El crep¨²sculo del h¨¦roe americano: Superman se convierte en Lex Luthor
Los grandes h¨¦roes de la mitolog¨ªa estadounidense adoptan muchas formas, pero siempre se ponen del lado de los d¨¦biles, todo lo contrario de lo que ocurri¨® el viernes pasado en la Casa Blanca

La muerte de Gene Hackman es un pretexto tan bueno como cualquier otro para volver a ver en Filmin Superman, la pel¨ªcula de 1978 con la que Richard Donner inaugur¨® el cine de superh¨¦roes, el pantano en el que ahora se est¨¢ ahogando la imaginaci¨®n de Hollywood, pero que entonces era algo muy nuevo. Hackman, que fue encontrado muerto en su casa de Santa Fe el pasado jueves, interpretaba a un memorable Lex Luthor, el archivillano que descubre el poder que tiene la kriptonita para destruir a Superman.
Aunque naci¨® en un planeta muy lejano, en realidad Superman / Clark Kent, interpretado por Christopher Reeve, es un muchacho del Medio Oeste, el lugar donde se crio, y encarna los valores con los que se quiere identificar la mitolog¨ªa estadounidense, tan plagada de h¨¦roes y dioses como la griega. Es discreto, humilde, solidario, emp¨¢tico, lo mismo ayuda a bajar el gato de una ni?a de un ¨¢rbol que captura a un ladr¨®n de joyas o salva el planeta. Sus padres adoptivos le han ense?ado a esconder sus superpoderes detr¨¢s de la anodina fachada de un educado periodista.
Todos est¨¢n convencidos de que ha venido a la Tierra por alg¨²n motivo, una idea que se corresponde con el concepto que, desde la Primera Guerra Mundial, ten¨ªa Estados Unidos de s¨ª misma: una potencia planetaria dotada de una fuerza enorme que solo utilizar¨¢ para salvar la libertad en el mundo ¡ªun concepto que seguramente los argentinos, chilenos, guatemaltecos, vietnamitas, griegos, espa?oles (que tuvieron unas cuantas d¨¦cadas de Franco gracias a EE UU) y tantos otros pa¨ªses no compartir¨¢n, pero que se ha impuesto de una forma clara en una parte significativa de la imaginaci¨®n colectiva¡ª.

Los h¨¦roes estadounidenses han adoptado numerosas formas a lo largo de la historia de la cultura popular, muchas de ellas forjadas en el w¨¦stern o en el cine de guerra. Est¨¢ el h¨¦roe reluctante, el tipo duro y resolutivo, que se niega a actuar; pero que al final demuestra que su cinismo era solo una careta. Mis favoritos en esta categor¨ªa son Han Solo / Harrison Ford en La guerra de las galaxias y Tom Doniphon en El hombre que mat¨® a Liberty Valance, interpretado por John Wayne. En este caso, adem¨¢s, como Clark Kent no se lleva ni la gloria ni la chica. Esta obra maestra de John Ford plantea otro tema eterno de la cultura de EEUU: los h¨¦roes a veces se saltan la ley para alcanzar un bien mayor, como el agente del FBI que encarna Gene Hackman en Arde Mississippi, que tortura a racistas para descubrir a los asesinos, miembros del KKK, de tres defensores de los derechos civiles (mientras los espectadores aplauden en su interior estos m¨¦todos m¨¢s bien poco ortodoxos).
Tambi¨¦n est¨¢ el h¨¦roe que ni siquiera es consciente de que lo es, como James Stewart en Qu¨¦ bello es vivir, que se ha pasado la vida ayudando a los dem¨¢s, y el h¨¦roe solitario, que encarn¨® como nadie Gary Cooper en Solo ante el peligro; los h¨¦roes que regresan para ayudar como John Wayne ¡ªotra vez¡ª y Robert Mitchum en El Dorado o Burt Lancaster y Lee Marvin en Los profesionales, h¨¦roes que, adem¨¢s, se mueven en la fina l¨ªnea que separa el bien y el mal. O ¡ªaunque se trata de un mundo eminentemente masculino¡ª la princesa Leia / Carrie Fisher en La guerra de las galaxias, capaz de doblegar a un imperio desp¨®tico y que no le tiene miedo ni a Darth Vader, o la polic¨ªa de Minesota que interpreta Frances McDorman en Fargo y que, con inteligencia, tranquilidad y valent¨ªa, resuelve un caso endiablado.

