Bombas entre los escombros
Los 'marines' encuentran material de terroristas extranjeros en Faluya
Cuando las tropas estadounidenses entraron el domingo en una nave abandonada se toparon con un campamento abandonado deprisa, lleno de ropas y petates, zapatillas y mochilas desparramadas, huevos rotos y cazuelas sucias. Pero hab¨ªa otros objetos, menos inocentes y escondidos en la penumbra: bolsos llenos de rocas cubiertas de productos qu¨ªmicos; cinturones de explosivos, uno de ellos manchado de sangre; bater¨ªas conectadas con cables e instrucciones para la fabricaci¨®n de bombas.
"Era un c¨¦lula de 16 terroristas", asegur¨® un capit¨¢n de marines, revolviendo el desorden. "?Mira! Todas las mochilas y zapatillas son nuevas, todas de la misma marca. Eso requiere dinero y planificaci¨®n. Alguien ha tenido que financiarles". Entre los escombros se encontraban otros indicios m¨¢s ¨ªntimos de la identidad y motivos del escuadr¨®n suicida que vivi¨®, rez¨® y fabric¨® bombas en la nave, preparando la batalla contra los 2.500 marines que entraron en esta turbulenta ciudad hace una semana.
Los soldados hallaron cinturones de explosivos y cartas de despedida en ¨¢rabe
Las pruebas -libros y panfletos islamistas, cintas y cartas de despedida en ¨¢rabe- sugieren que algunos no eran iraqu¨ªes, sino sun¨ªes extranjeros que hab¨ªan viajado a Irak para luchar y morir en una guerra santa contra las fuerzas estadounidenses y la mayor¨ªa chi¨ª del pa¨ªs. "Me despido con l¨¢grimas en los ojos y en el coraz¨®n y pido a Dios la victoria", dice una de las cartas, que indica que los padres del autor intentaron evitar que dejara su hogar. "Padre, no te eches la culpa. Estoy feliz aqu¨ª", afirma. "Madre, no seas d¨¦bil. Cr¨ªa a tus ni?os para que sean m¨¢rtires de la causa".
Las guerrillas urbanas, que combaten a los marines desde hace una semana, opusieron una dura resistencia bien organizada y los mandos norteamericanos sospechan que combatientes islamistas extranjeros se han unido a los insurgentes locales. El jueves, los marines abatieron a un francotirador que llevaba un cintur¨®n explosivo, y desde entonces han descubierto siete mecanismos de bombas suicidas en varios escondites. Pero hasta ahora, no han podido establecer que alguno de los insurgentes fuera un extranjero infiltrado. Detuvieron a varios ciudadanos de Sud¨¢n, pero result¨® que trabajaban en la regi¨®n desde hace mucho tiempo. Pero el descubrimiento en la nave de los documentos islamistas entre el material de fabricaci¨®n de bombas en presencia de dos periodistas extranjeros indica que algunos de los miembros del escuadr¨®n suicida no eran iraqu¨ªes. Algunas de la cartas se refieren al pago de antiguas deudas, el arreglo de viejas disputas y a la adquisici¨®n de pasaportes falsos. Otras se parecen a sermones y una contiene un poema que dice: "La sangre de los m¨¢rtires tiene un dulce perfume". La mayor¨ªa estaba en sobres blancos y algunas estaban firmadas con nombres de guerra isl¨¢micos como Abu Ahmed.
En una de las cartas, fechada el 4 de abril, un hombre insta a un amigo a abandonar sus preocupaciones mundanas y a unirse a una "bella" guerra contra los chi¨ªes infieles y contra los estadounidenses. "Esto es como Ir¨¢n, hay muchos chi¨ªes y tenemos que combatirles", escribi¨®. "Estamos en otra Kandahar y vamos a quemar a los norteamericanos". Kandahar, una ciudad de Afganist¨¢n, era la fortaleza de los talibanes, la milicia extremista sun¨ª que fue depuesta por las fuerzas conducidas por Estados Unidos en 2001.
Despu¨¦s del hallazgo del domingo, un cabo de 20 a?os, Philip Dennis, dijo que hab¨ªa esperado construir escuelas en Irak, no esquivar disparos de mortero. "Soy una persona, no creo en el hecho de matar sin raz¨®n, pero me imagino que eso es lo que hay que hacer", a?ade.
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