"Uso frases hechas para hacer m¨¢s democr¨¢tica mi poes¨ªa"
Su vida transcurre entre una casa victoriana de Annadale, a dos horas de Manhattan, y un apartamento de London Towne, en el coraz¨®n de Chelsea. Las dos viviendas se encuentran a orillas del Hudson. John Ashbery es un hombre extraordinariamente acogedor, que clava su mirada intensamente azul en dos libros suyos que le acaban de llegar de Espa?a: Pirograf¨ªa, una antolog¨ªa de su obra, y Una ola. La entrevista reproduce su forma de componer: cualquier interrupci¨®n es bienvenida. Contesta el tel¨¦fono, comenta el contenido de un fax, recuerda las circunstancias de un encuentro de escritores al que asisti¨® en El Escorial hace m¨¢s de diez a?os. Nada de ello perturba el maravilloso fluir de su palabra. Siempre vuelve a lo que estaba diciendo con pasmosa precisi¨®n, sin olvidar nada. Se r¨ªe con frecuencia, en voz baja, para s¨ª. En todo momento se dejan traslucir su magnanimidad, su humanidad, su simpat¨ªa. Quiz¨¢ sean estas virtudes las que, al impregnar imperceptiblemente su enigm¨¢tica poes¨ªa, expliquen el inter¨¦s con que se acercan a ¨¦l todo tipo de lectores.
"Con la poes¨ªa ocurre como con la m¨²sica. Intento expresar verbalmente algo que s¨®lo se puede comunicar de modo no verbal"
"En Una ola es como si me despidiera la vida"
PREGUNTA. ?Se puede hablar de una afinidad entre su poes¨ªa y la est¨¦tica pict¨®rica del expresionismo abstracto?
RESPUESTA. Cuando fij¨¦ mi residencia en Nueva York, trab¨¦ amistad con numerosos artistas pl¨¢sticos, pero nunca me he sentido tan cerca de sus procedimientos como le ocurr¨ªa por ejemplo a Frank O'Hara, cuya poes¨ªa guarda una relaci¨®n muy estrecha con la obra de Jackson Pollock y Willem de Kooning. Obviamente, hay puntos de contacto, pero mis poemas no son eminentemente visuales. Creo que la afinidad con la m¨²sica contempor¨¢nea es mayor, estoy pensando en compositores como John Cage y Elliot Carter. Eso no quiere decir que no haya puntos de convergencia. Por ejemplo, en sus pinturas De Kooning da vida a un universo paralelo que parece operar conforme a leyes propias. El resultado final es siempre ins¨®lito. Ese tipo de experimentaci¨®n, consistente en crear sin tener la menor idea de cu¨¢l va a ser el resultado final, siempre me pareci¨® muy atractivo y hasta hoy sigue siendo uno de los principios de mi creaci¨®n po¨¦tica. Mientras doy forma al poema no tengo la m¨¢s remota idea de qu¨¦ puede surgir, qu¨¦ es lo que va a quedar escrito al final.
P. Tambi¨¦n ha sugerido que una buena manera de leer su poes¨ªa es acercarse a ella como si se tratara de m¨²sica.
R. La m¨²sica tiene su historia que contar. Cuando uno termina de escuchar una obra musical siente que ha vivido una experiencia temporal de signo lineal. Con la poes¨ªa ocurre lo mismo. La experiencia po¨¦tica no se da de manera instant¨¢nea como cuando se contempla un cuadro. La m¨²sica sigue su argumento, pero se trata de un argumento de orden no verbal. Se puede hablar de sentido, pero es un sentido exento de palabras. Todos hemos experimentado algo as¨ª cuando escuchamos a Beethoven. Creo que eso es tambi¨¦n lo que yo busco: intento expresar verbalmente algo que propiamente s¨®lo se puede comunicar de modo no verbal.
P. John Cage, en El silencio, afirma: "No tengo nada que decir y lo estoy diciendo y eso es poes¨ªa".
R. Esa cita resume perfectamente mi manera de sentir. Por supuesto, el compositor no se siente constre?ido por la necesidad de tener que decir algo, puesto que no maneja ideas o conceptos. Pero el paralelismo con lo que ocurre con mi poes¨ªa es v¨¢lido, en el sentido de que lo que estoy diciendo lo digo despu¨¦s de darme cuenta de que no tengo nada que decir. Es en ese punto cuando uno empieza a resultar interesante. (Risas).
P. Autorretrato en un espejo convexo es su obra m¨¢s conocida. ?C¨®mo surgi¨® ese poema?
R. En 1950 se public¨® en The New York Times una rese?a de un libro sobre Parmigianino, acompa?ada de una reproducci¨®n de su autorretrato, que ejecut¨® contemplando su imagen reflejada en un espejo convexo. El cuadro me caus¨® una verdadera conmoci¨®n, y desde entonces siempre quise escribir sobre ¨¦l, aunque no sab¨ªa c¨®mo. Nueve a?os despu¨¦s vi la obra original en Viena. Es un cuadro subyugante, de formato muy peque?o. Por fin, muchos a?os despu¨¦s, al pasar frente al escaparate de una librer¨ªa en Provincetown, vi un libro cuya portada era el autorretrato. Inmediatamente lo compr¨¦, me lo llev¨¦ a mi habitaci¨®n e intent¨¦ escribir un poema sobre el cuadro. Tuve muchos problemas, me vi obligado a efectuar muchas m¨¢s revisiones y correcciones de lo normal. Generalmente, cuando empiezo a escribir todo fluye f¨¢cilmente. El Autorretrato est¨¢ escrito a la manera cl¨¢sica de la poes¨ªa norteamericana. No es mi libro favorito. No es mi estilo m¨¢s caracter¨ªstico. Tal vez por eso le guste a la gente. (Risas).
