Expulsiones preventivas
Italia, un pa¨ªs tradicionalmente despreocupado y abierto, empieza a guarecerse detr¨¢s de barricadas y cordones policiales. Las festividades de Semana Santa han constituido una especie de ensayo general de las medidas de seguridad decididas por el Ministerio del Interior despu¨¦s del 11-M madrile?o; algunas de esas medidas permanecer¨¢n por un plazo indefinido, quiz¨¢ para siempre: la barrera antikamikaze del palacio del Quirinal, sede de la Presidencia de la Rep¨²blica, por ejemplo, o el cord¨®n policial en torno a monumentos especialmente representativos, como la bas¨ªlica de San Pedro, el Duomo de Mil¨¢n o la Torre de Pisa.
La protecci¨®n pasiva, sin embargo, desempe?a un papel secundario en el programa de los servicios antiterroristas. El principal objetivo, que una fuente policial reconoce "dif¨ªcil", es anticiparse a posibles atentados. Para ello se ha comenzado a controlar los pisos alquilados a personas originarias de "pa¨ªses de riesgo" (Marruecos, Egipto y Argelia, por ejemplo); a pedir a las agencias de viajes con clientela extracomunitaria de esos mismos pa¨ªses que informen sobre los billetes que venden; y se exige a las agencias de alquiler de autom¨®viles que informen inmediatamente a la polic¨ªa si alguna persona de aspecto m¨¢s o menos ¨¢rabe o norteafricano contrata un coche y paga en efectivo. Los libros de registro de los hoteles son examinados diariamente.
El Vaticano y la Torre de Pisa encabezan la lista de riesgo del Ministerio del Interior, seguidos de sinagogas y catedrales cat¨®licas
En caso de duda, se organizan redadas. La semana pasada, el Ministerio del Interior lanz¨® una en todo el pa¨ªs y detuvo a 161 personas sospechosas de pertenecer a movimientos isl¨¢micos extremistas o de simpatizar con ellos. El Gobierno italiano se reserva el derecho de expulsar del pa¨ªs por v¨ªa ejecutiva, sin juicio ni cargos formales, a quienes considere "peligrosos". Ese procedimiento, utilizado ya en varias ocasiones, se acompa?a de otro conocido como "observaci¨®n especial". A principios de esta semana, por ejemplo, la polic¨ªa de Roma estableci¨® el seguimiento continuo de una veintena de inmigrantes a los que consideraba potenciales miembros "durmientes" de grupos terroristas (personas en situaci¨®n legal y con empleos m¨¢s o menos estables, preparadas para ejecutar atentados en un momento determinado), con el prop¨®sito de conocer con exactitud qu¨¦ hac¨ªan en cada momento del d¨ªa. Se trataba de varones de entre 25 y 40 a?os de origen marroqu¨ª (la mayor¨ªa), argelino, tunecino y egipcio, con documentos de residencia y dominio de la lengua italiana.
Esa presi¨®n policial tiene sus riesgos, subrayados por asociaciones de inmigrantes, grupos defensores de los derechos humanos y partidos de izquierdas. El mayor problema radica en que personas perfectamente inocentes son consideradas sospechosas y se sienten acosadas sin raz¨®n. Secundariamente, algunas de esas personas, o parte de la comunidad musulmana a la que pertenecen, pueden encontrar en la presi¨®n policial injustificada una raz¨®n para simpatizar con grupos extremistas.
Las redes de metro de Mil¨¢n y Roma, los aeropuertos, las estaciones de ferrocarril y los edificios gubernamentales son considerados objetivos potenciales de un ataque terrorista, y disponen de la m¨¢xima protecci¨®n policial posible. Pero lo que m¨¢s se teme es un posible atentado contra s¨ªmbolos religiosos y culturales. El Vaticano y la Torre de Pisa encabezan la lista de riesgo del Ministerio del Interior, seguidos de sinagogas y catedrales cat¨®licas. El prefecto de Roma, Acquille Serra, pidi¨® el lunes a todos los ciudadanos que participaran en los planes de seguridad y denunciaran "cualquier objeto, cualquier movimiento, cualquier persona" que resultaran sospechosos.
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