Esto es Barcelona
En Esto es Nueva York, Andy White escribe un breve libro en el que analiza los sutiles, casi imperceptibles, pero numerosos cambios que han ido sucediendo en su ciudad en los ¨²ltimos meses. De hecho, los cambios son el asunto central del libro. Escrito en 1948, el libro llega ahora a nosotros, publicado por Ediciones Min¨²scula. Se trata de un bello texto, un homenaje a la ciudad de Nueva York. Es un libro que nos llega ahora de pronto a nosotros, en plena ¨¦poca de cambios. De cambios pol¨ªticos, pero tambi¨¦n de sutiles transformaciones urbanas. Conviene prestar atenci¨®n a ese libro. En ¨¦l, Andy White nos habla de una gran multitud de cambios que observa en una Nueva York que nos describe, con ola de calor incluida, a lo largo de 7.500 perfectas palabras. Este inteligente escritor, que era amigo de Dorothy Parker y m¨¢s de una vez se hab¨ªa dejado caer por la tertulia literaria del hotel Algonquin, nos habla, con una melancol¨ªa distendida, de cosas que ya han desaparecido de su ciudad. Nos habla de cambios muy sutiles. Hasta llega a hablarnos de c¨®mo, por ejemplo, el color de las fachadas de ladrillo rojo del lado norte de la calle Nueve, se convierten lentamente en p¨²rpura a medida que la luz se apaga.
Pero de pronto, uno de los cambios que observa White nos deja perplejos por la agudeza de su percepci¨®n prof¨¦tica de 1948: "El cambio m¨¢s sutil que ha experimentado Nueva York es algo de lo que la gente no habla demasiado, pero que est¨¢ en la imaginaci¨®n de todos. La ciudad, por vez primera en su larga historia, se ha vuelto vulnerable. Una escuadrilla de aviones, poco mayor que una bandada de gansos, podr¨ªa quemar las torres, convertir los t¨²neles del metro en recintos mortales".
Miro Barcelona y me digo que esto es Nueva York, o viceversa. De alguna forma, los barceloneses tenemos ahora m¨¢s v¨ªnculos que antes con Nueva York. ?O acaso la intimidad con la muerte y la testaruda evidencia de la aniquilaci¨®n no forma parte tambi¨¦n ahora de nosotros? Estoy hablando de esa intimidad que Andy White intuye que se encuentra en el sonido de los reactores en el cielo y en los negros titulares de la ¨²ltima edici¨®n. Tras la masacre de Madrid, se han producido cambios que nos han hecho m¨¢s vulnerables. Le o¨ª decir, el otro d¨ªa, a Josep Ramoneda que debemos ser conscientes de que estamos en zona de peligro y, sobre todo, de que cualquier pol¨ªtica, por local que sea, hoy s¨®lo tiene sentido si se piensa en t¨¦rminos globales. A veces, en Barcelona damos muestras de un cierto ensimismamiento pol¨ªtico cuando en realidad deber¨ªamos estar pensando que, con los ¨²ltimos cambios, podr¨ªa ser que estuvi¨¦ramos en Nueva York, aunque, eso s¨ª, salvando ciertas distancias. En Nueva York, dice Andy White, no se impone ning¨²n acontecimiento a sus habitantes. Y es que hay uno por cada minuto que pasa, y cada ciudadano puede elegir uno o ninguno, mientras que en ciertas ciudades provincianas "la elecci¨®n no reside en absoluto en el individuo. Es arrojado a los Lions. Los Lions son invencibles; el suceso, inevitable. Cae una cornisa y les da en la cabeza a todos los ciudadanos, hasta al ¨²ltimo hombre de la ciudad". En Barcelona, la verdad es que uno tiene la impresi¨®n de que vamos a ser arrojados al F¨°rum. Es el acontecimiento que van a imponernos. Ya nos lo est¨¢n presentando como suceso y cornisa inevitable. En esto no recordamos a Nueva York, pero, por lo dem¨¢s, la ciudad se ha vuelto tambi¨¦n vulnerable y estar en zona de peligro nos hermana. Conviene no olvidarlo, tanto si uno est¨¢ aqu¨ª como si est¨¢ en Nueva York. Los tiempos han cambiado.
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