P. ?Cu¨¢l es su favorito?
R. Quiz¨¢ Tres Poemas.
P. ?Por qu¨¦ lo escribi¨® en prosa?
R. Me interesaba explorar las posibilidades de la prosa po¨¦tica, cargando las tintas en lo prosaico, despoj¨¢ndola del peso normalmente excesivo del componente po¨¦tico, integrar distintos tipos de registros, de lo banal, a lo inflado o ret¨®rico... Me intrigaba saber qu¨¦ ocurrir¨ªa si mezclaba giros coloquiales con muestras de lenguaje period¨ªstico, filos¨®fico, publicitario... pero claro, hay que escribir acerca de algo, cosa que se me hab¨ªa olvidado por completo, aunque ya llevaba bastante escrito (risas). Entonces alguien me sugiri¨® que pensara en la gente que hab¨ªa significado mucho para m¨ª a lo largo de mi vida, s¨®lo que en lugar de preocuparme por los individuos en concreto, me centrara en los sentimientos que surgieran en m¨ª al evocarlos. Y eso fue m¨¢s o menos lo que hice. Tambi¨¦n le di entrada a ciertas lecturas que estaba efectuando por aquel entonces, textos m¨ªsticos de Jacob B?hme y La Nube del No Saber, el an¨®nimo ingl¨¦s del siglo XIV. Una de las voces m¨¢s claramente discernibles de ciertos momentos de Tres Poemas es la del ¨²ltimo Henry James, pero hay otras. Tard¨¦ en identificar la de Auden. Sin darme cuenta, estaba parodiando la alocuci¨®n de Calib¨¢n al p¨²blico en El mar y el espejo. Tard¨¦ en darme cuenta porque hac¨ªa mucho que no le¨ªa el texto de Auden, pero cuando lo identifiqu¨¦ era inconfundible.
P. ?A qu¨¦ obedece su inter¨¦s por las frases hechas y los clich¨¦s?
R. Es una manera de hacer que la poes¨ªa sea m¨¢s democr¨¢tica. Me gustar¨ªa usar esto como argumento para refutar la acusaci¨®n de que mi poes¨ªa es altiva y minoritaria. Me gustan las frases hechas que repite la gente corriente en sus conversaciones. Los t¨®picos lo son por una raz¨®n muy v¨¢lida. Son f¨®rmulas que le sirven a una inmensa mayor¨ªa de la gente para expresar sus sentimientos e ideas m¨¢s ¨ªntimos, y eso es importante. Son frases rodeadas de un halo especial, sancionadas por la costumbre y que han sido ¨²tiles a much¨ªsima gente.
P. ?Escribi¨® Una ola como respuesta a una grave enfermedad?
R. Ten¨ªa una infecci¨®n en la columna vertebral que nadie acertaba a identificar. Me ingresaron, pero los m¨¦dicos me desahuciaron. Despu¨¦s de anunciada mi muerte, apareci¨® milagrosamente un cirujano que asegur¨® que me pod¨ªa salvar, y as¨ª fue, aunque tras la operaci¨®n me quedaron numerosas secuelas. Me ocurre con frecuencia que otros me dicen cu¨¢l es el asunto de mi poes¨ªa, y entonces digo: ah, s¨ª, claro, tiene que ser eso. Empec¨¦ Una ola reci¨¦n recuperado y sin embargo jam¨¢s se me pas¨® por la cabeza que estaba escribiendo acerca de la enfermedad y del dolor. El primer verso del poema dice: 'Pasar por el dolor y no saberlo', as¨ª que probablemente surgi¨® de all¨ª, aunque como digo en ning¨²n momento era consciente de que mi escritura estaba ahondando en aquella experiencia. Por otra parte, Una ola tiene cierto car¨¢cter elegiaco. Es como si contemplara el curso de toda mi existencia, incluyendo la evocaci¨®n de un episodio amoroso concreto... Visto retrospectivamente, es como si me estuviera despidiendo de la vida.
P. ?Qu¨¦ piensa cuando le dicen de un poema suyo: "Es hermoso, pero no lo entiendo"?
R. Si les parece que es hermoso, ?qu¨¦ m¨¢s puedo pedir? Para m¨ª es suficiente. Sinceramente, no entiendo eso de "entender" la poes¨ªa. Cuando afronto un poema por primera vez lo que cuenta es el sentimiento, el goce est¨¦tico, si est¨¢ bien hecho. Una sola lectura no me permite pronunciarme sobre la cuesti¨®n de lo que significa. Y siempre, al releerlo compruebo que todo est¨¢ ah¨ª, aunque no se manifestara en mi primer contacto gozoso con el texto.
P. Se ha dicho que una de las se?as de identidad de su poes¨ªa es su habilidad para burlar las leyes de la sintaxis.
R. No creo que sea cierto. Tal vez no sean l¨®gicos, pero mis poemas son sint¨¢cticamente correctos.
P. ?No son l¨®gicos?
R. No necesariamente. (Risas).
P. Sigue siendo muy prol¨ªfico. No parece que jam¨¢s cese de escribir y publicar.
R. ?No es eso lo que se supone que tienen que hacer los escritores? Aunque soy viejo, sigo al pie del ca?¨®n. La misi¨®n del poeta es escribir poes¨ªa.
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