Eficiencia y cohesi¨®n
La tercera de las prioridades enunciadas por el candidato a presidente del Gobierno en su discurso de investidura ha sido "la modernizaci¨®n e impulso de nuestra econom¨ªa, para que el bienestar llegue a todos". En el programa de su partido subyace un diagn¨®stico fundamental. El patr¨®n de crecimiento de la econom¨ªa es inadecuado, carente de eficiencia y alejado de la inserci¨®n en esa sociedad del conocimiento cuyo desarrollo se ha revelado como la principal fuente de modernizaci¨®n, de fortalecimiento de la competitividad y, en definitiva, de aumento de la renta por habitante en las econom¨ªas m¨¢s avanzadas.
Al muy significativo crecimiento del empleo en los ¨²ltimos a?os no le ha acompa?ado ese otro factor determinante del crecimiento econ¨®mico y esencial para el aumento sostenido del bienestar, la productividad. Y la explicaci¨®n es la insuficiente inversi¨®n en capital tecnol¨®gico y humano que, a tenor de la evidencia disponible, se han revelado esenciales en las naciones m¨¢s pr¨®speras. Ha sido el vigente hasta ahora un patr¨®n de crecimiento cuando menos poco diversificado, como ya muchas instituciones han reconocido, excesivamente dependiente del crecimiento del consumo de las familias y de la singular expansi¨®n de la construcci¨®n. Las consecuencias no pod¨ªan ser otras que el mantenimiento durante muchos a?os de una inflaci¨®n relativamente elevada y un d¨¦ficit exterior revelador de la perdida de ventajas competitivas.
El candidato ha se?alado las tres gu¨ªas que van a orientar la pol¨ªtica econ¨®mica: mantenimiento del principio de estabilidad presupuestaria, crecimiento de la productividad y aumento de la cohesi¨®n social. Lo que el programa electoral establec¨ªa respecto al primero de esos principios, reconocido solemnemente en el discurso como prioritario, era la tendencia al equilibrio entre ingresos y gasto p¨²blicos a lo largo del ciclo, en lugar de a?o a a?o como establece la Ley de Estabilidad del Gobierno anterior. Un principio tal ha de ser compatible con ese otro "compromiso de igual importancia de no aumentar la presi¨®n fiscal global". Ello supone, como de forma expresa admit¨ªa el programa electoral, no aumentar la proporci¨®n entre el gasto p¨²blico y el PIB. Todo ello ha de ser compatible con una reforma impositiva, anunciada para el segundo a?o de la legislatura.
A la materializaci¨®n del segundo principio, el aumento de la productividad, va dirigida el otro compromiso, el aumento del gasto p¨²blico en I+D un 25%. Un esfuerzo significativo pero que, dados los niveles tan bajos de partida, todav¨ªa seguir¨¢ dejando a Espa?a entre las naciones m¨¢s rezagadas (dedica el 1% del PIB) en ese ¨¢mbito crucial para el cumplimiento de la Agenda de Lisboa y de la renovaci¨®n del objetivo en la pasada Cumbre de Barcelona de llegar al 3% del PIB. Menos concreta ha sido la referencia al impulso a las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y de las comunicaciones, m¨¢s all¨¢ del deseo de "volcarse en las nuevas tecnolog¨ªas y en el desarrollo y extensi¨®n de las telecomunicaciones". La experiencia derivada de otros pa¨ªses y las alertas del reciente Informe de Primavera de la Comisi¨®n Europea tambi¨¦n justifican esa atenci¨®n diferenciada a la educaci¨®n, justamente caracterizada por Zapatero como la "inversi¨®n m¨¢s rentable".
Otros prop¨®sitos han sido la racionalizaci¨®n de las infraestructuras, el fomento de las energ¨ªas alternativas, facilitar el acceso a la vivienda, la atenci¨®n a la Espa?a rural, las pol¨ªticas de cohesi¨®n social... Con excepci¨®n de la elevaci¨®n de las pensiones m¨¢s bajas y del salario m¨ªnimo interprofesional, a 600 euros al final de la legislatura, las especificaciones han sido l¨®gicamente escasas. Razonable es tambi¨¦n la intenci¨®n de afianzar la concertaci¨®n social y asentar en ella una organizaci¨®n de nuestro mercado de trabajo m¨¢s acorde con las mayores exigencias competitivas, particularmente expl¨ªcitas a partir de la pr¨®xima ampliaci¨®n de la UE.
Las prioridades est¨¢n claras -eficiencia y cohesi¨®n social- y no son en modo alguno incompatibles, pero tampoco son conciliables autom¨¢ticamente, en especial cuando la satisfacci¨®n de las muy importantes necesidades de inversi¨®n p¨²blica en educaci¨®n y capital humano han de coexistir con exigencias de estabilidad presupuestaria, propias de quienes hace a?os tienen las necesidades resueltas. Gobernar, lo verificaremos una vez m¨¢s, es elegir.
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