De Madrid a Bagdad: cuesti¨®n de autonom¨ªa
Con o sin fundamento, los autores del 11-M y toda la galaxia que se mueve en este entorno deben considerar que han logrado un gran ¨¦xito facilitando la llegada de un Gobierno que ha prometido la salida de las fuerzas espa?olas de Irak si no se dan ciertas condiciones, y amenazan con m¨¢s violencia. Bin Laden y los suyos deben tambi¨¦n pensar que con el 11-S y lo que vino despu¨¦s (incluyendo la guerra de Irak) han alcanzado uno de sus objetivos declarados: que las tropas de EE UU se retirasen de las tierras santas del islam en Arabia Saud¨ª. Pero es in¨²til hacer c¨¢lculos sobre lo que pasa por la cabeza de estos terroristas. Lo que el ya pr¨®ximo Gobierno de Zapatero -nunca se le pidi¨® a un Gobierno que decidiera tantas cosas antes de empezar- debe preservar a toda costa es su autonom¨ªa de decisi¨®n sobre Irak, arropada por un acuerdo parlamentario lo m¨¢s amplio posible.
La agenda espa?ola sobre Irak no puede estar al albur de los terroristas, ni casi de lo que ocurra en aquel pa¨ªs. La retirada de las tropas estaba planteada por Zapatero desde antes. En el discurso de investidura, o poco despu¨¦s, debe dejar claro las condiciones en las que se retirar¨¢n o se quedar¨¢n, independientemente de lo que ocurra en el frente terrorista. Pues si el Gobierno de Zapatero no decide sacar de inmediato a las tropas de Irak o no consigue lo que busca en el Consejo de Seguridad, ni amenazas ni atentados -y esperamos que no haya otros- deber¨ªan hacerle cambiar su posici¨®n, que incluye tambi¨¦n un reforzamiento de la presencia en Afganist¨¢n que distintos yihadistas tambi¨¦n quieren obligar a interrumpir, adem¨¢s de recuperar Al Andalus.
La permanencia, retirada y/o eventual retorno a Irak de las tropas y su calendario debe ser decidida seg¨²n sus m¨¦ritos propios, sin ignorar tampoco que el empeoramiento de la situaci¨®n en Irak, derivado de una desastrosa gesti¨®n por parte de EE UU, dificulta la eventual salida de estas fuerzas cuyo cometido ha quedado lejos de aquel mandato del Consejo de Ministros del 24 de abril de 2003: "Mantener el apoyo humanitario con car¨¢cter prioritario y acometer progresivamente misiones de estabilizaci¨®n, seguridad, cooperaci¨®n en tareas de desminado y eliminaci¨®n de armas de destrucci¨®n masiva". Est¨¢n atrapadas en una nueva fase de una guerra equivocada. No fueron all¨ª para esto, ni cabr¨ªa, para el 30 de junio en que se agota el mandato, renovarlo en esos mismos t¨¦rminos.
En cuanto al frente interno espa?ol, el nuevo terrorismo est¨¢, como Alien, dentro de nuestro cuerpo, espa?ol y europeo, y de vecinos como Marruecos (tambi¨¦n las malas relaciones con Rabat y una lectura equivocada de los atentados de Casablanca han podido desviar la debida atenci¨®n sobre la amenaza). El ministro portavoz saliente, Eduardo Zaplana, planteaba la semana pasada que "a lo mejor los atentados tienen m¨¢s relaci¨®n con pol¨ªticas irresponsables aplicadas antes". ?Cuanta raz¨®n tiene! Pero no por lo que deja entrever. La responsabilidad -no de los atentados, naturalmente, sino de la incapacidad de prevenirlos- recae tambi¨¦n en el lamentable estado en el que el PP, en su carrera por el poder entre 1993 y 1996, dej¨® a los servicios de inteligencia, especialmente al Cesid (hoy CNI). Estos servicios no se han recuperado de aquellos embates, provocados por algunas actuaciones injustificables como los GAL, que les obligaron a desnudarse. ?Ha olvidado este pa¨ªs la que cay¨® en 1998 -y la par¨¢lisis que produjo- porque estos servicios espiaron sin mandato judicial a la hoy ilegalizada HB en su sede en Vitoria? Por si fuera poco, el Gobierno en funciones ha desclasificado algunos documentos del CNI para lavar su imagen tras el 14-M. Es un gesto sin precedentes que mina la confianza de y en estos servicios. Este pa¨ªs se ha cargado sus servicios de inteligencia, y en esas condiciones, ciegos sobre el mundo islamista violento interno y externo, lleg¨® el 11-M.
aortega@elpais.es
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