La legislatura del talante
El jefe de la oposici¨®n, Mariano Rajoy, dej¨® claro el pliego de cargos en el que basar¨¢ su tarea en los pr¨®ximos a?os: ¨¦ste ser¨¢, dijo, un Gobierno d¨¦bil e inestable. Y el candidato a presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, le respondi¨® con tranquilidad: usted, y su partido, han confundido siempre, y siguen confundiendo, di¨¢logo con debilidad y fortaleza con autoritarismo. ?sa es la pelea pol¨ªtica que se dibuja en el horizonte y que qued¨® ayer perfectamente marcada en el debate de investidura del candidato socialista. Rodr¨ªguez Zapatero y Rajoy tienen, quiz¨¢s, talantes parecidos, pero, desde luego, proyectos muy distintos. "El talante forma parte de mi proyecto", dijo Zapatero. En el del jefe de la oposici¨®n, da la impresi¨®n de que no.
El debate de ayer fue bastante ¨¢gil y nada aburrido y eso es algo que hay que agradecer a quien hoy pasar¨¢ a ser el nuevo presidente del Gobierno. Por encima de cualquier otra cosa, Zapatero impuso un debate duro pero sin crispaciones. Empez¨® con algo que result¨® ins¨®lito: no enjuici¨® al Gobierno saliente sino que acept¨® que algunas de sus iniciativas hab¨ªan ayudado a hacer progresar a Espa?a. Fue entonces cuando dijo otra "herej¨ªa": no se empieza de nuevo. Y cuando propuso que los ex presidentes del Gobierno se integren en el Consejo de Estado. La idea tiene m¨¢s contenido del que parece porque, despu¨¦s,anunci¨® que ser¨ªa ese Consejo el que realizar¨ªa un primer informe sobre la posible reforma de la Constituci¨®n.
La reforma de la Constituci¨®n fue, precisamente, el tema que recorri¨® todo el debate parlamentario y no solo frente al PP sino frente a la inmensa mayor¨ªa de los grupos pol¨ªticos. M¨¢s a¨²n, lati¨® todo el tiempo como probable campo de confrontaci¨®n.
Desde luego, las visiones del PSOE y del PP parecen, de momento, pr¨¢cticamente incompatibles. Rajoy hizo inmediatamente expl¨ªcita su posici¨®n, radicalmente contraria a esa reforma y anunci¨® que ser¨¢ una de las principales bazas de su tarea pol¨ªtica en los pr¨®ximos meses. El nuevo jefe de la oposici¨®n formul¨® una pregunta que conten¨ªa la esencia de su discurso: "?Estar¨¢ dispuesto el nuevo Gobierno a llevar adelante reformas de Estatutos o de la Constituci¨®n sin el acuerdo del PP?". Y Zapatero le contest¨® con una evidencia: "?Se va a oponer el PP a una reforma del Senado que es exactamente la misma que figuraba en su propio programa electoral de 1996? ?Se va a negar a modificar el orden de sucesi¨®n a la Corona para tratar a las mujeres en igualdad de condiciones?".
Zapatero tiene su propia visi¨®n de Espa?a y la dej¨® clara no s¨®lo en sus respuestas a Rajoy, sino, sobre todo, en sus respuestas a los distintos portavoces nacionalistas. El nuevo presidente del Gobierno conf¨ªa en la profundizaci¨®n de las autonom¨ªas como un dinamizador pol¨ªtico que ayude a mejorar el bienestar de los ciudadanos. Dio la impresi¨®n de que cree, defiende y apoya, con convicci¨®n, la reforma de los estatutos para adaptarlos a las nuevas realidades y para hacer avanzar a Espa?a en su conjunto. Todo ello, dentro de una reforma, dijo, limitada y controlada, de la Constituci¨®n.
Al portavoz de ERC, Joan Puigcerc¨®s, le pidi¨® tiempo para que pudiera comprobar si esa Espa?a plural que el PSOE va a defender y a poner en marcha no resulta, finalmente, m¨¢s atrayente y eficaz que el proyecto independentista que ahora defiende. Y le ofreci¨® un gui?o de esa Espa?a plural: el Gobierno intentar¨¢ que la Constituci¨®n Europea incluya el catal¨¢n entre las lenguas a las que deber¨¢ ser traducida. El gui?o fue bien recibido y justific¨®, casi, el voto favorable de ERC a la investidura. Se ver¨¢ si la misma f¨®rmula sirve en el futuro.
La reforma de la Constituci¨®n fue el aut¨¦ntico tema de fondo del debate de investidura pero tambi¨¦n planearon otros dos asuntos: Irak y la falta de concreci¨®n de las propuestas econ¨®micas del candidato. La deliberada ambig¨¹edad de Zapatero a la hora de reiterar ante la C¨¢mara la fecha exacta de retirada de las tropas espa?olas caus¨® alg¨²n desconcierto en las propias filas socialistas Los diputados se tranquilizaban recordando que Zapatero hab¨ªa reiterado su compromiso de cumplir las promesas realizadas respecto a una guerra que sigue considerando ileg¨ªtima.
La misma incomodidad demostraron algunos diputados ante el firme compromiso de Zapatero de mantener el equilibrio presupuestario en toda su legislatura. "Es pr¨¢cticamente su ¨²nica propuesta econ¨®mica, concreta y real", ironizaban los populares. No fue la ¨²nica, pero es verdad que el cap¨ªtulo econ¨®mico del discurso de investidura fue, probablemente, el menos preciso de todos los que expuso el candidato. Nada que ver con el detalle y la concreci¨®n que tuvo su programa pol¨ªtico. Y sobre todo, con la firmeza de su talante dialogador y con su decidido af¨¢n de modernizar la sociedad espa?ola en muchos aspectos de la convivencia cotidiana.
?sta ser¨¢ la legislatura del di¨¢logo y del encuentro, dijo Zapatero. No depender¨¢ solo de ¨¦l. Pero es posible que s¨ª sea la legislatura del talante. Mariano Rajoy no es Aznar y ayer lo demostr¨®. Su discurso, duro pero no crispado, tuvo mucho ¨¦xito en sus filas, que le aplaudieron como si fuera el candidato vencedor. Rajoy sali¨® ayer, probablemente, fortalecido cara a futuras batallas internas en el PP. Pero es curioso, porque buena parte de sus diputados no comparte esa forma de ser. Ayer, por ejemplo, abuche¨® las menciones de Zapatero a los directores de cine y artistas espa?oles y, muy extra?amente, al centenario de El Quijote y a Cervantes.
Un detalle de agradecer: el nuevo presidente de la C¨¢mara, Manuel Mar¨ªn, no intervino casi para llamar la atenci¨®n a los diputados. Les permiti¨® expresar su desacuerdo en ocasiones y logr¨® controlar la sesi¨®n con simples gestos. Un alivio.
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