Peligroso buen rollo
La simpat¨ªa de Ronaldinho 'encanta' a la defensa madridista, que finalmente no puede frenarlo
La vida social es el fuerte de Ronaldinho de Assis Moreira, alias Ga¨²cho. Al l¨ªmite del pitido inicial, nada, ni el fragor hostil de Chamart¨ªn, lo inmuta en su rito. Abraza a Xavi, abraza a Saviola, abraza al duro Davids... Los abraza a todos. Como se abraza a los viejos amigos despu¨¦s de varios a?os de ausencia. Saluda a los brasile?os del equipo rival: gran abrazo a Roberto Carlos. Y se persigna. Se persigna cuatro veces: antes y despu¨¦s de cada parte del partido.
Ya se sabe que el delantero brasile?o, como demostr¨® ayer, da pases de 15 metros con los hombros, salta como nadie, maneja y lidera. Pero su arma secreta es el buen rollo.
Los defensas del Madrid no se perdieron este detalle y dedicaron los d¨ªas previos al partido a estudiar la manera de pararlo mirando, entre otros v¨ªdeos, el del Barcelona-M¨¢laga de la jornada anterior. Lo que vieron les dej¨® perplejos: el Gato Romero, de belicosa sangre charr¨²a, convertido en un hombre arrepentido, perdido, derrotado. Y todo por el buen rollo de un rival a quien, como record¨® un central blanco, "Romero le dio una patada que lo mat¨® y le respondi¨® con una sonrisa". Haciendo ese gesto que patentan los surferos en Porto Alegre y en todo el mundo, con el dedo me?ique y el pulgar separados. Diciendo: "?Hey, buen rollo!".
El brasile?o debi¨® de ver a Beckham cabizbajo y triste y se apresur¨® a sacarle una risita
A un tipo tan simp¨¢tico, a un buen cristiano que pone la otra mejilla, ?c¨®mo pegarle? Romero no estaba preparado para una respuesta tan fulminante. Acostumbrado a castigar y ver padecimiento, la imagen de Ronaldinho, airosa y p¨ªa, le hundi¨® psicol¨®gicamente. Tal vez se sinti¨® culpable. Como dijo otro defensa madridista, "a partir de ah¨ª, Ronaldinho se las hizo todas".
Conociendo el percal, ayer en el Bernab¨¦u, la defensa del Madrid sali¨® al campo con el ant¨ªdoto contra la compasi¨®n. Pero fue in¨²til. Salgado, Bravo, Helguera y Cambiasso sab¨ªan que no pod¨ªan caer en la pegajosa red de ese simp¨¢tico muchacho. Para marcar a Ronaldinho hab¨ªa que tener el coraz¨®n de m¨¢rmol.
A la defensa del Madrid todo le fue bien hasta el segundo tiempo. Hasta el descanso, los trabajos del brasile?o fueron m¨¢s o menos intrascendentes. Ronaldinho gan¨® casi siempre de cabeza de espaldas a Helguera y M¨ªchel Salgado. Si recibi¨® al pie, puso el culo, protegi¨® la pelota y se fue. Descarg¨®. Tap¨® la salida de Helguera. Habl¨® tanto con los contrarios como con los suyos. Defendi¨® su ¨¢rea en los c¨®rners en contra. Mand¨® a Overmars: "?T¨² qu¨¦date arriba!". Y si le entraron fuerte, como hizo Salgado en dos ocasiones, nada de quejas: un gesto de complicidad a su verdugo. "Buen rollo".
Ronaldinho empez¨® el partido pegado a la banda izquierda, altern¨¢ndose con Davids en el centro del campo, y lo termin¨® en todas partes. Incluso por la derecha, como un extremo, y de los buenos. Provoc¨® dos faltas peligrosas, tras sendas patadas de Cambiasso y Helguera, y le puso un centro desde la l¨ªnea de fondo a Kluivert, al segundo palo, que el holand¨¦s fall¨® por poco.
Siempre con una sonrisa. Siempre con gentileza, sea con el entrenador del adversario, Carlos Queiroz, con quien mantuvo una charla; sea con el juez de l¨ªnea, al que abraz¨® fraternalmente. O con Beckham, a quien debi¨® de ver cabizbajo y triste y se apresur¨® a sacarle una risita.
Pobre Beckham. Si estaba bajo de moral, Ronaldinho se la empeor¨®. Fue a cuatro minutos del final, enfrentado al ingl¨¦s en un mano a mano. Vio que le dejaba espacio y le dio un pase a Xavi por encima de toda la defensa del Madrid, que tir¨® el fuera de juego sin Bravo. "Esa asistencia fue un gesto t¨¦cnico de gran calidad", dijo Rijkaard. "Lo ten¨ªamos preparado", apunt¨® Xavi; "Ronaldinho sab¨ªa que si yo entraba desde la segunda l¨ªnea ¨¦l me ten¨ªa que meter el pase. Y lo ha hecho perfecto. Me ha dejado solo".
Fue el gol del triunfo cul¨¦. Un monumento de peligroso buen rollo.
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