El Celta aprieta los dientes en Albacete
De la combinaci¨®n de seriedad defensiva y pegada extrajo el Celta su primera alegr¨ªa en dos meses largos. Tras ocho partidos sin vencer salieron los de Vigo del Carlos Belmonte con los tres puntos y la sensaci¨®n de que a¨²n es posible el milagro, aunque las cuestiones de orden est¨¦tico queden aparcadas. En Albacete mantuvo su puerta a cero por tercer partido consecutivo, el tercero desde que se fue Antic, pero esta vez compens¨® su oficio en la zaga con una deslumbrante administraci¨®n de sus oportunidades: tuvo cuatro y convirti¨® dos. Y a¨²n m¨¢s importante: resisti¨® al conato de ataque de ansiedad que durante algunos minutos pareci¨® poner en peligro el resultado.
Por supuesto, el partido fue un horror. El Albacete trat¨® la pelota como a un trapo, y el Celta se resguard¨® detr¨¢s de la seguridad defensiva que le da saber al fin cu¨¢l es su zaga titular. De la continuidad de Velasco, Berizzo, M¨¦ndez y Juanfran han llegado tres encuentros sin goles en contra, todo un tesoro para un equipo que hab¨ªa hecho de las goleadas costumbre. Adem¨¢s, esta vez el equipo gallego acert¨® con la porter¨ªa rival
ALBACETE 0 - CELTA 2
Albacete: Almunia; ?scar, Buades, Siviero, Pe?a; Viaud, Parri (?lvaro, m. 29); P. Redondo, Pacheco (Mikel, min. 53), Munteanu; y Fabiano (Aranda, min. 46).
Celta: Cavallero; Velasco, M¨¦ndez, Berizzo, Juanfran; Giovanella, Oubi?a; ?ngel, Edu (Sylvinho, m. 81), Gustavo L¨®pez (Jesuli, m. 53) (Ilic, m. 84); y Milosevic.
Goles: 0-1. M. 21. Juanfran, de cabeza.
0-2. M. 46. Gustavo L¨®pez, de cerca.
?rbitro: P¨¦rez Lasa. Expuls¨® a C¨¦sar Ferrando, t¨¦cnico del Albacete y a Sylvinho (m. 87). Amonest¨® a Pacheco, Juanfran, Viaud, Montiel, Pe?a, G. L¨®pez, Redondo, Giovanella y Aranda.
16.000 espectadores en el Carlos Belmonte.
Claro que la tranquilidad es un concepto muy relativo en el equipo vigu¨¦s. Si durante la primera parte transmiti¨® la sensaci¨®n de tener el partido bajo control, en cuanto Gustavo L¨®pez anot¨® el segundo gol, a la vuelta del descanso, cedi¨® demasiado terreno y pas¨® a vivir de los despejes de sus centrales. Pero los celestes apretaron los dientes, y conservaron una victoria que le permite creer en la salvaci¨®n.
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