Salvar el Jaizkibel
Tiene su punto de humor ingl¨¦s que el titular del Departamento de Transportes, sr. Amann, trate de justificar el dislate ambiental de la creaci¨®n de un puerto industrial en los acantilados del Jaizkibel (Pasaia) aduciendo el cumplimiento del Protocolo de Kioto sobre el cambio clim¨¢tico. Si el asunto no fuese tan serio, podr¨ªa verse incluso como un buen chiste. No es, precisamente, el Departamento de Transportes el que se ha caracterizado estos ¨²ltimos a?os por preocuparse del cumplimiento de Kioto. Algunos recordamos que en noviembre de 2002 y a propuesta del consejero Amann, el Gobierno vasco aprobaba un Plan Director de Transporte Sostenible sin metas ambientales concretas, fechas ni partidas presupuestarias, es decir sin compromisos reales de cambio. Aquel plan fue sencillamente humo.
Una obra como ¨¦sta supone la destrucci¨®n irreversible de tres kil¨®metros de acantilados en una zona de muy alto valor ecol¨®gico
Por supuesto me alegro de que el departamento empiece a preocuparse por la grave responsabilidad que el sector del transporte ha tenido y tiene en el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero en el Pa¨ªs Vasco, pero cualquier estudioso del tema podr¨ªa aportarle 100 ideas concretas, pr¨¢cticas, eficaces para mejorar el comportamiento del transporte vasco sobre dichas emisiones sin que conlleven la destrucci¨®n irreversible de tres kil¨®metros de acantilados en uno de los enclaves, Jaizkibel, ecol¨®gicamente m¨¢s valiosos de nuestro litoral.
La envergadura de la agresi¨®n ambiental al litoral vasco que supone el denominado puerto exterior de Pasajes s¨®lo es comparable a la que, en su d¨ªa, supon¨ªa la central nuclear de Lemoiz o los planes de convertir el estuario de la R¨ªa de Gernika -hoy ¨²nica Reserva de la Biosfera del Pa¨ªs Vasco- en un enorme puerto industrial. Por supuesto, aquellos proyectos tambi¨¦n contaban con "s¨®lidas" justificaciones econ¨®micas y sociales y trataban de vender, como hoy hacen los promotores de este nuevo megaproyecto, que eran "obras vitales" para el desarrollo econ¨®mico de la zona y del Pa¨ªs Vasco.
Una generaci¨®n despu¨¦s de aquellos desatinos propios de un desarrollismo salvaje, la primera diferencia que nos separa en t¨¦rminos ambientales de aquellos tiempos es que formamos parte de una Uni¨®n Europea que ha hecho una opci¨®n firme, de gran calado y alcance pol¨ªtico por el desarrollo sostenible. Formamos parte de una UE cuyo Consejo ha emitido en a?os recientes dos resoluciones en las que puede leerse que "las zonas costeras constituyen una herencia com¨²n, fr¨¢gil y vital y es fundamental salvaguardar su diversidad biol¨®gica, el valor de sus paisajes, su calidad ecol¨®gica y su capacidad de mantener la vida, la salud, la actividad econ¨®mica y el bienestar social".
Formamos parte de una Uni¨®n Europea cuyo Parlamento y Consejo aprobaron en el a?o 2002 una Estrategia para Europa de Gesti¨®n Integrada de las Zonas Costeras, que aboga por un planteamiento estrat¨¦gico basado en "la protecci¨®n del medio ambiente costero, formulado en t¨¦rminos de ecosistemas y capaz de preservar la integridad y funcionamiento de los mismos, as¨ª como la gesti¨®n sostenible de los recursos naturales de los componentes tanto marinos como terrestres de las zonas costeras".
La segunda diferencia respecto a aquellos tiempos es que, hoy d¨ªa, el Pa¨ªs Vasco cuenta con unas normas de protecci¨®n ambiental que ni siquiera Transportes ni la Diputaci¨®n de Guip¨²zcoa podr¨¢n ningunear. Para empezar, el entorno del Jaizkibel est¨¢ incluido en el Plan Territorial Sectorial de Protecci¨®n y Ordenaci¨®n del Litoral del Pa¨ªs Vasco y habr¨ªa que modificar dicho plan para poder acometer el proyecto. Para continuar, Jaizkibel figura en la lista de lugares que el Pa¨ªs Vasco aporta a la Red Natura 2000 de la UE y est¨¢ incluido en el Listado Abierto de Espacios de Inter¨¦s Natural¨ªstico, creado al albur de las Directrices de Ordenaci¨®n Territorial. Figura como una de las cinco grandes ¨¢reas naturales a conservar y proteger en Gup¨²zcoa seg¨²n el Estudio de los Espacios de Inter¨¦s Natural¨ªstico aprobado por la Diputaci¨®n Foral en 1990.