Y, por encima de todos ellos, est¨¢ Atticus Finch, el protagonista de Matar un ruise?or de Harper Lee, que encarn¨® Gregory Peck en la adaptaci¨®n al cine de Robert Mulligan. Preguntado por la fascinaci¨®n que este personaje despierta a lo largo de las d¨¦cadas, el bi¨®grafo de Harper Lee, Charles J. Shields, explic¨®: ¡°El libro trata un tema esencial en todas partes: el desaf¨ªo de vivir en paz con gente que es diferente. Esta novela comparte algo con muchas otras grandes creaciones literarias, te pregunta: ?qu¨¦ har¨ªas? ?Defender¨ªas lo que crees justo como Atticus aunque te enfrentes a las cr¨ªticas e incluso al odio?¡±. Son palabras que tienen un profundo eco actualmente en Estados Unidos. La propia Harper Lee es una hero¨ªna de la cultura de EE UU, con su discreci¨®n, su huida de la fama y, a la vez, su capacidad para captar las aspiraciones de justicia de todo un pa¨ªs, o Rosa Parks, la mujer que cambi¨® la historia porque se neg¨® a ceder su sitio a un blanco en un autob¨²s en Alabama.
Incluso existen h¨¦roes malvados, como Clint Eastwood en Sin Perd¨®n, que encarna a William Munny, un asesino despiadado que no solo venga a su amigo matando al sheriff que interpreta Gene Hackman ¡ªun papel por el que recibi¨® su segundo Oscar¡ª, sino que, al final, se erige en un defensor de los desfavorecidos, en este caso las prostitutas maltratadas de un pueblo del Oeste. ¡°He matado mujeres y ni?os. He disparado sobre cualquier cosa que tuviera vida y se moviera. Y hoy he venido a matarte a ti por lo que le has hecho a mi amigo¡±, espeta antes de acribillar al sheriff (y a todos los que estaban en el sal¨®n). Y, cuando sale a la calle, grita: ¡°No se os ocurra volver a maltratar a ninguna otra puta, porque regresar¨¦ y os matar¨¦ a todos, hijos de perra¡±. Y se pierde en la noche bajo la lluvia.

Son h¨¦roes muy diferentes, algunos con una ¨¦tica m¨¢s que dudosa, otros irreprochables, algunos emplean la fuerza, a veces tienen un pasado turbio y el gatillo f¨¢cil; otros solo se rigen por sus principios y la solidaridad. Pero todos ellos tienen una cosa en com¨²n: al final, siempre se ponen del lado de los d¨¦biles, cuando llegan a una encrucijada escogen el camino de la justicia, aunque esto les pueda perjudicar. Es exactamente todo lo contrario de la lamentable y terror¨ªfica escena que contempl¨® medio mundo el viernes pasado en la Casa Blanca cuando dos matones, el presidente y vicepresidente de EE UU, trataron de humillar al presidente de Ucrania, un pa¨ªs invadido por una dictadura, que est¨¢ defendiendo su libertad de una manera heroica y pagando un precio enorme por ello.
Postdata
Aunque los efectos visuales est¨¢n muy superados y el traje del superh¨¦roe parece sacado de los saldos de un bazar, Superman ha envejecido muy dignamente, sobre todo gracias al brillante guion de Richard Donner y Mario Puzo ¡ªel director del diario en el que trabaja Clark Kent pronuncia una frase que deber¨ªa entrar en las antolog¨ªas del cine de periodistas: ¡°Ten¨¦is que entrevistar como sea a Superman. Es la entrevista m¨¢s importante desde que Mois¨¦s habl¨® con Dios¡±¡ª. La trama ofrece una interesante sorpresa: el plan de Lex Luthor para hacerse rico es lanzar una bomba at¨®mica contra la falla de San Andr¨¦s, hundir California en el mar y forrarse vendiendo unos terrenos que antes eran desierto y que ahora ser¨ªan costa, con ciudades que se llamar¨¢n Lex City o Luthor Ville. No parece muy diferente del delirante plan de Donald Trump para Gaza, que convirti¨® en un v¨ªdeo generado por inteligencia artificial, entre hortera y espeluznante ¡ªaparec¨ªa una estatua suya gigante de oro¡ª y que tuite¨® en su red social.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
