Cacas
Conduzco por las calles de Almer¨ªa. Estoy detenido en un sem¨¢foro. Se abre la portezuela del coche que me precede, y una mano vuelca en la calzada un cenicero lleno de colillas. Toc, toc, toc. Lo sacude bien golpeando el cenicero contra el suelo. Su concienzudo ocupante seguramente se queje luego, como nos quejamos todos los que vivimos en Almer¨ªa, de lo sucia que est¨¢ nuestra ciudad. Ni siquiera un miembro del eficaz partido de Megino -el hombre m¨¢s deseado en nuestra provincia despu¨¦s de David Bisbal- es capaz de mantenerla limpia. Nobleza obliga: Esteban Rodr¨ªguez, concejal de Mantenimiento y Medio Ambiente, ha cambiado los contenedores y ahora los d¨ªas de viento las raspas de lenguado no vuelan como guirnaldas sobre nuestras cabezas.
En su libro sobre Nueva York Mu?oz Molina no se?ala algo que a ¨¦l como andaluz residente en Madrid ha tenido que llamarle la atenci¨®n: en las aceras de Manhatthan no hay mierdas de perro. Es comprensible que este detalle se le pase inadvertido al ciudadano de un pa¨ªs con cultura c¨ªvica. Pero para alguien que ha crecido en Andaluc¨ªa tiene que ser una sorpresa y una liberaci¨®n poder caminar sin peligro. S¨®lo en Sevilla los perros depositan diariamente 5.000 kilos de excrementos. Aunque las ordenanzas de todos los municipios espa?oles obligan a los due?os a limpiar las cacas de sus chuchos so pena de fuertes multas, es rara la persona que sale a pasear el perro pertrechada con instrumentos de limpieza. En Madrid el problema es tan grave que el alcalde est¨¢ pensando en hacer pruebas de ADN a las deposiciones para identificar al perro y al cochino de su due?o.
No hay datos sobre los kilos que deponen los perros de Almer¨ªa, pero a juzgar por el estado de nuestras aceras, no debemos de estar muy lejos de los ¨ªndices sevillanos. Y adem¨¢s tenemos nuestros propios problemas. Un poco m¨¢s arriba de El Toyo, donde se est¨¢ construyendo la villa ol¨ªmpica para los Juegos Mediterr¨¢neos de 2005, se encuentra el vertedero de Almer¨ªa. Algunas veces la presi¨®n atmosf¨¦rica hace que los vapores de las basuras en descomposici¨®n se extiendan como una nube t¨®xica por los barrios perif¨¦ricos. En verano los olores despiertan a los vecinos de madrugada. Reci¨¦n llegado a Almer¨ªa, desesperado por aquella peste y antes de descubrir su origen, llegu¨¦ a pensar que ten¨ªa un cementerio en el jard¨ªn, que le hab¨ªa comprado la casa a uno de esos psic¨®patas que entierran a sus v¨ªctimas en el patio trasero. El ayuntamiento socialista convirti¨® el vertedero en una planta de compostaje, la m¨¢s moderna de toda Europa. Es una l¨¢stima que no funcione. Pero se puede visitar.
Donde tambi¨¦n debe de haber mucha caca es en los Ministerios de Econom¨ªa y de Fomento que acaban de dejar vacantes los ministros del PP. Pero al contrario de lo que sucede en Almer¨ªa, Rato y Cascos s¨ª se han dado prisa en limpiar sus respectivas dependencias. Seg¨²n he o¨ªdo en la Cadena Ser, al d¨ªa siguiente de las elecciones se empezaron a destruir en ambos ministerios tal cantidad de documentos, que los encargados de hacerlo tuvieron que usar mascarillas para no asfixiarse. Eso es ser limpio y lo dem¨¢s son cuentos.
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