Promesa cumplida
La comparecencia televisiva del presidente del Gobierno en la tarde del domingo para anunciar "el regreso a casa en el menor tiempo y con la mayor seguridad posibles" del contingente enviado a Irak por Aznar hace nueve meses fue sorprendente en la forma pero no por su contenido. En efecto, el compromiso de Zapatero de retirar de Irak a la Brigada Plus Ultra -bajo el mando supremo de EE UU y la dependencia funcional de Polonia- no s¨®lo formaba parte del programa electoral del PSOE sino que fue tomado nada m¨¢s iniciarse la ocupaci¨®n militar del territorio. Durante el debate de investidura de la pasada semana, el candidato socialista ratific¨® el significado inequ¨ªvoco de su actitud -"no cabe malinterpretarla"- sobre la presencia militar espa?ola en Irak y contest¨® a la recelosa pregunta del portavoz del PP -"?Puede usted explicar de una vez por todas qu¨¦ quiere?"- con una respuesta contundente: "Sacar a Espa?a de la foto de las Azores, sacar a Espa?a de la guerra ilegal e injusta que se produjo": a menos que Naciones Unidas -precis¨® poco despu¨¦s- se hiciera "con el control pol¨ªtico y con la direcci¨®n militar" del territorio ocupado.
Tras se?alar el 30 de junio como "fecha l¨ªmite" para el regreso de las tropas, Zapatero comunic¨® igualmente al portavoz de IU su preocupaci¨®n por el creciente deterioro de la situaci¨®n iraqu¨ª y la cuasi imposibilidad de que Naciones Unidas pudiera aprobar antes del verano -por razones no s¨®lo de tiempo sino tambi¨¦n de fondo- la resoluci¨®n requerida por el Ejecutivo espa?ol para suspender el repliegue. El presidente del Gobierno explic¨® tambi¨¦n a Llamazares que su silencio sobre los detalles log¨ªsticos se deb¨ªa a "elementales razones de seguridad". As¨ª pues, la injuriosa afirmaci¨®n de Rajoy seg¨²n la cual el presidente del Gobierno habr¨ªa mentido ("no dijo la verdad o al menos toda la verdad") durante el debate de investidura es un infundio: su discreci¨®n sobre las fechas y los procedimientos de la operaci¨®n militar s¨®lo fue una medida de prudencia. En su autoproclamado papel de l¨ªder de la ¨²nica oposici¨®n patri¨®tica al Gobierno socialista, el portavoz del PP sentenci¨® que la repatriaci¨®n de la Brigada Plus Ultra ser¨ªa "muy poco edificante", resultar¨ªa "profundamente inmoral e insolidaria" por "dejar abandonados a 26 millones de iraqu¨ªes" y convertir¨ªa a Espa?a en "un pa¨ªs m¨¢s vulnerable y d¨¦bil ante el terrorismo", "poco fiable" para el resto del mundo y del que "no podemos sentirnos orgullosos"; no es dif¨ªcil reconocer en ese rapapolvo la escuela de bajezas, bellaquer¨ªas y calumnias creada por Aznar. Finalmente, la acusaci¨®n de que Zapatero "ha tirado la toalla" antes de tiempo sin aguardar a que el Consejo de Seguridad act¨²e de aqu¨ª al 30 de junio es otra falacia.
El anterior presidente del Gobierno comunic¨® al Congreso el 18 de marzo de 2003 -nada m¨¢s regresar de su desdichado viaje a las Azores - que no habr¨ªa "tropas de combate espa?olas en el teatro de operaciones" y que las fuerzas militares despachadas a Irak (unos 1.100 efectivos embarcados en el buque Galicia) no participar¨ªan en "misiones de ataque o de car¨¢cter ofensivo" sino en tareas "de ayuda humanitaria". Sin embargo, las directrices impartidas el 11 de julio de 2003 a la Brigada Plus Ultra, enviada a la zona centro-sur de Irak hasta el 30 de diciembre de ese a?o (plazo prorrogado hasta el 30 de junio de 2004), cambiaron de signo; la "reconstrucci¨®n, estabilidad y seguridad" del territorio ocupado fueron a partir de ese momento los objetivos del contingente espa?ol de 1.400 efectivos, s¨®lo inferior en n¨²mero a las tropas estadounidenses (130.000), brit¨¢nicas (9.000), italianas (3.000), polacas (2.460) y ucranias (1.600). El sangriento desarrollo de los acontecimientos durante las ¨²ltimas semanas en Diwaniya y Nayaf -donde opera la Brigada Plus Ultra- ha convertido en ilusoria esa misi¨®n: las tropas espa?olas se han visto inmersas a su pesar en un cruento conflicto armado que combina los rasgos de la guerra civil, la resistencia nacionalista y el terrorismo fundamentalista. La idea de que Naciones Unidas pudiera capitanear ahora una fuerza de interposici¨®n entre las partes en conflicto es disparatada: s¨®lo podr¨ªa subrogarse -y no debe ni puede hacerlo- en el papel de fuerza de ocupaci¨®n desempe?ado hasta ahora por Estados Unidos y sus subalternos aliados.
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