La caja de Pandora

La caja de Pandora se ha abierto de par en par en Irak. No figuraba en el gui¨®n escrito por la Administraci¨®n de Bush este levantamiento chi¨ª en Bagdad, Diwaniya, Nasiriya, Basora y otras ciudades. Las tropas de ocupaci¨®n, entre ellas las espa?olas de la Brigada Plus Ultra, han entrado en combate. No era ¨¦se su cometido en zonas que se hab¨ªan presentado como tranquilas por el Gobierno saliente. Los 550 soldados japoneses han suspendido sus labores de reconstrucci¨®n. El caos que se ha apoderado de Irak se empe?a en socavar unos planes y un calendario dictados no por las necesidades sobre el terreno, sino por la campa?a electoral de Bush para su reelecci¨®n en noviembre. El plan de entregar nominalmente el poder el 30 de junio a un Gobierno provisional que se regir¨¢ por una llamada Constituci¨®n provisional, que la mayor¨ªa chi¨ª de Irak no acepta, puede quedar en farsa, papel mojado, o peor a¨²n, contribuir a echar le?a al fuego.

La rebeli¨®n de una parte de la mayor¨ªa chi¨ª ha sido espoleada por M¨²qtada al S¨¢der, al que el administrador Paul Bremer cerr¨® un peri¨®dico y que ahora intenta arrestar. Pero ayer mismo, en un gesto de protecci¨®n y de mofa, M¨²qtada viaj¨® a refugiarse en la ciudad santa de Nayaf, donde reside el m¨¢ximo l¨ªder espiritual de los chi¨ªes, el gran ayatol¨¢ Sistani, cuya tranquila autoridad tambi¨¦n est¨¢ desafiando el joven l¨ªder radical. Y chi¨ªes leales al incendiario cl¨¦rigo est¨¢n tomando posiciones en esta ciudad.

Los diversos enfrentamientos de estos d¨ªas han producido un centenar de muertes entre los chi¨ªes y varios fallecidos entre los soldados de las fuerzas ocupantes, incluido un ucranio. Es un paso m¨¢s en lo que no cabe sino calificar de guerra civil. A las tensiones entre chi¨ªes, sun¨ªes y kurdos se suma ahora una lucha entre los propios chi¨ªes, y de muchos de ellos contra unos ocupantes que han de hacer frente a estos retos, a la resistencia sun¨ª y al terrorismo de elementos ¨¢rabes extranjeros. No puede sorprender que en tales condiciones, y aunque resulte impopular en EE UU, el Pent¨¢gono estudie llevar m¨¢s tropas. Los poco m¨¢s de 100.000 militares estadounidenses no bastan, ni siquiera con el a?adido de empleados privados de seguridad que han llevado a una indeseable privatizaci¨®n de la guerra.

En un momento delicado de relevo del contingente de la Brigada Plus Ultra, la base espa?ola en Diwaniya tambi¨¦n fue ayer atacada, y otras plazas puestas en serios apuros pese a los esfuerzos de di¨¢logo de los militares espa?oles. Si la funci¨®n principal de estas tropas acaba siendo la de asegurar su propia defensa, m¨¢s vale que regresen. Irak se ha convertido, de la mano de la temeridad de Bush, en un esperpento. Desgraciadamente, el problema es de todos, pero mientras las diversas poblaciones sigan considerando a las fuerzas extranjeras como ocupantes no habr¨¢ soluci¨®n posible.