Hostilidad oculta

En el futuro existir¨¢n guerras invisibles. La nanotecnolog¨ªa y las biomodificaciones impedir¨¢n que las armas se vean, porque el cuerpo humano en s¨ª mismo ser¨¢ un arma de destrucci¨®n masiva. La segunda entrega del t¨ªtulo creado por el genial Warren Spector retoma la medicina avanzada como argumentaci¨®n para dibujar un mundo ulterior l¨²gubre, desigual e injusto. La gente se mueve por intereses y las compa?¨ªas no tienen competencia; tienen enemigos y su forma de combatirlos es el terrorismo. Una guerra invisible, permanente y con nulas esperanzas de un futuro mejor. Todo empieza con un brutal ataque que arrasa la ciudad de Chicago. El responsable es un kamikaze armado con un frasco de un destructivo virus nanotecnol¨®gico capaz de diluir la materia.

Alex D., en forma de hombre o mujer seg¨²n decida el jugador, es un habitante m¨¢s de este caos. Tras ser evacuado de Chicago, llega a un reformado Seattle para seguir con su preparaci¨®n a base de biomodificaciones en la academia Tarsus. Pero no le ser¨¢ posible pues un ataque realizado por una secta provocar¨¢ que tambi¨¦n deba huir de ah¨ª. En su escapada todas sus convicciones se tambalear¨¢n y se cuestionar¨¢ si no est¨¢ en el bando equivocado. A partir de ese momento el p¨²blico es totalmente libre. Como buen juego de rol, la decisi¨®n de realizar las misiones, seg¨²n se las van proponiendo los personajes, es exclusiva del usuario. De esta forma se alinear¨¢ con unos o con otros, o con ambos, convirti¨¦ndose en agente doble. Suya ser¨¢ tambi¨¦n la decisi¨®n de c¨®mo conseguir dinero o c¨®mo lograr sus objetivos. Puede usar el di¨¢logo o la infiltraci¨®n, hacer favores, trabajar o emplear la fuerza. Cada uno con sus consecuencias.

La historia es profunda; las organizaciones, complejas, y el escenario, vasto. Todos los ingredientes necesarios para crear un excelente juego de rol y Deus ex: invisible war lo es. La ambientaci¨®n del Alto y Bajo Seattle podr¨ªa llevar la factura de Ridley Scott. La ciudad, adem¨¢s de estar dividida horizontalmente para separar la purria de los que nadan en la abundancia, est¨¢ repleta de rincones donde no se ha olvidado ni un detalle. La iluminaci¨®n, perfectamente aplicada, tiene un papel muy importante pues para pasar inadvertido hay que realizar movimientos silenciosos y andar por las sombras. Se ha utilizado la visi¨®n en primera persona, que permite una aproximaci¨®n m¨¢s ¨ªntima con los dem¨¢s personajes y, al mismo tiempo, deja adivinar el nivel de detalle con que est¨¢n creados, as¨ª como disfrutar de su expresividad facial.

Los atributos y las habilidades de los personajes son la otra caracter¨ªstica imprescindible para englobar un t¨ªtulo en el g¨¦nero del rol. En este disco se utilizan las biomodificaciones para cambiar las facultades del protagonista. Se ha dividido el cuerpo en cinco partes: cr¨¢neo, ojos, esqueleto, brazos y piernas. Cada una de ellas puede modificarse ingiriendo soluciones que mediante nanotecnolog¨ªa las potencia en una u otra direcci¨®n. Desde visi¨®n en la oscuridad hasta camuflaje t¨¦rmico. Existen modificaciones legales y de contrabando, y estas ¨²ltimas permiten la infiltraci¨®n en ordenadores o el control de robots mentalmente. En cada parte del cuerpo s¨®lo puede haber una biomodificaci¨®n y si se cambia por otra se pierden los poderes de la que se instal¨® primero.

La orquestaci¨®n es casi inmejorable. La cantidad de armas y la variedad de objetos aseguran entretenimiento por muchas horas. Estropea esta elegante obra que no se haya doblado al castellano (se ha traducido por medio de subt¨ªtulos) y que el motor gr¨¢fico Havoc, tan bueno para mostrar detalles y simular la f¨ªsica, se vuelva algo torp¨®n cuando se le pide reacci¨®n inmediata en las secuencias de acci¨®n. Los puristas le reprochar¨¢n a Spector que para permitir el acceso al t¨ªtulo en las consolas (el primer Deus ex era s¨®lo para compatibles) se haya descafeinado la complejidad de la definici¨®n del personaje. ?l podr¨¢ defenderse alegando que el primer t¨ªtulo fue excelente, pero sus ventas fueron testimoniales.