Tel¨¦fono rojo, ?volamos a Pesaro?
Los cambios introducidos respecto a la presentaci¨®n en Pesaro el verano pasado de esta producci¨®n dirigida por Dieter Kaegi han supuesto una mejora de calidad considerable en el resultado global. En primer lugar, por la direcci¨®n musical. De Carlo Rizzi a Alberto Zedda hay un abismo, y ya desde la excelente lectura de la obertura ayer en el Real se pudo apreciar que el esp¨ªritu rossiniano no iba a faltar. Zedda hace una versi¨®n absolutamente magistral de Semiramide, con una tensi¨®n interna y un gusto por el detalle que no decaen en ning¨²n momento. La Sinf¨®nica de Madrid responde maravillosamente, en una de sus mejores actuaciones -si no la mejor- desde la reapertura del teatro.
Semiramide
De Gioachino Rossini. Edici¨®n cr¨ªtica de Alberto Zedda y Philip Gossett. Director musical: Alberto Zedda. Director de escena: Dieter Kaegi. Escenograf¨ªa: William Orlandi. Con ?ngeles Blancas, Daniela Barcellona, Antonino Siragusa e Ildar Abdrazakov, entre otros. Coproducci¨®n con el Festival Rossini de Pesaro, Regio de Tur¨ªn y Liceo de Barcelona. Orquesta Sinf¨®nica de Madrid. Teatro Real, 11 de abril.
Se manten¨ªan del reparto vocal en Pesaro Daniela Barcellona e Ildar Abdrazakov, y como all¨ª dibujaron en el Real sus personajes con convicci¨®n, idoneidad estil¨ªstica y un punto de contenci¨®n. ?ngeles Blancas, la Semiramide madrile?a, es una cantante temperamental, de gran personalidad, que no siempre redondea sus actuaciones conforme a sus posibilidades. Ayer tuvo momentos espl¨¦ndidos y otros que no lo fueron tanto. Es valiente en los agudos y en las agilidades y, en general, resuelve las dificultades con cierto desparpajo, aunque cuando menos se lo espera uno puede tener una frase desafinada. Estoy convencido de que tendr¨¢ funciones de mayor regularidad en esta serie. Tiene genio y facultades para bordar su papel. Antonino Siragusa, otra de las novedades, desarrolla con buen gusto una l¨ªnea musical adecuada para su personaje. Se luci¨® Felipe Bou y cumpli¨® el resto del elenco.
Tambi¨¦n la puesta en escena brill¨® m¨¢s en el Real que en el Palafestival de Pesaro. Tiene su coherencia en el desarrollo del conflicto entre amor y poder en el contexto de luchas pol¨ªticas e influencias religiosas. La m¨²sica de Rossini, tan abstracta como intercambiable, admite est¨¦ticas diferentes, incluso ¨¦sta, a medio camino entre el cine de Kubrick, los plat¨®s de televisi¨®n a lo cr¨®nicas marcianas, las mesas futuristas de sabor ONU o los casinos sofisticados. Tal vez la cotidianeidad de estas im¨¢genes le quite atractivo. O la trivial direcci¨®n teatral. La teatralidad, en cualquier caso, sal¨ªa del foso. Alberto Zedda demostraba que tiene l¨ªnea directa con el compositor. Tal vez desde ese tel¨¦fono rojo que en un momento trae una azafata a escena.
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