Demasiado jaleo
El tema de la segunda novela de Zadie Smith es la filograf¨ªa, una palabra que se?ala el coleccionismo de aut¨®grafos. Quien se dedica a esto busca algo m¨¢s que conseguir la firma o dedicatoria de un famoso o notable. Alex-Li Tandem, el protagonista de la narraci¨®n, comercia con aut¨®grafos: los compra y los vende. Tambi¨¦n persigue certificar la autenticidad de la letra estampada. Es su negocio y su obsesi¨®n, sobre todo si se trata de la caligraf¨ªa de Kitty Alexander, una actriz de cine retirada y de renombre en la d¨¦cada de los cincuenta. El coleccionista se siente poderoso con la idea de que es ¨¦l quien preserva o destruye la memoria caligr¨¢fica de otro.
Es un buen tema este de los aut¨®grafos, sin embargo, Zadie Smith no logra que la historia funcione pues sus personajes no aciertan en su representaci¨®n. Eso, al margen de que a algunos lectores la novela les resulte entretenida y que entre sus p¨¢ginas habite el talento joven que ya demostraba Smith en Dientes blancos. Pero en ¨¦sta, hay demasiado bullicio.
EL CAZADOR DE AUT?GRAFOS
Zadie Smith
Traducci¨®n Ana Mar¨ªa de la Fuente
Salamandra. Barcelona, 2003 380 p¨¢ginas. 17,50 euros
Zadie Smith (Londres, 1975) sit¨²a la acci¨®n en un barrio de Londres. (En la primera parte de la novela, pues en la segunda el protagonista se desplaza a Nueva York para asistir a una convenci¨®n de coleccionistas de aut¨®grafos). Dec¨ªa que Smith pone a sus personajes en un barrio londinense, y si en Dientes blancos fue Willesden Green, ahora es Mountjoy.
Tema y territorio podr¨ªan ser provechosos si a los personajes no les acompa?ara una algarab¨ªa excesiva que desorganiza la historia. Est¨¢ el mestizaje. El protagonista es un anglochino cuya novia es negra y jud¨ªa; est¨¢ la religi¨®n y las drogas con sus respectivas m¨ªticas y alucinaciones. Hay gui?os constantes a gente conocida, chistes, y una pesada y superficial carga de referencias cinematogr¨¢ficas. El coleccionista de aut¨®grafos contiene una historia apresurada, estridente, aunque algunas veces brille el talento. Pero otra cosa es la novela que resulta.
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