Los ciudadanos 'borrados' de Eslovenia
Miles de residentes, procedentes de otras rep¨²blicas ex yugoslavas, han perdido sus derechos
Cuando Aleksander Todorovic fue a inscribir a su hija reci¨¦n nacida hace cuatro a?os en el registro civil de Liubliana pudo introducir sin contratiempos el nombre de la ni?a y el de la madre. Los problemas comenzaron cuando le toc¨® poner su nombre, el del padre, porque para la Administraci¨®n de Eslovenia no exist¨ªa. Como otros 18.000 yugoslavos residentes en este pa¨ªs, que se independiz¨® de Yugoslavia en 1991, hab¨ªa sido borrado de todos los registros. "Usted no existe, no puede figurar como el padre", le dijeron. Hoy, todav¨ªa Todorovic es un fantasma.
Con Eslovenia a punto de entrar en la Uni¨®n Europea, los borrados, v¨ªctimas de una mezcla de nacionalismo con Kafka, constituyen el mayor problema de derechos humanos en un Estado que, por otra parte, tiene un expediente impecable tanto en el terreno econ¨®mico como en el institucional.
"Rompieron todos nuestros papeles. Ahora soy un extranjero sin nacionalidad"
Dos sentencias del Tribunal Constitucional dan toda la raz¨®n a los 'borrados'
Cuando Eslovenia se independiz¨® de la antigua Yugoslavia, 200.000 personas de otras rep¨²blicas viv¨ªan en su territorio. El 26 de junio de 1991 recibieron un ultim¨¢tum de seis meses para registrarse legalmente cuando, hasta ese momento, su situaci¨®n no pod¨ªa ser m¨¢s legal: ciudadanos de un pa¨ªs viviendo en ese pa¨ªs. Unos 170.000 se legalizaron, 12.000 se fueron y los 18.000 que no se presentaron fueron borrados sin previo aviso.Muchos descubrieron su inexistencia al ir a renovar un carn¨¦ de conducir o de identidad. "No es una cuesti¨®n de ciudadan¨ªa porque el 26 de febrero de 1992 fueron borrados de los registros. Hasta la independencia hab¨ªan vivido en el mismo pa¨ªs y, de repente, perdieron todos sus derechos. Se convirtieron sin saberlo en residentes sin papeles en su pa¨ªs", se?ala Matevz Krivic, juez retirado de la Corte Constitucional, que se ha convertido en un representante legal de los borrados.
"Nos borraron. Rompieron todos nuestros papeles. Estuve seis a?os sin documentaci¨®n y ahora soy un residente extranjero sin nacionalidad. Reclamamos todos nuestros derechos ciudadanos", relata Todorovic, un afable serbio de Voivodina de 48 a?os, que vive en el campo, cerca de la capital, y que preside la asociaci¨®n m¨¢s importante de borrados. "El Estado no me paga nada. Para m¨ª fue un intento de limpieza ¨¦tnica porque quer¨ªan que dej¨¢semos nuestras casas. He trabajado aqu¨ª durante 20 a?os, pero no tengo derechos ni seguridad social", agrega Todorovic, que lleg¨® a Eslovenia en 1984 para trabajar en una f¨¢brica, y que reclama indemnizaciones por el dinero no percibido. Entonces, como ahora, era la Rep¨²blica m¨¢s desarrollada (su PIB era dos veces superior al de Serbia) y recib¨ªa mucha inmigraci¨®n econ¨®mica.
"Eslovenia es un ejemplo jur¨ªdico, econ¨®mico, de derechos de las minor¨ªas; pero parece que cuando m¨¢s nos acercamos a la UE m¨¢s se fomentan las fobias", dice Franco Juri, primer embajador de Liubliana en Madrid, conocido humorista -ser¨ªa como el Forges esloveno- y miembro del Foro de la Izquierda, un grupo de intelectuales independientes. "Miles de personas perdieron todos sus derechos y garant¨ªas. Muchos no ten¨ªan ning¨²n papel porque sus pa¨ªses estaban en guerra. Fueron tolerados porque no hubo nunca ninguna expulsi¨®n. El Gobierno siempre ha mantenido una postura ambigua. Siguen en un limbo y luchan por sus derechos".
Convocado por la oposici¨®n conservadora y en contra del Gobierno liberal, el domingo 4 de abril tuvo lugar un refer¨¦ndum -en Eslovenia, como en Suiza, se convocan consultas para todo tipo de temas- sobre una ley que restauraba sus derechos y que abr¨ªa la puerta a compensaciones. El resultado fue calificado de "desgracia", "verg¨¹enza", "signo de xenofobia y racismo" por activistas de los derechos humanos: un 94% de electorado rechaz¨® la ley, que s¨®lo recibi¨® un apoyo del 4%. La participaci¨®n fue del 31%, muy inferior a la de otras consultas, porque el Gobierno hab¨ªa pedido la abstenci¨®n. Muchos creen que el motivo fundamental de la negativa no es s¨®lo la xenofobia, sino el pago de indemnizaciones a los ciudadanos que perdieron sus derechos.
