El ex presidente no ceja

M¨¢s all¨¢ del natural derecho a expresarse, la elegancia pol¨ªtica obliga a los ex presidentes del Gobierno a mantener una cierta discreci¨®n durante un tiempo prudencial en sus juicios sobre el nuevo Ejecutivo. A Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar le han bastado nueve d¨ªas desde que abandon¨® La Moncloa para salir a escena con un art¨ªculo en el que censura en duros t¨¦rminos la decisi¨®n de Rodr¨ªguez Zapatero de retirar las tropas espa?olas de Irak. Quiz¨¢s porque nunca imagin¨® que tendr¨ªa que entregar el testigo a un presidente socialista y que ¨¦ste corregir¨ªa tan s¨²bitamente el rumbo de la pol¨ªtica exterior, o porque, dado el calendario electoral, cree necesario caldear el ambiente de cara a las europeas del 13 de junio, o porque se ha ido, pero no del todo.

Nada habr¨ªa que objetar a que Aznar -que critic¨® al jefe de la oposici¨®n cuando viaj¨® a Marruecos- llamara a Bush para mostrar su disconformidad con la retirada si lo hubiera mantenido en la discreci¨®n de una conversaci¨®n entre amigos. Ahora se declara "avergonzado" de la "irresponsable", aunque "leg¨ªtima" -faltar¨ªa m¨¢s-, decisi¨®n de Zapatero. El ex presidente del Gobierno, que a¨²n lo es del PP, sigue sin explicar las razones que le llevaron a enviar fuerzas espa?olas a Irak, omite toda referencia a las inexistentes armas de destrucci¨®n masiva en las que busc¨® la justificaci¨®n, ha mimetizado el discurso de Bush sobre "la guerra contra el terrorismo" y repite la teor¨ªa del "apaciguamiento de los terroristas" que ya hasta Washington ha abandonado. De todos los argumentos de Aznar, el m¨¢s grave, por infundado e intimidatorio, es que con la decisi¨®n sobre la retirada la seguridad de Espa?a se ha reducido.

No deja de ser una s¨®rdida iron¨ªa que el pol¨ªtico espa?ol de la democracia que m¨¢s ha contribuido a romper el consenso en pol¨ªtica exterior ahora revierta este discurso contra Zapatero. Hoy, en el debate sobre la retirada en el Congreso de los Diputados, habr¨¢ ocasi¨®n de comprobar si el PP ha sacado o no lecciones de lo ocurrido o si, por el contrario, sus argumentos siguen milim¨¦tricamente los expuestos por Aznar. Un primer gesto ser¨ªa que el Grupo Popular aceptase que al t¨¦rmino de esta sesi¨®n, y no unos d¨ªas despu¨¦s, el Congreso pueda votar una proposici¨®n no de ley sobre esa retirada. Quiz¨¢ as¨ª se podr¨ªa empezar a recomponer el consenso en pol¨ªtica exterior roto por Aznar en esta guerra contra la legalidad internacional, para la cual forz¨® una falsa unanimidad en el PP, que contrasta con el debate abierto en las filas del partido de Blair o incluso en la carrera diplom¨¢tica brit¨¢nica, a juzgar por la carta de 52 ex embajadores que le piden al premier una rectificaci¨®n de su pol¨ªtica exterior.

Por desgracia, la mejor prueba de que Aznar se equivoc¨® es lo que est¨¢ ocurriendo a diario en Irak. Ayer, asediadas en Diwaniya, las tropas espa?olas mataron a otros seis rebeldes chi¨ªes, en un combate contra una poblaci¨®n que las ve crecientemente como fuerzas ocupantes m¨¢s que como art¨ªfices de una democracia. ?Ha olvidado el ex presidente que mand¨® a las tropas para "mantener el apoyo humanitario con car¨¢cter prioritario"?