Respira el Madrid
Un pol¨¦mico gol de Helguera da la victoria al equipo de Queiroz, que jug¨® la segunda parte con diez, frente a un Atl¨¦tico muy vulgar
La personalidad del Madrid, en situaci¨®n cr¨ªtica antes y durante una buena parte del derby, prevaleci¨® sobre las deficiencias del Atl¨¦tico en una noche cargada de de errores. Por un momento se pens¨® que en la cuenta de Pav¨®n se pod¨ªa cargar un penalti, su expulsi¨®n y el tanto del Atl¨¦tico. Y se pod¨ªa a?adir la p¨¦rdida del t¨ªtulo y su ruidoso efecto en un club que ha vibrado con una temporada grandiosa y ahora se teme el fiasco. Pero el Madrid sobrevivi¨®. Lo hizo por pura necesidad y tambi¨¦n por coraje, dos condiciones necesarias pero no suficientes. Un error del ¨¢rbitro result¨® decisivo en el triunfo, que vistas las circunstancias puede tener grandes consecuencias en el campeonato. Se equivoc¨® el ¨¢rbitro por dos veces. No vio el empuj¨®n de Ra¨²l a Aragoneses, ni la posici¨®n ilegal de Helguera, el autor del segundo gol del Madrid. En realidad, el partido requer¨ªa la colaboraci¨®n de todos en el cap¨ªtulo de fallos. Fracas¨® Aragoneses en el primer gol del Madrid, se enred¨® Pav¨®n en la jugada que dej¨® a su equipo contra las cuerdas y apareci¨® el ¨¢rbitro para bendecir todos los desastres.
ATL?TICO 1 - REAL MADRID 2
Atl¨¦tico: Aragoneses; Gaspar, Garc¨ªa Calvo, Lequi, Sergi; Aguilera, De los Santos; Gabi (Nikolaidis, m. 46), Nano; Ibagaza (Jorge, m. 64) y Paunovic.
Real Madrid: Casillas; Salgado, Pav¨®n, Ra¨²l Bravo, Roberto Carlos; Beckham (Borja, m. 91), Helguera; Figo, Zidane (Guti, m. 87), Solari (Cambiasso, m. 71); y Ra¨²l.
Goles: 0-1. M. 4. Solari bate a Aragoneses por el primer palo. 1-1. M. 47. Paunovic, de penalti cometido por Pav¨®n a Nikolaidis. 1-2. M 77. Helguera, a la salida de un c¨®rner.
?rbitro: Moreno Delgado. Amonest¨® a De los Santos, Lequi, Aragoneses, Jorge, Gaspar y Ra¨²l Bravo. Expuls¨® a Pav¨®n por doble amarilla.
Unos 57.000 espectadores en el Calder¨®n.
Se esperaba un partido feo con los antecedentes de los dos equipos. El Atl¨¦tico es un equipo tieso, dependiente de la velocidad, la potencia y el ingenio de Fernando Torres. Apenas hay nada m¨¢s en un equipo chato, sin clase ni vuelo. Le faltan buenos jugadores y es previsible hasta el estrago. El pelotazo de Lequi encabeza todos los planes. Como recurso es bastante grosero. Tampoco da garant¨ªas de ¨¦xito. Por si acaso, Manzano ayud¨® en el conservador mensaje que envi¨® a sus chicos. Utiliz¨® la ausencia de Torres como coartada para eliminar a dos delanteros. Elimin¨® a Nikolaidis de la alineaci¨®n y coloc¨® a Paunovic en la punta. Paunovic es cualquier cosa menos delantero. Y se not¨®. El Atl¨¦tico estuvo afeitado durante todo el primer tiempo y lo pag¨®. No s¨®lo recibi¨® el gol de Solari, con un remate regalado por el portero, sino que no encontr¨® la manera de meter el diente al Madrid, que no estaba para grandes cosas.
El gol de Solari sac¨® al Madrid de la melancol¨ªa que le ha caracterizado en los ¨²ltimos tiempos. Ocurri¨® en el puro arranque del encuentro, despu¨¦s de una excelente jugada de Figo, el gran protagonista del encuentro. En un partido que med¨ªa el car¨¢cter de los jugadores tanto como su calidad, Figo estuvo muchos cuerpos por encima de los dem¨¢s. No hubo nadie en el Madrid, ni en el Atl¨¦tico, que se acercara a las prestaciones del futbolista portugu¨¦s. Figo sostuvo al Madrid con su intensa actuaci¨®n, casi dram¨¢tica a la vista de las circunstancias. Su equipo s¨®lo ten¨ªa como horizonte la victoria. Cualquier otro resultado era el finiquito de la temporada. El tanto de Solari ayud¨® a despejar los peores miedos del Madrid, pero no evit¨® las carencias que observa en las ¨²ltimas semanas. La ausencia de Ronaldo produjo un efecto parecido a la de Torres, aunque Ra¨²l siempre es un jugador de garant¨ªas en el ¨¢rea, cosa que no se puede decir de Paunovic.
El primer tiempo se disip¨® en un juego trabado, con numerosas faltas, casi todas protagonizadas por el Atl¨¦tico. Quer¨ªa un partido ¨¢spero. Ni tan siquiera alcanz¨® ese grado, ni tan siquiera con un par de acciones muy desagradables de Lequi y Nano en el segundo tiempo. Lo que defini¨® el encuentro fue la vulgaridad y la tensi¨®n creciente, derivada del resultado y de las dificultades que atravesaba el Madrid. Con diez jugadores, el empate y el galope del reloj, su suerte era muy delicada. Esta vez su respuesta fue irreprochable, no tanto por la altura de su f¨²tbol como por la voluntad de ganar el partido en las peores circunstancias. Es cierto que el Atl¨¦tico tuvo alguna oportunidad clamorosa en medio de aquel paisaje roto. A Jorge se le apag¨® la luz en un mano a mano con Casillas, impecable en este tipo de acciones, y Nano no acert¨® con un remate que se escap¨® por un palmo. Pero las condiciones para el Atl¨¦tico eran tan favorables que es dif¨ªcil explicar su par¨¢lisis. Quiz¨¢ no sea tan dif¨ªcil la explicaci¨®n: sin Torres es un equipo de recursos muy limitados.
Al Madrid le import¨® menos el caos del segundo tiempo que la sensaci¨®n que trasladaba. El caso es que produc¨ªa jugadas de peligro en el ¨¢rea del Atl¨¦tico. Para la moral de la tropa era la mejor noticia. El resto quedaba a cargo de cualquier remate, de lo azaroso o de los errores que parec¨ªan protagonizar el encuentro. As¨ª fue. El error correspondi¨® al ¨¢rbitro y el gol a Helguera, un tanto que despertar¨¢ la pol¨¦mica pero que no evitar¨¢ las consecuencias del tanto. Gan¨® el Madrid, que se mantiene a la caza de la Liga. Se lo permiti¨® el Atl¨¦tico, un equipo de muy segunda fila.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.