Regreso del infierno
Manuel Pablo, a?o y medio despu¨¦s de su grav¨ªsima lesi¨®n, recupera el nivel que le convirti¨® en el mejor lateral espa?ol
El milagro del Deportivo ante el Milan fue como una suma de peque?as proezas. El incre¨ªble gol de Pandiani d¨¢ndose la vuelta ante Maldini, el inhabitual cabezazo de Valer¨®n en el segundo tanto, el remate de Fran que entr¨® en la porter¨ªa tras rebotar en Caf¨² ... Y tambi¨¦n el regreso de Manuel Pablo. A?o y medio despu¨¦s de una fractura de tibia y peron¨¦ que muchos consideraron el epitafio de su carrera, el lateral canario se sinti¨® esa noche impulsado por la fe que ilumin¨® a todo el equipo y, por primera vez, volvi¨® a recordar a aquel futbolista que en el verano de 2002 quiso llevarse el Madrid a precio de gal¨¢ctico. Manuel Pablo ha vuelto de una larga estancia en el infierno, justo para asaltar la Liga de Campeones, cuyas semifinales llevan ma?ana al Deportivo a Oporto.
"No s¨¦ si volver¨¢ a ser el de siempre, pero empieza a parec¨¦rsele mucho", confiesa un miembro del cuerpo t¨¦cnico deportivista. Un diagn¨®stico que asume el propio jugador: "No podr¨ªa decir si estoy al mismo nivel de antes, pero, desde la lesi¨®n, nunca me hab¨ªa encontrado tan bien. Ahora tengo continuidad en el equipo y he ganado confianza. F¨ªsicamente estoy muy bien y no noto secuelas. Y para m¨ª eso es muy importante, porque yo dependo mucho m¨¢s del f¨ªsico que otros jugadores con m¨¢s condiciones t¨¦cnicas".
El portento atl¨¦tico de Manuel Pablo, un tragamillas capaz de robar un bal¨®n junto a su ¨¢rea y subirlo hasta la contraria para dar un centro de gol, le lleg¨® a convertir en el mejor lateral derecho espa?ol. Una carrera que se vino abajo en un duelo de la m¨¢xima rivalidad contra el Celta, cuando una entrada fortuita de Giovanella le fractur¨® la tibia y el peron¨¦. ?l mismo consider¨® excesivamente optimista el plazo de seis meses de baja que le pronosticaron los m¨¦dicos. Pero tampoco estaba preparado para una recuperaci¨®n tan lenta.
No volvi¨® a jugar en toda esa campa?a y ni siquiera pudo hacer la pretemporada siguiente. Se reincorpor¨® con la Liga ya comenzada, y entonces llegaron los momentos m¨¢s amargos. "Quer¨ªa hacerlo todo muy r¨¢pido, jugar inmediatamente ... Pero no pod¨ªa. No encontraba el ritmo y llegu¨¦ a desesperarme un poco", reconoce. Algunas voces le declaraban irrecuperable para el f¨²tbol. Como no entraba en el equipo, hasta lleg¨® a plantearse una cesi¨®n. El entrenador, Javier Irureta, le insist¨ªa en que se atreviese a acometer al contrario sin esperar a que lo encarara. El hombre parec¨ªa bloqueado, y cuanto m¨¢s lo exhortaba Irureta, m¨¢s se ofuscaba. Los responsables de la plantilla sospechaban que era un problema psicol¨®gico. Cuando empez¨® a entrar en el equipo con cierta asiduidad, sufri¨® otro mazazo. El Deportivo se hab¨ªa puesto l¨ªder de la Liga a falta de cinco jornadas para el final y sus aspiraciones al t¨ªtulo se dirim¨ªan en un choque contra el Valencia en Riazor. Los blanquiazules perdieron 1-2, y los dos tantos visitantes nacieron en fallos clamorosos de Manuel Pablo.
Pero ¨¦l sigui¨® adelante, con la sonrisa que no le abandona ni en los momentos de mayores esfuerzos, apoyado por Valer¨®n, su amigo del alma desde que empezaron juntos en el filial de la UD Las Palmas, y con el cari?o de todos sus compa?eros, que le adoran un¨¢nimemente. Otra noche aciaga en M¨®naco, a comienzos de este curso, volvi¨® a interrumpir su rehabilitaci¨®n. Manuel Pablo, siempre alegre, afable y generoso, persever¨® a pesar de todo. Hasta que un d¨ªa de abril lleg¨® el Milan a Riazor, y se despert¨® convertido de nuevo en el futbolista que fue.
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