Poca pol¨ªtica exterior y mucho debate sobre credibilidad

El debate de ayer sobre la retirada de las tropas espa?olas de Irak fue mucho m¨¢s un debate sobre la credibilidad que sobre la pol¨ªtica exterior. Y sin embargo, hubo una extraordinaria declaraci¨®n de pol¨ªtica exterior, inesperada, ¨²nica y muy importante, y que no ten¨ªa que ver con la guerra de Irak sino con el conflicto de Oriente Pr¨®ximo.

El presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, aprovech¨® la ocasi¨®n para dejar claro, de manera solemne, ante el Congreso, que no comparte, ni apoya, la reciente declaraci¨®n de Estados Unidos y de Israel sobre el conflicto de Oriente Pr¨®ximo y que sigue defendiendo las fronteras reconocidas por Naciones Unidas. Zapatero dijo que el conflicto entre Israel y Palestina atraviesa "uno de sus peores momentos" y lament¨® la falta de iniciativa de la comunidad internacional, y de Europa, en ese cap¨ªtulo: "Muchos de los riesgos que incrementan el odio, la radicalizaci¨®n, como paso previo a la violencia, el terrorismo, est¨¢n relacionados con ese conflicto", asegur¨®.

La declaraci¨®n de Zapatero, vigorosamente sostenida desde el banco azul por el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos, un gran especialista en el tema y hasta hace muy poco enviado de la UE en Oriente Pr¨®ximo, pas¨® algo desapercibida entre los grupos parlamentarios, probablemente porque el debate se hab¨ªa desarrollado hasta ese momento mucho m¨¢s en t¨¦rminos de pol¨ªtica interior que exterior.

El presidente del Gobierno renunci¨® en su primera intervenci¨®n a "dar aire" a la retirada de las tropas espa?olas y se limit¨® a encuadrarla y defenderla dentro de un marco de credibilidad y seguridad. El ¨²nico motivo para no esperar hasta el 30 de junio, explic¨®, fue el de la seguridad de los soldados y el convencimiento de que la ONU no ser¨ªa capaz de cambiar la posici¨®n norteamericana antes de esa fecha. Una intervenci¨®n corta y poco combativa que corrigi¨® despu¨¦s, a la vista del discurso del jefe de la oposici¨®n.

Que la cuesti¨®n de la credibilidad de Zapatero se ha convertido en la aut¨¦ntica "piedra de toque" para el Partido Popular qued¨® claro desde las primeras palabras de Mariano Rajoy. El PP parece estar convencido de que ¨¦se es el gran activo de Rodr¨ªguez Zapatero y que, consecuentemente, es la primera l¨ªnea que debe someterse a labor de zapa; as¨ª que "enga?o" fue la palabra que Rajoy repiti¨® m¨¢s veces en todas sus intervenciones. Es posible que la oigamos en otros debates.

El jefe de la oposici¨®n, que o bien habla muy despacio o escribe demasiado largo, casi provoc¨® un incidente con el presidente del Congreso porque utiliz¨® sin pesta?ear exactamente el doble del tiempo que hab¨ªa pactado, ignorando los cada vez m¨¢s desesperados gestos y advertencias de Manuel Mar¨ªn.

No qued¨® claro si la t¨¢ctica de Rajoy de ataque frontal a la credibilidad de Zapatero ten¨ªa ¨¦xito o no, pero desde luego pareci¨® arriesgada, porque el presidente del Gobierno contaba ayer con el apoyo de todos los dem¨¢s grupos parlamentarios, una posici¨®n decididamente c¨®moda. En un primer momento dio la impresi¨®n de que Rodr¨ªguez Zapatero no reaccionaba y que iba a respetar el gui¨®n elaborado por su grupo, seg¨²n el cual deb¨ªa responder "en bloque" a todas las intervenciones, sin singularizar al PP.

Pero en la segunda vuelta, cuando Rajoy insisti¨® en su poca fiabilidad, el presidente del Gobierno pareci¨® enfadado y dispuesto a usar una dial¨¦ctica m¨¢s dura. Primero, le advirti¨® que se enfrentaba a un serio dilema. "O se empecina en las tesis que le han llevado a la derrota electoral y a la desconfianza de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n", le dijo, "o intenta rectificar, asumir sus propias decisiones y abrir un nuevo camino". "No contin¨²e usted al margen de los dem¨¢s grupos parlamentarios, al margen de la C¨¢mara y de los ciudadanos", le aconsej¨®. Luego, en el ¨²ltimo turno, endureci¨® aun m¨¢s su discurso. "Comprendo que a usted le extra?e un Gobierno soberano, que toma sus decisiones libremente", "comprendo que a usted le extra?e un Gobierno que cumple sus compromisos". Rajoy, tal vez, no esperaba un tono tan enfadado, pero se encontr¨® con que ya no pod¨ªa contestar. ?se es un privilegio que utilizan todos los jefes de Gobierno en el Parlamento espa?ol y que el jefe de la oposici¨®n deb¨ªa conocer.

En cualquier caso, la l¨ªnea elegida por Rajoy, que hu¨ªa como de la peste de un debate que se remontara a las razones por las que las tropas espa?olas se encuentran en Irak, cerr¨® ayer la puerta, pr¨¢cticamente, a un debate de pol¨ªtica exterior. Zapatero tampoco parec¨ªa muy interesado en explicar con detalle cu¨¢l ser¨¢ la posici¨®n de su Gobierno respecto a las medidas que deben adoptarse para garantizar el futuro de Irak y la l¨ªnea que defender¨¢ en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Quiz¨¢s por eso ofreci¨® un debate posterior.

Cuando los diputados abandonaban el Congreso llegaban las primeras noticias sobre el ataque en Siria y los combates en Faluya. Como escribi¨® Jane Austen (y cita Espido Freire): "Qu¨¦ espantoso es que tanta gente muera en la guerra... y qu¨¦ bendici¨®n que no nos importe de verdad ninguno de ellos".