Medicina de Familia o desgracia social
Los m¨¦dicos de atenci¨®n primaria, los que atendemos el ambulatorio tradicional, estamos sufriendo un deterioro en nuestras actividades profesionales que son irracionales desde el punto de vista social. ?Qu¨¦ est¨¢ ocurriendo?
Dem¨¦ritos y desprop¨®sitos socioecon¨®micos, emigraci¨®n de profesionales a otros pa¨ªses mejor remunerados, desafortunados contratos basura que los profesionales por la precariedad laboral estamos obligados a aceptar, sueldos basura a pesar de lo que se crea.
La atenci¨®n de urgencias en atenci¨®n primaria es de aut¨¦ntica verg¨¹enza pues los centros no est¨¢n dotados de casi nada (electrocardi¨®grafo, fonendoscopio, aparato de toma de tensi¨®n, sala de curas y poco m¨¢s).
La atenci¨®n domiciliaria se presta con un m¨¦dico con escaso material, dando lugar a unos servicios de urgencias hospitalarios saturados. Sin ¨¢nimo de acentuar lo salarial, los profesionales de atenci¨®n primaria en estas urgencias son remunerados -noche incluida- con algo que no supera los ocho euros y once c¨¦ntimos la hora. Este an¨¢lisis me hace reflexionar que esto no funciona en esta comunidad.
Soy un m¨¦dico de familia de cincuenta y dos a?os con una perspectiva de media vida dedicada al ejercicio de mi profesi¨®n.
El retroceso en los dos ¨²ltimos a?os ha sido tan notorio que me da mucha pena que sigamos sin levantar la voz. ?El motivo? El 70% de los profesionales sanitarios est¨¢n pendientes de una resoluci¨®n de oferta p¨²blica de empleo, alguno de ellos con m¨¢s de veinticinco a?os trabajando de interinos en una empresa estatal.
Solamente podemos elevar una voz clara y contundente aquellos que tenemos la suerte de tener un puesto fijo de empleo en esta macro empresa.
Alzo la voz profunda y dolorosa por todos estos profesionales que estamos en funci¨®n de la sociedad a la que servimos con serena disciplina.
Dicha disciplina no deber¨ªa impedir la manifestaci¨®n p¨²blica de un sentimiento de vejaci¨®n por nuestros representantes pol¨ªticos y sociales as¨ª como una gran perplejidad por el inmovilismo de un amplio sector de profesionales de la salud.
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