Portacojines
Un personaje crucial en el r¨¦gimen del emperador Haile Selassie de Etiop¨ªa, Su M¨¢s Sublime Majestad, fue su portacojines. Durante 26 a?os, seg¨²n relat¨® este peculiar personaje a Ryszard Kapuscinski, se encarg¨®, con un protocolo desarrollado al respecto, de evitar que los pies del Bondadoso Se?or quedaran colgando en el trono sin tocar el suelo, lo que sin duda hubiese producido el descr¨¦dito no s¨®lo del emperador sino que hubiese convertido Etiop¨ªa en una obra escrita a cuatro manos entre Ionesco y el Bombero Torero. Selassie fue un hombre de baja estatura, y la mayor¨ªa de tronos en los que encaj¨® su trasero hab¨ªan pertenecido a su t¨ªo abuelo, el emperador Menelik, que, comparado con ¨¦l, hab¨ªa sido extraordinariamente alto. Adem¨¢s, el cargo de Negus le exig¨ªa visualizar una altura superior a sus s¨²bditos en todo momento. Este desajuste biol¨®gico fue salvado con un coj¨ªn en el suelo y un responsable a sueldo para colocarlo cuando la ocasi¨®n lo requiriese. El portacojines se convirti¨® enseguida en una pieza imprescindible en la arquitectura de ese imperio purulento y despleg¨® un conocimiento cient¨ªfico de las peculiaridades de cada trono y del coj¨ªn que requer¨ªa para que los pies del Le¨®n Triunfador de la Tribu de Jud¨¢ nunca se balancearan como si se tratara de un ni?o. Muchos a?os despu¨¦s, y a muchos kil¨®metros de distancia, otro Rey de Reyes de playa, Eduardo Zaplana, establecer¨ªa un paralelismo similar al de Selassie con Gregorio Fideo Chico, su asesor de camisas y calcetines, quien desde 1999 qued¨® vinculado al presupuesto de la Generalitat para el delicado cometido de recoger los trajes del presidente y sacarles el m¨¢ximo partido en la secci¨®n de complementos, aunque, como cualquier paje, tambi¨¦n ha tenido que resolver con discreci¨®n otros asuntos propios del gremio. Incluso ahora, que pacen vacas flacas y ya no hay cargos para todos, Zaplana le ha encontrado un acomodo en el Grupo Parlamentario Popular del Congreso de los Diputados para que siga administrando su imperio, que se sustenta en su armario y su secreter, porque si el portacojines del Negus se lo cont¨® todo a Kapuscinski cuando el emperador se cay¨® del pedestal, qu¨¦ no largar¨¢ Fideo el d¨ªa que le falte lo principal.
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