Apoteosis de la fragmentaci¨®n
Recuerdo perfectamente (y me abstengo de la ret¨®rica primera persona del plural, que, v¨ªa Auden, tan buen resultado procura a la poes¨ªa de Ashbery) mi primer contacto con John Ashbery. Curiosamente no fue a trav¨¦s de la p¨¢gina, sino en una lectura suya en febrero de 1984 en la Akademie der K¨¹nste del Berl¨ªn del muro, de la entonces Rep¨²blica Federal Alemana. Un recuerdo para aportar elementos, no sobre mi cosmopolitismo, digamos, sino sobre la penetraci¨®n europea del m¨¢s "can¨®nico" (Harold Bloom dixit) de los poetas norteamericanos actuales. Por cierto, es una l¨¢stima, a mi entender, que en la antolog¨ªa que es Pirograf¨ªa no se incluya, precisamente, su poema 'Europe'. ?Ser¨¢ cierta la sentencia de Marianne Moore, seg¨²n la cual "Omisiones no son accidentes?". En cualquier caso, hoy por hoy, Ashbery, un poeta sumamente prolijo y, por tanto, antologable, est¨¢ muy al alcance -y es una suerte- del lector en lengua espa?ola. El m¨¦rito, adem¨¢s, es la "americanidad" (o norteamericanidad, mejor) del poeta, que dificulta a¨²n m¨¢s la siempre imposible tarea del traductor de poes¨ªa. Como ha dicho alguno de los cr¨ªticos de Ashbery, su don por la llaneza norteamericana es su arma m¨¢s potente.
PIROGRAF?A
John Ashbery
Traducci¨®n de Mart¨ªn Rodr¨ªguez-Ganoa
Visor. Madrid, 2004
265 p¨¢ginas. 10 euros
UNA OLA
John Ashbery
Traducci¨®n de Ignacio Infante
Lumen. Barcelona, 2004
285 p¨¢ginas. 16,90 euros
Hoy por hoy, con el ya mencionado volumen antol¨®gico Pirograf¨ªa y Una ola (1984), el eventual lector no s¨®lo puede acceder a su poes¨ªa, sino que puede cotejar versiones, que se suceden desde que en 1990 se publicara el libro que, en 1975, le procur¨® un torrente de premios y el establecimiento en un primer puesto de la poes¨ªa norteamericana. Nos referimos a Autorretrato en espejo convexo (Visor), representado por cuatro poemas en Pirograf¨ªa, entre los cuales, 'Lo ¨²nico que puede salvar a Am¨¦rica'. Antolog¨ªa ¨¦sta que se detiene precisamente en 1984, a?o de publicaci¨®n de lo que nos llega como Una ola, en una versi¨®n de Ignacio Infante muy distinta a la Mart¨ªn Rodr¨ªguez-Canoa en Pirograf¨ªa. Infante opta por la literalidad sin menoscabo del sentido po¨¦tico as¨ª en 'At North Farm', "Through blizzards and desert heat, across torrents", se convierte en "A trav¨¦s de tormentas de nieve y del calor del desierto, surcando torrentes..."; mientras que Rodr¨ªguez-Canoa opta por versi¨®n-versi¨®n: "En medio de ventiscas y el calor del desierto, cruzando tormentas...", con "torrents" que pasan a ser "tormentas", suponemos que pensando en la frase coloquial "torrents of rain", que generalmente traducimos por "tormentas de lluvia". Personalmente, prefiero la literalidad porque, en cualquier caso, en un poeta, como es el caso de Ashbery, de indudable dominio del lenguaje, en especial el coloquial y norteamericano, proclive a la aliteraci¨®n, siempre perdemos algo en la traducci¨®n o versi¨®n.
No obstante, y a pesar de que
Pirograf¨ªa es una antolog¨ªa que se detiene en 1985, mientras que la producci¨®n de Ashbery ha seguido y en parte la conocemos (me refiero a Flow Chart, 1991, o Diagrama del flujo, C¨¢tedra, 1994) no me parece irrelevante recordar que Ashbery form¨®, en sus inicios, parte de la tetralog¨ªa de la New York School po¨¦tica, con Frank O'Hara, Kenneth Koch y James Shuyler, nombre de grupo prestado de la ¨ªdem de pintura (con Jackson Pollock en primer t¨¦rmino). La prematura muerte de O'Hara en los sesenta ya desmembr¨® a los contertulios de Cedar Tavern del Village de la Roma de nuestros tiempos. Ashbery, que vivi¨® diez a?os en Par¨ªs, es hoy por hoy el m¨¢s significativo y menos confesional de los poetas americanos actuales, como justo entierro al padre que pod¨ªa significar Robert Lowell, con exequias oficiadas por el gur¨² Bloom. A nuestro entender de lector es un genio del fragmento, seguramente la marca de f¨¢brica de la posmodernidad, aunque le concedamos su fidelidad a la gran tradici¨®n po¨¦tica norteamericana que de Emerson a Whitman pasa por la modernidad de Gertrude Stein y de Eliot y Pound nutrida, en definitiva, en el romanticismo ingl¨¦s. Dudosamente, no obstante, los fragmentos de 'Los patinadores', que se incluyen en Pirograf¨ªa, convenzan a nadie de que es la Waste Land eliotiana, versi¨®n 1966. Por algo la sociedad occidental de 1922 se recuperaba de la depresi¨®n de una Gran Guerra europea, mientras que hoy, con suerte, nos recuperamos de guerras del Golfo, mucho m¨¢s fragmentarias aunque tan incomprensibles como aqu¨¦lla.
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