El emperador del Ali kate
'Bradem', pionero del culturismo bilba¨ªno y escolta de Mar¨ªa Callas, reniega de las t¨¦cnicas modernas
A Jos¨¦ Luis Benito, Bradem, le pones una t¨²nica y una corona de laurel en la cabeza y parece "Yo Claudio". Con el paso del tiempo la cabeza de este hombre se asemeja cada vez m¨¢s a la de un emperador romano, pero el tronco sigue siendo tan fornido como el de un gladiador y no digamos las extremidades cimentadas en dos piernas y dos brazos como las columnas de H¨¦rcules. En cuanto Bradem te da las buenas tardes con esa voz grave que retumba en las paredes, se anuncia un poder¨ªo f¨ªsico forjado en su m¨ªtico Ali-Kate , el primer gimnasio que se abri¨® en Bilbao, cuna de luchadores, culturistas y tarzanes.
Hablar del Ali-Kate es viajar cuarenta a?os en el t¨²nel del tiempo. Aqu¨ª todo sigue tan igual como cuando abri¨® sus puertas en 1965, cuando tom¨® el relevo a la clausurada secci¨®n de lucha y pesas del Club Deportivo de Bilbao. Desde entonces ha mantenido sus rasgos rom¨¢nticos y premodernistas y hoy sigue siendo lo que era, neg¨¢ndose tozudamente a emplear las nuevas m¨¢quinas, convertido en templo, en reliquia, en pura arqueolog¨ªa del m¨²sculo, por el Gran Bradem que a sus 72 a?os contin¨²a oficiando de Sumo Sacerdote en este callej¨®n de la calle Monte Izaro.
Si hay algo que la saca de quicio, y que le cabrea, son los que van de listos
Para Jos¨¦ Luis Benito existe una relaci¨®n directa entre la lucha libre y el culturismo. Cuando a principios de los a?os 50 dej¨® la grecorromana para pasarse al Catch fueron aquellos m¨ªticos luchadores profesionales que llenaban la Plaza de Toros de Bilbao quienes m¨¢s y mejor conoc¨ªan los secretos del culturismo. "Con ellos descubrimos este deporte", afirma Bradem, aunque matiza con ese vozarr¨®n que suena como una de esas palmadas que te hacen perder la verticalidad: "En realidad a m¨ª me li¨® Manuel L¨®pez Urionabarrena, un se?or que acababa de regresar de la II Guerra Mundial. Antes de alistarse en el ej¨¦rcito franc¨¦s hab¨ªa practicado la lucha grecorromana. Cuando lleg¨® a Bilbao me anim¨® a fundar la secci¨®n de lucha grecorromana del Deportivo y ah¨ª fue donde empezamos a trabajar con pesas rudimentarias dise?adas por nosotros mismos. Practic¨¢bamos, sin saberlo, "complementos de alto rendimiento", como dicen los cursis convencidos de haber inventado la cuadratura del c¨ªrculo".
Si hay algo que saca de quicio a Bradem son los que van de listos. Los elementos de su vetusto y humilde gimnasio son esencialmente mec¨¢nicos, primitivos. Sin embargo, con esos mismos aparatos rudimentarios y su sabidur¨ªa, cientos de afectados por traumatismos como la espondilitis anquilosante o la escoliosis se han rehabilitado entre estas cuatro sudadas paredes, sobre las que cuelgan fieros retratos de viejos luchadores que han dejado una imagen para el recuerdo, despu¨¦s de haber trabajado aqu¨ª sus pectorales, llaves y golpes.
Bradem que tiene la estructura ¨®sea de un cachalote, sabe lo que es enderezar desviaciones de columna, regenerar cervicales y aderezar lumbares. Tambi¨¦n conoce el arte de fortalecer b¨ªceps, tr¨ªceps, abdominales, femorales y deltoides. ?l mismo es un compendio viviente de sus propias teor¨ªas, un tratado atl¨¦tico que, alejado del narcisismo postmoderno, predica la salud como meta.
En su biograf¨ªa a¨²n quedan muchas l¨ªneas por escribir, pero hay p¨¢rrafos que hicieron historia. Uno de ellos tuvo lugar el convulso a?o en que Mar¨ªa Callas vino a Bilbao. La actuaci¨®n de la Primma Donna coincidi¨® con el escandaloso romance que manten¨ªa entonces con el armador griego Arist¨®teles Onassis. Aquel l¨ªo fue lo suficientemente gordo como para que los paparazzi de medio mundo se empe?aran en no dejarles respirar ni un solo momento.
Lo cierto es que la Callas lleg¨® a Bilbao, una ciudad en la que no resultaba precisamente f¨¢cil contratar los servicios de un par de gorilas. El caso es que a alguien de la ABAO se le ocurri¨® pensar en Bradem. Y all¨ª se fue nuestro hombre, a recibir a la Diva, acompa?ado de Camaguey, una estrella del Cat-ch que con su sola presencia daba el suficiente miedo como para alejar al mayor y m¨¢s peligroso enjambre de periodistas latosos que jam¨¢s se hab¨ªa visto por estos lares.
En previsi¨®n de males mayores nadie os¨® robar una foto de Maria Callas, la voz grave de sietemachos de Bradem persuadi¨® a todos con esa sencillez de la que suele hacer gala: "Venga chavales, si os port¨¢is bien hoy no tendremos que parar los pies a nadie".
En realidad era una pose. Es dif¨ªcil que a Bradem se le encienda la calva romana. Eso s¨®lo ocurre cuando se cabrea, cosa que sucede muy de vez en cuando o m¨¢s a menudo cuando alguien le viene a contar a ¨¦l, emperador del Ali Kate esa milonga de "las t¨¦cnicas modernas de alto rendimiento".
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