Comidas con efecto medicinal
Los alimentos funcionales inundan el mercado sin una ley que regule un sector proclive al enga?o
El poder medicinal de algunos alimentos no se ha descubierto hoy. Es un saber que la humanidad ha aprovechado desde la antig¨¹edad. Pero nunca como ahora hab¨ªa sido objeto de tanta atenci¨®n, alimentada no s¨®lo por el deseo de recuperar la naturaleza por parte de muchos usuarios, sino tambi¨¦n por la acci¨®n de los productores de esos alimentos, que ven en su aspecto medicinal un poderoso argumento de promoci¨®n. "Lo que es realmente nuevo es la explosi¨®n de inter¨¦s por los alimentos presuntamente saludables o curativos", se?ala el doctor Emili Ros, jefe de la secci¨®n de l¨ªpidos del Servicio de Nutrici¨®n y Diet¨¦tica del hospital Cl¨ªnico de Barcelona.
Se trata de un fen¨®meno que, seg¨²n Ros, tiene mucho que ver con la demanda de un segmento creciente de consumidores del primer mundo, "donde una poblaci¨®n con una notable esperanza de vida y un elevado poder adquisitivo aspira a un mayor bienestar f¨ªsico y mental". Ante esta nueva exigencia, la industria alimentaria est¨¢ respondiendo con presteza sacando al mercado innumerables productos con etiqueta de "saludables". Pero falta una ley que garantice al consumidor que estos alimentos de dise?o resultan tan beneficiosos para la salud como se asegura en su etiquetado.
Acaba de aparecer una fibra l¨ªquida que se convierte en gel cuando llega al est¨®mago
Entre los alimentos funcionales naturales ocupan un puesto de honor los frutos secos
Llu¨ªs Serra, presidente de la Sociedad Espa?ola de Nutrici¨®n Comunitaria y catedr¨¢tico de Medicina Preventiva, reconoce el "enorme potencial" de los productos funcionales, aunque reclama una pronta regulaci¨®n que exija a las empresas una evidencia cient¨ªfica demostrada antes de poner en el mercado esos alimentos. Serra recuerda que hay una directiva europea en preparaci¨®n para regular este tipo de alimentos, aunque lamenta que va m¨¢s dirigida a la seguridad del producto -garantizar que su consumo no ser¨¢ perjudicial- que al control de la veracidad de las bondades que promete.
Emili Ros insiste en que los alimentos funcionales no tienen por qu¨¦ ser manipulados para adquirir sus propiedades beneficiosas. Muchos alimentos poseen, en su estado natural, un potencial medicinal extraordinario. Es el caso del yogur, cuyas propiedades digestivas y prebi¨®ticas son conocidas desde antiguo, o el t¨¦ y el vino, bebidas que contienen antioxidantes muy preciados para la salud cardiovascular.
Entre los alimentos funcionales naturales ocupan un puesto de honor los frutos secos, y muy en concreto las nueces, cuya capacidad de reducir el colesterol ha sido sobradamente demostrada por numerosos estudios cient¨ªficos. El consumo de un pu?ado de nueces al d¨ªa aporta adem¨¢s otros efectos vasculares protectores: incrementa la vasodilataci¨®n en un 64% y reduce el riesgo de arritmias del coraz¨®n, seg¨²n ha demostrado un estudio elaborado por un equipo del hospital Cl¨ªnico de Barcelona dirigido por el doctor Ros, cuyos resultados publica en su ¨²ltimo n¨²mero la revista Circulation. Estas propiedades de las nueces se deben a su rico perfil nutricional: entre sus componentes abundan el ¨¢cido alfa-linoleico, el ¨¢cido graso omega-3 y el amino¨¢cido L-arginina, del que carecen otros frutos secos. "Es la primera vez que un alimento completo y natural, sin haber sufrido transformaci¨®n alguna, como ser¨ªa el caso del vino o el yogur, ha demostrado este efecto beneficioso sobre la salud cardiovascular", explica Ros.
En su af¨¢n por imitar el potencial medicinal que muchos alimentos ya poseen en su estado natural, la industria alimentaria destina inversiones millonarias a la investigaci¨®n y elaboraci¨®n de productos dise?ados para algo m¨¢s que saciar el apetito o quitar la sed. Estos productos se consiguen a?adiendo ingredientes beneficiosos a un alimento, como vitaminas o fibra, o eliminando aquellos potencialmente da?inos para la salud, como las grasas saturadas.
Margarinas con fitosteroles para reducir el colesterol -Flora pro-activ fue en el 2001 el primer alimento funcional contra la hipercolesterolemia comercializado en Espa?a aprobado por el Comit¨¦ de Nuevos Alimentos de la Uni¨®n Europea-, cereales enriquecidos con vitaminas, galletas con ¨¢cidos grasos omega-3 o con efecto b¨ªfidus, refrescos con fibra o leches desnatadas con calcio. ?stos son algunos de los productos que ilustran esta nueva forma de alimentarse en las sociedades opulentas.