Dos sentencias del Tribunal Constitucional han dado la raz¨®n a los borrados, as¨ª como un informe del comisario de derechos humanos del Consejo de Europa, ?lvaro Gil Robles, en el que estudiaba la situaci¨®n de derechos humanos y de la minor¨ªas antes del ingreso. La recomendaci¨®n de Gil Robles era clara: "Asegurar que la situaci¨®n de los borrados se regulariza sin demora de acuerdo con la decisiones del Constitucional".
Andrej Engelman, subdirector de la Oficina del Gobierno para la UE, que negoci¨® el ingreso, se?ala que "el problema de los borrados es algo que va a ser arreglado muy pronto". "No va ser un problema de Eslovenia en la UE", agrega, pero la soluci¨®n no parece f¨¢cil, sobre todo tras el resultado del refer¨¦ndum, que paraliza durante un a?o la aplicaci¨®n de la ley de restituci¨®n de derechos.
Matevz Krivic pidi¨® que el refer¨¦ndum fuese boicoteado, al igual que el Gobierno, porque la ley reduce de 12.000 a 3.800 personas el n¨²mero de beneficiados de las reparaciones. "No espero una soluci¨®n a corto plazo", asegura Krivic. "No a causa del refer¨¦ndum, sino por el oportunismo de los partidos gubernamentales, a causa de su tendencia incre¨ªble a negociar con la derecha xen¨®foba y aqu¨ª toda la derecha lo es", agrega este magistrado retirado.
La xenofobia es algo que se oculta en Eslovenia, un pa¨ªs muy orgulloso de su pasado centroeuropeo, que rechaza sus a?os balc¨¢nicos, aunque pas¨® casi ocho d¨¦cadas en Yugoslavia hasta su independencia, tras una guerra de apenas una semana. Al tener una poblaci¨®n ¨¦tnicamente homog¨¦nea -el 90,2% de los casi dos millones de habitantes eran eslovenos-, los caudillos nacionalistas como el serbio Slobodan Milosevic no encontraron ning¨²n pretexto para arrasar su territorio.
De vez en cuando se ve una pintada con la palabra cefur, el t¨¦rmino esloveno, muy despectivo, que designa a los extranjeros de la antigua Yugoslavia -serbios, albaneses, bosnios, macedonios, croatas-, pero s¨®lo se pronuncia en un ambiente de mucha confianza. "Hay mucha gente que tiene miedo de la multiculturalidad porque no ha tenido esa experiencia. Forma parte de los miedos de Eslovenia", se?ala el soci¨®logo Rudy Rizman, autor de varios libros sobre los nacionalismos en la antigua Yugoslavia. Con la entrada en la UE, la perspectiva cambiar¨¢, pero las transformaciones en las mentalidades son muy lentas.
La primera mezquita
Andrej Kosar logr¨® un gran ¨¦xito con su primera pel¨ªcula, The outsider, un filme sobre el movimiento punk en la Eslovenia de los a?os ochenta. Kosar, de 38 a?os, relata que actualmente est¨¢ escribiendo el gui¨®n de su siguiente pel¨ªcula: "Es una historia sobre c¨®mo se trata de olvidar todo lo que tenga que ver con la antigua Yugoslavia, sobre ese agujero que se intenta crear en la memoria de los eslovenos". Por ese agujero han sido arrastrados los borrados, pero no son los ¨²nicos afectados por la desmemoria. En Eslovenia residen unos 60.000 musulmanes, la inmensa mayor¨ªa bosnios que viven all¨ª desde hace d¨¦cadas. Pero est¨¢n padeciendo todo tipo de dificultades para construir la primera mezquita del pa¨ªs. Un concejal de la capital, Mihail Jarc, ha promovido la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum para autorizar la construcci¨®n del templo, a pesar de que la Constituci¨®n establece la libertad de cultos. Cualquier ciudadano puede promover la convocatoria de un refer¨¦ndum en Eslovenia si logra el apoyo de un 5% del censo, aunque el Constitucional tiene todav¨ªa que decidir si la consulta sobre el templo es legal.
Jarc, cercano a la derecha cat¨®lica aunque independiente, explica en su despacho del Ayuntamiento de Liubliana que se trata de un asunto "urban¨ªstico" y no "xen¨®fobo". "Los ciudadanos de Liubliana han querido participar porque el Ayuntamiento no escuch¨® sus quejas y decidi¨® autorizar la construcci¨®n de una mezquita a pesar de que no estaba escrito que fuese una mezquita y de que su superficie va a ser muy superior a lo que estaba previsto", explica antes de derivar hacia peculiares argumentos hist¨®ricos. "Eslovenia tiene su propia historia y no se puede olvidar que los turcos invadieron este pa¨ªs [a mediados del siglo XV]
. No tiene conexi¨®n con la mezquita actual, pero forma parte de la conciencia nacional".
El soci¨®logo Rudy Rizman observa con preocupaci¨®n este esc¨¢ndalo, que ha sublevado a la izquierda. "El problema de la mezquita es importante precisamente porque no lo es. Si no somos capaces de darles eso... No debemos olvidar nuestro pasado y la construcci¨®n de la mezquita puede ser un test para nuestra capacidad para reconocer nuestro pasado".
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