Norte y Sur
No es extra?o que aqu¨ª, en el pa¨ªs de los vascos, hasta los ejemplares m¨¢s espesos de la fauna pol¨ªtica acudan a dar saltos, cargados de energ¨ªa y entusiasmo febril, a los conciertos de los Rollling Stones. Todos est¨¢n contentos de haberse conocido y, sobre todo, todos est¨¢n extraordinariamente satisfechos porque Euskadi va bien. La Fundaci¨®n La Caixa acaba de publicar su Anuario Social de Espa?a, en donde el Pa¨ªs Vasco destaca en casi todos los par¨¢metros por encima del resto de comunidades aut¨®nomas. Parece que los t¨¦cnicos que confeccionan estos mapas sociales, gentes muy estudiadas, nos quieren demostrar a golpe de estad¨ªstica la existencia fatal de eso que dio en llamarse las dos Espa?as y que, por el momento, ha servido para dar pasto a cientos de guiones de filmes generalmente infectos bautizados como "cine espa?ol".
No s¨¦ si me convencen, a pesar de la fuerza de las cifras, esta clase de an¨¢lisis en donde las fronteras entre el Norte y el Sur aparecen trazadas con un brochazo negro como el toro de Osborne. Es ese toro negro troquelado que salpica con su silueta semental las carreteras de la Gu¨ªa Michel¨ªn lo que, en el fondo, revalida el estudio de La Caixa. El toro tiene siempre la raz¨®n, parece que nos dicen. El toro nunca cambia. Hay que cambiarlo todo, como en El gatopardo, para que el toro siga en donde est¨¢, en esa carretera nacional, en ese alcor, para que Bigas Luna pueda seguir rodando en los Monegros dramas surrealistas llenos de aceite, tetas y jamones ib¨¦ricos.
El mapa de la riqueza sigue igual. Navarra, Pa¨ªs Vasco y Madrid son las comunidades m¨¢s ricas y m¨¢s cultas, m¨¢s sanas y m¨¢s listas. Habr¨¢ quien diga -y creo que alg¨²n soci¨®logo arriscado de alguna universidad norteamericana lo ha hecho ya por escrito- que es todo una cuesti¨®n de gen¨¦tica, que esto de la riqueza y la pobreza es pura biolog¨ªa: se nace pobre igual que se nace moreno, bizco o con un antojo en la mejilla izquierda. Si tienes la desgracia de nacer en Castilla-La Mancha, Andaluc¨ªa, Galicia o Extremadura es posible que seas m¨¢s bajito, m¨¢s pobre e ignorante que si naces, por ejemplo, en la Atenas del Norte bilba¨ªna.
Qu¨¦ quieren que les diga. Las cifras son las cifras, pero tengo para m¨ª que hay par¨¢metros, cosas, sentimientos, asuntos que no pueden calibrarse con el calibre fr¨ªo de las estad¨ªsticas ni desde los despachos de una entidad bancaria. Conozco ricas ciudades del Norte en donde dedicarse a escribir o a pintar (se lo contaba el s¨¢bado pasado en este mismo espacio) es ser un individuo sospechoso. Y conozco ciudades del Sur en donde a los poetas los reciben con banda de m¨²sica. Yo he visto a Jos¨¦ Hierro y a Antonio Gamoneda, a Robbe Grillet o a J¨¹nger dirigirse a un desierto en mi ciudad del Norte. Quiz¨¢s es que ese d¨ªa hab¨ªa partido. O quiz¨¢s que tocaban los Stones en el campo de f¨²tbol, vaya usted a saber.
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