Palazuelo, manual, mental y espiritual
La concesi¨®n, a los 88 a?os, del Premio Vel¨¢zquez de las Artes Pl¨¢sticas 2004 a Pablo Palazuelo es oportuna porque supone el reconocimiento a una trayectoria art¨ªstica marcada por la honestidad, el rigor y la depuraci¨®n formal. El de Palazuelo ha sido un camino clarividente, acorde con el pulso de su tiempo. Se inici¨® con una figuraci¨®n abierta, a la que sigui¨® una lectura propia del cubismo anal¨ªtico para culminar en su personal¨ªsima abstracci¨®n geom¨¦trica, entre pitag¨®rica y m¨ªstica, que construye a partir de figuras poligonales que plasma sobre la superficie del cuadro en el que el color ejerce un papel esencial. En el fondo, Palazuelo es un poeta de la geometr¨ªa que dispone en el espacio unas formas que act¨²an de mandalas y que ejercen sobre el espectador un magnetismo que le acerca al mundo del zen, a la c¨¢bala o a las estructuras de ciertos compuestos moleculares, en un punto donde se encuentran la energ¨ªa f¨ªsica y la ps¨ªquica. Desde la d¨¦cada de 1950, sus cuadros, sus grabados, sus esculturas, han seguido un proceso de con-formaci¨®n inmerso en un estado permanente de trans-formaci¨®n que, en una ampl¨ªsima variedad, respira una unidad conceptual y est¨¦tica inconfundible. Y a¨²n, camino de los 90 a?os, Palazuelo sigue en plena forma, vital, trabajando cada d¨ªa en su estudio, prosiguiendo sus lecturas y viajando regularmente al taller del mataron¨¦s Pere Casanovas, donde siempre ha realizado sus esculturas, para elaborar sus pr¨®ximas obras, una producci¨®n lenta, pausada, meditada pero continua.
Con este premio se distingue tambi¨¦n a un artista que a mi juicio es un aut¨¦ntico ejemplo de comportamiento moral e intelectual, un ciudadano de una integridad ¨¦tica ejemplar, que ha seguido una trayectoria basada ¨²nicamente en el trabajo, la autoexigencia y la reflexi¨®n, siempre alejado de cualquier cen¨¢culo que pudiera perturbar su actividad. Como un eremita, vive y trabaja en su finca de Galapagar, a su ritmo, de acuerdo con los flujos de sus meditaciones y amplias lecturas filos¨®ficas y cient¨ªficas. Tuvo la suerte de disfrutar de una formaci¨®n privilegiada, que supo aprovechar. Estudi¨® arquitectura en Madrid, Oxford y Londres y vivi¨® en Par¨ªs casi 20 a?os, trabajando con Aim¨¦ Maeght y junto a su entra?able amigo Chillida, un periodo en el que altern¨® el estudio de la obra de Piet Mondrian, Paul Klee y Vasili Kandinsky con la filosof¨ªa, la poes¨ªa y la m¨ªstica oriental, conformando el momento a partir del que arte y pensamiento se convierten en las fuerzas motoras de su creaci¨®n.
Por eso, su abstracci¨®n es tan personal, distinta de los abstractos l¨ªricos, mat¨¦ricos o geom¨¦tricos, y tiene esa profundidad metaf¨ªsica que procede de una reflexi¨®n an¨ªmica y que se materializa en esas obras rotundas que no saben de estilos, tiempos o generaciones. Por este motivo, probablemente es el artista de mayor edad vivo que m¨¢s interesa a pintores como Barcel¨®, Sicilia, Broto, Usl¨¦... y a los cr¨ªticos m¨¢s j¨®venes. Un fen¨®meno realmente excepcional en la historia del arte contempor¨¢neo.
Aun siendo un artista madrile?o muy enraizado en los c¨ªrculos culturales de la capital, Palazuelo ha mantenido una estrecha relaci¨®n con Barcelona. A partir de 1977 expuso varias veces en la Galer¨ªa Maeght de la mano de Paco Farreras, despu¨¦s lo hizo con Carles Tach¨¦ (1987), ¨²ltimamente lo ha hecho en la Galer¨ªa Joan Prats (1997 y 2003), y en estos momentos el Macba, donde ya estuvo en 1996, le est¨¢ preparando una amplia retrospectiva para el a?o 2006. Adem¨¢s, encontramos en diferentes espacios p¨²blicos de nuestra ciudad la huella de Palazuelo. La m¨¢s voluminosa la constituyen las pinturas sobre vidrio de la linterna-impluvium del Auditori que hizo en 1999, pero tambi¨¦n tenemos la escultura Albula, alegor¨ªa
a la poes¨ªa que en 1995 dedic¨® a Verdaguer, la gran pieza Landa V plantada en 1985 en el parque de la Espanya Industrial y las planchas en forma de V situadas en la Diagonal frente a la sede central de La Caixa. Sin olvidar los dibujos, pinturas y esculturas que forman parte de la colecci¨®n del Macba, y evidentemente, el hecho de que Palazuelo eligiera Barcelona en 1977 para presentar sus primeras esculturas realizadas en el taller de Casanovas, que tuve el honor de presentar.
Palazuelo se inici¨® en la pintura, a la que define como una caligraf¨ªa, como una escritura ideogr¨¢fica que va aflorando y la incursi¨®n en la escultura supuso hacer volum¨¦tricas sus planimetr¨ªas y crear a trav¨¦s de superficies planas unos espacios penetrables, visual y f¨ªsicamente, que obedecen a los mismos principios geom¨¦tricos y estructurales de su pintura, pero que, manteniendo el mismo grado de intimidad y po¨¦tica, adquieren otra dimensi¨®n.
Sin embargo, tengo para m¨ª que para entender a Palazuelo, adem¨¢s de haberse extasiado delante de sus obras, es imprescindible haber le¨ªdo sus textos, sin los que es dif¨ªcil comprender en su totalidad sus "formas primordiales", de rigurosa estructuraci¨®n geom¨¦trica pero ilimitada capacidad simb¨®lica. Su libro Escritos. Conversaciones, publicado por el Colegio de Aparejadores y Arquitectos T¨¦cnicos de Murcia en 1998, es uno de los m¨¢s atractivos textos de teor¨ªa del arte editados en el siglo XX, una literatura esencial para comprender de una manera cabal las ideas de este fil¨®sofo de la pl¨¢stica que a trav¨¦s de una reflexi¨®n sobre la geometr¨ªa, la visi¨®n, el espacio, la materia, la energ¨ªa, el cosmos, la naturaleza, los mantras, los yantras, lo oriental y lo occidental, la m¨²sica, la poes¨ªa, etc¨¦tera, nos descubre su gnosolog¨ªa del arte, un arte que nace tanto de las manos como de la mente.
Daniel Giralt-Miracle es cr¨ªtico de arte.
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