A¨²n m¨¢s, el dominio p¨²blico mar¨ªtimo terrestre del que forma parte el entorno del Jaizkibel est¨¢ declarado Zona Ambientalmente Sensible por la ley 3/1998 de protecci¨®n del medio ambiente aprobada por el Parlamento vasco. Ello supone, entre otras cosas, que no es suficiente la Evaluaci¨®n de Impacto Ambiental realizada, sino que habr¨ªa de llevarse a cabo una Evaluaci¨®n Conjunta de Impacto Ambiental de todo el plan del puerto exterior al amparo del Decreto 183/2003 del Gobierno vasco y de la Directiva de referencia 2001/42/CE sobre Evaluaci¨®n ambiental estrat¨¦gica de determinados planes y programas.
El impacto ambiental de una obra como ¨¦sta supone la destrucci¨®n irreversible de tres kil¨®metros de acantilados en una zona de litoral de muy alto valor ecol¨®gico y paisaj¨ªstico. Supone planchar con hormig¨®n un espacio equivalente a 400 campos de f¨²tbol, modificando todo el ecosistema y alterando de manera brutal el r¨¦gimen de corrientes, oleajes y sedimentos de la zona costera, lo que, con el paso del tiempo, sin duda repercutir¨¢ en las sedimentaciones necesarias para la preservaci¨®n de los sistemas de playa de zonas interconectadas con Jaizkibel como son Hondarribia y Hendaya. Supone que comunidades biol¨®gicas catalogadas de amenazadas como el cormor¨¢n mo?udo, el halc¨®n peregrino, la gaviota sombr¨ªa vean alteradas sus ¨¢reas de reproducci¨®n. Y que la planta end¨¦mica del litoral del Pa¨ªs Vasco, Armeria euscadiensis, que tiene su principal poblaci¨®n entre los acantilados del Jaizkibel, reciba un golpe de muerte.
Adem¨¢s de los impactos ambientales negativos del proyecto, m¨¢s que suficientes para invalidarlo de ra¨ªz, hay otros aspectos econ¨®micos y de planificaci¨®n que lo cuestionan totalmente. En primer lugar, el litoral vasco tiene apenas 192 kil¨®metros de costa, de los que 22,5 est¨¢n totalmente urbanizados y 25,5 son playas plenamente explotadas. Euskadi cuenta ya en el Abra de Bilbao con un macropuerto industrial, el m¨¢s importante de la cornisa cant¨¢brica, con capacidad para mover m¨¢s de 30 millones de toneladas anuales y con potencial para absorber los previsibles aumentos en el tr¨¢fico mar¨ªtimo a nuestra costa en los pr¨®ximos a?os.
En segundo lugar, el actual Puerto de Pasajes supone, hoy d¨ªa, en torno al 1,65% del Producto Interior Bruto de Guip¨²zcoa. Afirmaciones del estilo de que "sin la realizaci¨®n del puerto exterior se puede resentir el conjunto de la econom¨ªa guipuzcoana" no tienen el m¨¢s m¨ªnimo fundamento econ¨®mico. La regeneraci¨®n y modernizaci¨®n del Puerto de Pasajes puede y debe acometerse, pero sin que ello suponga destruir un valioso componente del capital natural de nuestro pa¨ªs como los acantilados del Jaizkibel.
En tercer lugar, la pol¨ªtica de gesti¨®n integrada del litoral, y dentro de ella la pol¨ªtica sobre puertos, ha de hacerse desde la perspectiva de los intereses del conjunto del Pa¨ªs Vasco. La comunicaci¨®n de la Comisi¨®n al Consejo y al Parlamento Europeo sobre la gesti¨®n integrada de las zonas costeras del a?o 2002 se?ala, al respecto, que es a nivel de comunidad aut¨®noma/ regi¨®n desde el que se dispone de suficientes conocimientos y competencias para adoptar una visi¨®n estrat¨¦gica sobre el desarrollo del litoral que "pueda contrarrestar los poderosos intereses econ¨®micos y pol¨ªticos a corto plazo adoptados a escala local para fomentar decisiones poco sostenibles".
En conclusi¨®n, el modelo de crecimiento econ¨®mico basado en la destrucci¨®n del capital natural es un modelo completamente obsoleto. Proyectos como el que nos ocupa s¨®lo se entienden por los intereses econ¨®micos ego¨ªstas y cortoplacistas de un pu?ado de empresas y por los de unas autoridades portuarias preocupadas exclusivamente por mejorar su particular cuenta de resultados. El nivel de desarrollo econ¨®mico, social y ambiental que ha alcanzado el Pa¨ªs Vasco en los inicios del siglo XXI afortunadamente nos permiten mirar con optimismo hacia el futuro sin necesidad de acometer proyectos propios de un pasado de desarrollismo salvaje que est¨¢ completamente fuera de lugar. La sociedad vasca sabr¨¢ salvar, tambi¨¦n, los acantilados del Jaizkibel.
Antxon Olabe es economista ambiental.
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