Se despejan inc¨®gnitas del PP valenciano
Por m¨¢s discreci¨®n que se despliegue en las altas cotas dirigentes del PP valenciano, hasta el menos avisado de los observadores percibe cual ser¨¢ el desenlace de los principales problemas que lo afligen, que en realidad se encierran en dos: si se confirma la elecci¨®n de Francisco Camps como presidente del partido y qu¨¦ precio habr¨¢ de pagar por ello en forma de concesiones al zaplanismo org¨¢nico e institucional. La soluci¨®n a la primera inc¨®gnita -que en realidad nunca lo ha sido m¨¢s que a modo de ¨®rdago o farol- ser¨¢ formalizada el pr¨®ximo mi¨¦rcoles en la reuni¨®n de la Junta Directiva Regional donde se cumplir¨¢n las previsiones sucesorias, y probablemente con muy poca oposici¨®n. S¨®lo los desahuciados pol¨ªticos, como Fernando Giner, titular de la Diputaci¨®n de Valencia, y pocos m¨¢s, habr¨¢n de aguantar el tipo si no quieren perder la cara despu¨¦s de la campa?a que han desplegado contra el molt honorable.
En cuanto al precio a pagar ya es otro cantar m¨¢s discutible. Mucho depender¨¢ de la fuerza con que se vea el cada d¨ªa menos atribulado Camps, que constata c¨®mo sus adversarios pierden gas y se invierte la relaci¨®n de fuerzas. De tal suerte que mucho nos equivocamos o no erramos al afirmar que est¨¢ en condiciones de fijar las reglas del juego. Si no todas, s¨ª buena parte. Por ejemplo -y es un parecer contrastado en fuentes fiables- Camps acceder¨ªa a negociar ¨¢reas de control partidario, lo que es razonable habida cuenta de su leve carisma. Pero no cejar¨ªa en todo lo referente a la recomposici¨®n del Consell para acomodarlo a su propia din¨¢mica pol¨ªtica. El momento de ejecutar el cambio tampoco est¨¢ programado, pero no puede demorarlo mucho si ha de recuperar el cr¨¦dito perdido.
La n¨®mina de sacrificados y sacrificadas en la crisis prevista corre de boca en boca, pero no nos apuntaremos al bando de los mortificadores, si bien no es f¨¢cil soslayar el papel¨®n perdedor que ha asumido Eduardo Zaplana en todo este contencioso. Cierto es que el escenario se trastorn¨® con el batacazo electoral y que era muy dif¨ªcil dejar desamparados a sus leales en el Pa¨ªs Valenciano. Zaplana, y eso le honra, no olvida a los suyos, pero pasma comprobar c¨®mo un pol¨ªtico de su perspicacia no adivin¨® que no siendo secretario general del PP -o algo m¨¢s- ya no pod¨ªa hacer de manifasser en Valencia sin provocar la irritaci¨®n del vecindario, de muchos de sus correligionarios y de la mayor parte de las tribunas medi¨¢ticas. El caso de Cipri¨¤ Ciscar debi¨® de haberle aleccionado. Tampoco cabe esperar que en el pr¨®ximo congreso regional se invierta una situaci¨®n que ya ha ganado el campismo andante.
Pero entronizado definitivamente Camps falta por saber c¨®mo abordar¨¢ la reforma de RTVV que, a juicio de sus m¨¢s pr¨®ximos colaboradores, ha de constituirse en la prueba del nueve de que ¨¦l y s¨®lo ¨¦l luce la cl¨¢mide del poder. La TV auton¨®mica ser¨¢, como es, el basti¨®n m¨¢s preciado del clan zaplanista, cuyo control le permite alentar la esperanza de un regreso triunfal, abonado por tan demoledora arma. Ignoramos c¨®mo se ha concertado esta parcela por parte del cuarteto negociador -Gerardo Camps, Carlos Fabra, Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll y Seraf¨ªn Castellanos-, pero el resultado ser¨¢ expresivo del c¨®mo se ha cerrado el contencioso que nos ocupa.
Por fortuna para el PP, su principal adversario, el PSPV, est¨¢ todav¨ªa disfrutando la dulce derrota y enso?ando expectativas. De otro modo al Ejecutivo valenciano le faltar¨ªan manos para apagar incendios. Las deudas acumuladas en los cajones de Hacienda, Terra M¨ªtica o la imagen de un muerto econ¨®mico irredento, los d¨¦ficit en asistencia social e investigaci¨®n y etc¨¦tera. En suma, la labor esperable de una oposici¨®n, le habr¨ªa impedido ensimismarse en sus rencillas, que ya se prolongan casi un a?o. Joan Ignasi Pla, el l¨ªder socialista, deber¨ªa preocuparse por esta bajada de guardia, pues bien le consta que sus compa?eros de Madrid se han juramentado a reconquistar el Pa¨ªs Valenciano, aunque para ello haya de cambiar de candidato. Es un aviso que con toda seguridad tambi¨¦n habr¨¢ llegado a la calle Blanquer¨ªas, sede del partido. Confiemos en que, resueltos unos problemas, se ponga cada cual a la faena de gobernar sin tutelas y fiscalizar con apremio.
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