A esta extensa gama de productos la firma Biofit acaba de a?adir la fibra l¨ªquida, una innovaci¨®n que pretende ser una alternativa a los comprimidos de fibra, "m¨¢s farragosos" de tomar. "Gracias a una nueva tecnolog¨ªa, el alto contenido en fibra de este refresco se mantiene en estado l¨ªquido y se convierte en gel al llegar al est¨®mago, donde su volumen original se multiplica por cien", explica Jorge Hanau, responsable de Biofit. La empresa tiene previsto ampliar su oferta de productos "inteligentes" al p¨²blico infantil: en los pr¨®ximos meses comercializar¨¢ la primera "golosina funcional", una especie de gelatina que contiene fibra, hierro e inulina, un nutriente con efectos prebi¨®ticos, beneficiosos para el sistema digestivo.
El consumo de fibra, deficitario en la dieta de las sociedades avanzadas, no s¨®lo reduce el colesterol, sino que previene el c¨¢ncer de colon, la hipertensi¨®n y los problemas vasculares.
En esta carrera en la que las empresas alimentarias compiten para satisfacer la demanda de productos saludables, las marcas buscan el apoyo de estudios para "vender mejor" los beneficios de sus productos. Nutrexpa, la empesa que comercializa el Cola-Cao, por ejemplo, ha encargado un estudio a la Universidad de Barcelona (UB) para demostrar los efectos saludables del chocolate por la elevada concentraci¨®n de flavonoides, unos compuestos antioxidantes que ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares. Los autores del estudio puntualizan, sin embargo, que el consumo de cacao debe inscribirse en una dieta rica en frutas y verduras, que tambi¨¦n son fuente de compuestos antioxidantes.
Los m¨¦dicos, los expertos en nutrici¨®n y los consumidores exigen que las promesas que acompa?an cualquier producto funcional se apoyen en estudios cient¨ªficos s¨®lidos, lo que no siempre ocurre, seg¨²n la Sociedad Espa?ola de Nutrici¨®n Comunitaria.El presidente de esta sociedad reclama una regulaci¨®n sobre el l¨ªmite de componentes potencialmente beneficiosos que ha de contener un producto funcional. Llu¨ªs Serra recuerda, por ejemplo, que a pesar de que hay numerosas evidencias de que la ingesta de isoflavonas, presentes en la soja, puede tener efectos anticancerosos, tambi¨¦n hay datos que apuntan que el consumo excesivo de soja puede aumentar el riesgo de proliferaci¨®n tumoral en ciertos c¨¢nceres de mama.
En cualquier caso, los expertos admiten que el desarrollo de los alimentos funcionales proporciona una oportunidad ¨²nica para mejorar la calidad de la comida e influir de manera favorable sobre la salud de la poblaci¨®n. Se trata de un gran reto, afirman, que no puede dejarse s¨®lo en manos de la industria alimentaria. "Las autoridades sanitarias han de elaborar leyes en un asunto tan sensible y tan proclive al bulo y la desmesura", afirma Ros.
La dieta mediterr¨¢nea, paradigma de salud
Dif¨ªcilmente se lograr¨¢n beneficios para la salud de un ¨²nico alimento, "por muy funcional que sea", sino de unos h¨¢bitos alimentarios saludables. As¨ª lo advierte el doctor Emili Ros, que considera la denominada dieta mediterr¨¢nea como el "paradigma" de una dieta ¨®ptima. Ros destaca que el consumo habitual de los componentes b¨¢sicos de este tipo de dieta (verdura, fruta, pescado, legumbres o aceite de oliva, entre otros) se asocia a la longevidad y a la baja frecuencia de enfermedades cr¨®nicas. En el mismo sentido se expresa Llu¨ªs Serra, que preside la Fundaci¨®n para el Desarrollo de la Dieta Mediterr¨¢nea.
Los expertos en nutrici¨®n afirman que los numerosos estudios que se est¨¢n realizando sobre el poder medicinal de los alimentos no hacen m¨¢s que confirmar cient¨ªficamente la sabidur¨ªa ancestral. "Ahora tenemos argumentos para demostrar que nuestras abuelas no estaban equivocadas cuando nos aconsejaban comer m¨¢s verdura o m¨¢s legumbres", se?ala Ros.
La funcionalidad de los alimentos puede verse afectada, positiva o negativamente, por su cocinado. El sofrito, por ejemplo, una forma de cocinar muy com¨²n en la dieta mediterr¨¢nea, permite aprovechar mejor el licopeno del tomate, un carotenoide que se encuentra dentro de las c¨¦lulas vegetales, por lo que su biodisponibilidad es escasa en el tomate crudo y sin triturar. Los nutricionistas aconsejan cocer la verdura al vapor en vez de hervirla, porque en el agua de cocci¨®n se disuelven y se pierden las vitaminas del grupo B de los vegetales. Fre¨ªr con aceites ricos en ¨¢cidos grasos monoinsaturados, como el de oliva, es mejor que hacerlo con aceites poliinsaturados (girasol o ma¨ªz), que potencian los carcin¨®genos de las carnes.
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