baja. "No tiene nada que ver", asegura. Aunque las de ¨¢mbitos m¨¢s desfavorecido se encuentran con el agravante de que dependen econ¨®micamente del mismo que les agrede. "Es una de las cosas a las que deben responder las autoridades. Tienen que disponer medidas econ¨®micas mucho m¨¢s fuertes para ayudarles porque la realidad econ¨®mica es una de las causantes de que muchas mujeres no se arriesguen a salir de esa situaci¨®n".
Los momentos m¨¢s gratificantes de su labor, dice, los ha vivido cuando se ha encontrado despu¨¦s de varios a?os a mujeres a las que ayud¨®. "A veces ni les he reconocido de lo bien que est¨¢n". Le dedica de una a dos horas diarias en Amnist¨ªa Internacional y ha contagiado su esp¨ªritu a algunos amigos y familiares. "Soy muy pesada", avisa. Pero cree que en Sevilla hay a¨²n "muy pocos solidarios".
www.es.amnesty.org.
El 'despu¨¦s' de Safiya
Amnist¨ªa Internacional (AI) naci¨® a principios de los a?os sesenta despu¨¦s de que un abogado brit¨¢nico leyera en un peri¨®dico que varios portugueses hab¨ªan sido encarcelados por brindar por la libertad en tiempos de la dictadura de Salazar. Espantado pag¨® un anuncio en prensa para pedir un env¨ªo masivo de cartas reclamando la liberaci¨®n de los detenidos. As¨ª sigue funcionando Amnist¨ªa, y as¨ª logra a veces frenar atropellos contra los derechos humanos como fue evitar la lapidaci¨®n de Safiya y Amina, dos nigerianas condenadas a morir atendiendo a b¨¢rbaras interpretaciones de la shar¨ªa isl¨¢mica.
En Espa?a est¨¢n afiliados unos 25.000 voluntarios. En Sevilla, unos 700, el doble que hace dos a?os. "En Amnist¨ªa hay un antes y un despu¨¦s de Safiya", indica la coordinadora del grupo local de Sevilla, Georgina Botebol. "Trabajamos con conceptos que no tienen cara, como la libertad de expresi¨®n, y Safiya fue nuestra primera cara", reflexiona. Para la gente es m¨¢s f¨¢cil identificarse con una mujer abrazada a su beb¨¦ que a un concepto abstracto por muy valioso que sea.
La campa?a que coordina Vanessa Casado es ahora mismo "la estrella" y el punto de inflexi¨®n en la estrategia de la ONG. Por vez primera han roto con una de sus reglas de oro, la de no inmiscuirse en casos del pa¨ªs propio, para entrar a fondo a investigar y denunciar casos de violencia machista. Adem¨¢s, explica Botebol, la organizaci¨®n sigue actuando en Nigeria para exigir la abolici¨®n de la pena de muerte -hay casi 500 personas en espera de ser ejecutadas- y tiene una campa?a espec¨ªfica para combatir las ejecuciones de menores o de personas que cometieron el delito antes de los 18 a?os. Estados Unidos es el pa¨ªs donde se han registrado m¨¢s casos desde 1990. Otra de las campa?as de la organizaci¨®n denuncia la existencia de medio mill¨®n de ni?os soldado y la venta de armas.
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