Los kurdos de Siria salen del ostracismo
Damasco dice que no tiene problemas con esta minor¨ªa ¨¦tnica de dos millones y minimiza los incidentes de Hasaka
En la Universidad de Alepo, la segunda ciudad de Siria, a 350 kil¨®metros de Damasco, los estudiantes acuden a la clase ante la mirada curiosa unas veces, e indiferente la mayor¨ªa, de decenas de polic¨ªas. "Es una vigilancia normal", asegura un agente, pero los estudiantes sonr¨ªen y niegan con la cabeza cuando son interpelados. Hace dos semanas, el campus fue el escenario de incidentes entre la polic¨ªa y estudiantes kurdos que conmemoraban la matanza de Halajba, en Irak, cuando Sadam Husein asesin¨® con gas mostaza a 5.000 kurdos. Aunque Sadam era un enemigo de Siria y de todos los kurdos, la manifestaci¨®n ten¨ªa que haber sido pac¨ªfica, pero esta vez la protesta se desarroll¨® 24 horas despu¨¦s de que en la regi¨®n de Hasaka, a 600 kil¨®metros de la capital Damasco estallaran unos violentos incidentes que, oficialmente causaron la muerte de 20 personas -14 kurdos y seis ¨¢rabes, entre ellos varios polic¨ªas-. Cifras facilitadas por organizaciones kurdas en el extranjero elevan el n¨²mero a 40.
"Toda la regi¨®n de Oriente Pr¨®ximo se halla en un estado de incertidumbre"
Los kurdos en Siria son una minor¨ªa de dos millones de personas sobre una poblaci¨®n de 18 millones. No existen formaciones pol¨ªticas ni asociaciones exclusivamente kurdas. Tampoco se ense?a kurdo en las escuelas sirias, ni se imprimen libros o peri¨®dicos en esta lengua, que queda reducida al ¨¢mbito familiar. "Es mejor as¨ª", comentan algunos kurdos residentes en Alepo. Algunos de sus representantes en el extranjero denuncian que desde 1995 se les impide celebrar algunas fiestas importantes del calendario kurdo, como la fiesta de Nowroz (A?o Nuevo), y que cerca de 200.000 kurdos no tienen nacionalidad como resultado de un censo elaborado en 1962.
"Hist¨®ricamente, Siria ha ayudado a los kurdos que hu¨ªan de Turqu¨ªa e Irak. Muchos de ellos piden la nacionalidad siria, lo que debe de resolver despu¨¦s dentro del marco jur¨ªdico", asegura Mahdi Dahlala, director de Dar al Baaz, el peri¨®dico m¨¢s importante de Siria y ¨®rgano oficial del partido en el poder.
Alepo, habitada seg¨²n la tradici¨®n desde los tiempos de Abraham, es un punto geogr¨¢fico donde conviven ¨¢rabes, turcomanos, armenios y kurdos, que suponen la minor¨ªa ¨¦tnica m¨¢s importante del pa¨ªs, concentrada en el noreste del pa¨ªs. Los kurdos, como cualquier sirio, est¨¢n obligados a realizar el servicio militar y pueden acceder a cargos de responsabilidad tanto en la Administraci¨®n como en el partido Baaz. "Siria ha tenido cuatro presidentes de la Rep¨²blica y dos primeros ministros kurdos. No hay un problema kurdo en Siria", dice el primer ministro, Mohamed Naji Otri, quien apunta a que las tensiones ¨¦tnicas de las ¨²ltimas semanas vienen de fuera, es decir desde Irak.
Pero aunque se acepta la existencia de un grupo ¨¦tnico kurdo, las autoridades se niegan a aceptar la expresi¨®n Kurdist¨¢n sirio. La zona de los disturbios es la fuente de gran parte de la producci¨®n de petr¨®leo del pa¨ªs, de trigo y algod¨®n. Sus lazos con el Kurdist¨¢n iraqu¨ª no se limitan al paisaje. "Toda la regi¨®n, no s¨®lo Siria, se encuentra en un estado de incertidumbre y tenso. No hay familias en el noroeste de Siria sin parientes en Irak. Tienen en com¨²n much¨ªsimas cosas, desde las tradiciones a la gastronom¨ªa. Por eso la influencia de lo que ocurre en Irak es autom¨¢tica. Siria no puede gozar de estabilidad si Irak no es estable", advierte en Damasco Dahlala.
Aunque las versiones de los choques de Hasaka, el 12 y 13 de marzo, difieren seg¨²n la fuente,coinciden en que en el origen est¨¢ la influencia del Kurdist¨¢n iraqu¨ª. El Gobierno sirio reconoce que escuelas, dep¨®sitos de alimentos y edificios oficiales fueron incendiados. Hubo que enviar compa?¨ªas especiales de polic¨ªa desde la capital y se tard¨® varios d¨ªas en restablecer la seguridad.
Damasco asegura que kurdos infiltrados desde Irak enarbolaron banderas de Estados Unidos y retratos del presidente George W. Bush "una prueba de la injerencia externa", se?alan. "Vinieron desde Irak, pero no eran kurdos, sino ¨¢rabes", explica Walid, polic¨ªa de origen kurdo que por la tarde redondea su sueldo haciendo trabajos de alba?iler¨ªa. "Los ¨¢rabes que ven¨ªan de Irak comenzaron a gritar consignas a favor de Sadam, y eso fue una provocaci¨®n".
Amnist¨ªa Internacional afirma que el 9 de marzo, fecha en que se aprob¨® la Constituci¨®n iraqu¨ª que reconoce como lengua oficial el kurdo, se produjeron detenciones en Al Qamishly durante unas manifestaciones que celebraban la aprobaci¨®n del texto en el pa¨ªs vecino, lo que, seg¨²n la organizaci¨®n, demostrar¨ªa que todo comenz¨® antes del partido de f¨²tbol. Hay m¨¢s minor¨ªas implicadas en el problema. Una fuente de Hasaka, de origen cristiano, asegur¨® que "los kurdos han ido echando de la zona a los cristianos en los ¨²ltimos a?os y se han apropiado de todo".
"Los recientes disturbios han sido distorsionados desde el exterior por medios que han exagerado el problema", afirma Mahdi Dahlala, fiel a la consigna de minimizar los acontecimientos. Sin embargo, la actitud del Gobierno sirio respecto a la minor¨ªa kurda en Oriente Pr¨®ximo ha cambiado en los ¨²ltimos a?os. Tras apoyar incondicionalmente la lucha de los kurdos contra Sadam y hacer la vista gorda ante los terroristas que actuaban en Turqu¨ªa, en 1998 el fallecido presidente Hafed el Assad decidi¨® retirar el apoyo a la guerrilla del Partido Comunista del Kurdist¨¢n (PKK) enfrentado al Gobierno de Ankara. La colaboraci¨®n entre ambos pa¨ªses volvi¨® a ponerse de manifiesto con la entrega por parte de Damasco de 22 turcos implicados en los atentados contra varias sinagogas de Estambul en diciembre, donde resultaron muertas m¨¢s de 60 personas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.