Efectos de la retirada

No cab¨ªa esperar una acogida ben¨¦vola de EE UU al anuncio de retirada de las tropas espa?olas de Irak. El portavoz de la Casa Blanca declar¨® ayer que Bush hab¨ªa lamentado, en una brev¨ªsima conversaci¨®n telef¨®nica con Rodr¨ªguez Zapatero, la "repentina" decisi¨®n del presidente espa?ol. En id¨¦nticos t¨¦rminos se pronunci¨® el candidato dem¨®crata, John Kerry. El llamamiento del l¨ªder chi¨ª M¨²qtada al S¨¢der a no atacar a las tropas espa?olas y las previsibles manipulaciones de otros movimientos como Al Qaeda no contribuyen precisamente a subrayar el car¨¢cter de una decisi¨®n que se ha tomado de forma completamente aut¨®noma ante una gesti¨®n desastrosa y no multilateral de la crisis de Irak, tras una guerra ilegal e ileg¨ªtima.

No cabe minimizar que, hoy por hoy, la decisi¨®n le crea a Espa?a un problema de imagen en EE UU que tiene una dif¨ªcil gesti¨®n. No es una novedad, pues ya ocurri¨® en 1986 con la exigencia de retirada de las fuerzas estadounidenses de Torrej¨®n. Pero una vez cumplida, se alcanz¨® una estrecha colaboraci¨®n entre ambos pa¨ªses, por ejemplo en la guerra del Golfo de 1991. Tampoco la presencia de las tropas en Irak ha reportado nada positivo a Espa?a. Pero el nuevo ministro de Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos, tendr¨¢ una ardua labor ma?ana en Washington para empezar a recomponer los platos rotos y para que la retirada no se interprete equ¨ªvocamente como un gesto antiamericano. No lo es y puede servirle para desarrollar la idea, desgranada en la campa?a electoral, de una renovaci¨®n de la relaci¨®n transatl¨¢ntica bajo la idea de un New West o Nuevo Occidente.

Pero como buen conocedor de Oriente Pr¨®ximo, Moratinos no deber¨ªa limitarse a hablar de Irak, sino del insensato e incondicional apoyo de la Administraci¨®n de Bush a las tesis rupturistas de toda posibilidad de paz de Ariel Sharon. Y puede encontrar la colaboraci¨®n de Javier Solana, con el que coincidir¨¢ en Washington, en el momento en que hay un Gobierno en Espa?a que deber¨ªa ser capaz de aprovechar la credibilidad del Alto Representante de la UE para la Pol¨ªtica Exterior

Las preocupaciones de EE UU no se refieren al impacto militar -m¨ªnimo- de la salida de los 1.400 soldados espa?oles, sino al agujero pol¨ªtico que provoca en la llamada coalici¨®n. Al menos de momento, los dem¨¢s socios se mantienen impert¨¦rritos. Berlusconi ha realizado cr¨ªticas discretas a Zapatero, pero sus socios en el Gobierno, como la Liga Norte o la Alianza Nacional, han tenido palabras despectivas hacia el nuevo presidente del Gobierno espa?ol, mientras la oposici¨®n italiana reclama a su Gobierno que siga la senda de Zapatero. No es descartable que ¨¦ste sea el eje de las elecciones al Parlamento Europeo, convocadas ayer para el 13 de junio, que pueden acabar convirti¨¦ndose en Espa?a en una especie de refrendo sobre esta salida, respaldada por la sociedad y todos los grupos pol¨ªticos del Congreso, con la excepci¨®n del Partido Popular, a¨²n incapaz de reconocer sus errores.

Espa?a sigue hasta fin de a?o como miembro temporal del Consejo de Seguridad. Las pr¨®ximas semanas ser¨¢n cruciales para delimitar el nuevo papel de la ONU y la actitud de la Administraci¨®n de Bush en la gesti¨®n de Irak. De conseguirse un nuevo y fuerte protagonismo de la ONU, no hay que excluir que Espa?a se involucre de nuevo en el futuro de Irak, pero esta vez en labores aut¨¦nticas de reconstrucci¨®n y seguridad.

En todo caso, Zapatero no est¨¢ solo. Francia y Alemania han invitado ya a Espa?a a unirse a sus impulsos europe¨ªstas. Y el hecho de que el presidente del Gobierno acuda cuanto antes al Congreso para explicar su decisi¨®n, indica un cambio importante. A¨²n m¨¢s lo ser¨ªa el respaldo formal del Parlamento para una decisi¨®n que ya se ha puesto en marcha, pues el nuevo ministro de Defensa, Jos¨¦ Bono, anunci¨® anoche que el repliegue militar "se ha iniciado" y terminar¨¢ en unas cinco semanas. La log¨ªstica del relevo en curso sirve ahora para este repliegue.

En d¨ªa tan importante para el Ministerio de Defensa, su nuevo titular no perdi¨® ocasi¨®n de singularizarse, de acuerdo con su peculiar estilo, lleno de personalismo y de vocaci¨®n populista. Su toma de posesi¨®n, un d¨ªa despu¨¦s de que lo hicieran los dem¨¢s ministros, tuvo m¨¢s el aire de una boda con presencia de famosos -nuncio del Papa incluido- que de un acto pol¨ªtico. En consonancia con este clima, su discurso pec¨® de alg¨²n exceso de familiaridad, como cuando atribuy¨® a la falta de testosterona la ausencia de algunas personalidades del PP a las que hab¨ªa invitado. Todo gobernante que estrena cargo tiene derecho a cierta indulgencia respecto a su estilo personal, pero a Bono se le fue ayer la mano cuando est¨¢ en juego el regreso de unos soldados que est¨¢n en zona de guerra.