Todos los libros del presidente

George W. Bush est¨¢ rodeado. Rodeado de libros en los que es, a su pesar, protagonista, y que hablan del calendario de la guerra en Irak, de los meses anteriores al 11-S, de los trapos sucios en el Despacho Oval o de su estrech¨ªsima relaci¨®n con los pr¨ªncipes saud¨ªes. Igual que en oto?o de 2003 crecieron como champi?ones los libros sat¨ªricos contra el ocupante de la Casa Blanca, en esta primavera florecen las obras pol¨ªticas en las que se cuestionan sus decisiones m¨¢s importantes de los ¨²ltimos tres a?os y se dibuja un retrato poco tranquilizador del hombre m¨¢s poderoso del mundo.

Los libros han sustituido a las noticias, porque son los que hacen las noticias: una cuidadosa planificaci¨®n que incluye filtraciones, avances, publicaci¨®n de cap¨ªtulos en la prensa y apariciones de los autores en programas estelares de televisi¨®n ponen al tema y al autor en el centro de la actualidad. El fen¨®meno, combinado con un calendario como el actual -crisis de Irak, investigaci¨®n del 11-S- multiplica la repercusi¨®n de las obras, y sus ventas.

"Los Bush son una gran familia, grande en poder, no en moralidad"

El best-seller pol¨ªtico es m¨¢s un gran reportaje o revelaci¨®n sensacional que los tradicionales an¨¢lisis o interpretaciones que antes distingu¨ªan a los libros de los medios de comunicaci¨®n. La madre de todos los libros se anuncia para el verano, aunque en este caso Bush no estar¨¢ tan en el centro de la tormenta, porque se trata de las memorias de Bill Clinton.

Esta semana sale el pen¨²ltimo libro pol¨¦mico, La pol¨ªtica de la verdad: memorias de un diplom¨¢tico, de Joseph Wilson, el hombre que fue a N¨ªger en 2002 para ver si era verdad que Sadam hab¨ªa intentado comprar all¨ª uranio enriquecido. Su informe fue muy claro: no. La respuesta disgust¨® a los que buscaban pruebas de los intentos del r¨¦gimen iraqu¨ª de reconstruir sus programas de armas. No gust¨® tampoco que Wilson, tras comprobar que su informe no val¨ªa para nada, alzara la voz para contarlo.

La represalia fue feroz: alguien, desde la Casa Blanca, filtr¨® que su mujer, Valerie Plume, era una agente de la CIA. Wilson promete contar la identidad de la persona o personas responsables de la filtraci¨®n. El nombre del asesor pol¨ªtico de Bush, Karl Rove, nunca ha estado muy lejos de esta historia.

Hasta ahora, los dos libros m¨¢s calientes de la temporada son el de Bob Woodward y el de Richard Clarke. En Plan de ataque, el periodista que investig¨® el caso Watergate revela que Bush encarg¨® la actualizaci¨®n de los planes sobre Irak a Donald Rumsfeld, secretario de Defensa, 16 meses antes de la guerra, y que el general Franks, responsable del Mando Central, y entonces en plena guerra de Afganist¨¢n, reaccion¨® con cierta dureza: "?De qu¨¦ co?o est¨¢n hablando?". A partir de 75 entrevistas -on the record solamente con Bush y Rumsfeld- y acceso a numerosos documentos, Plan de ataque afirma que el secretario de Estado, Colin Powell -del que se dice que ha sido el garganta profunda de Woodward-, tiene una dif¨ªcil relaci¨®n con el vicepresidente, Dick Cheney, y asegura que el embajador saud¨ª en Washington se enter¨® de los planes de guerra antes que la consejera de Seguridad, Condoleezza Rice.

Precisamente de la trama tejano-saud¨ª habla La casa de Bush, la casa de Saud: la relaci¨®n secreta entre las dos dinast¨ªas m¨¢s poderosas del mundo, de Craig Hunger. Sobre un tema ya conocido, Hunger, tambi¨¦n periodista, asegura que la pol¨ªtica de Estados Unidos hacia Arabia Saud¨ª est¨¢ modelada por los intereses financieros del clan Bush.

Contra todos los enemigos, del ex coordinador antiterrorista Richard Clarke, est¨¢ el primero en la lista de los m¨¢s vendidos (diez ediciones, 750.000 ejemplares en la calle). Ya en su primer cap¨ªtulo -cinematogr¨¢fico- sobre el 11-S en la Casa Blanca el libro reproduce la voz de Bush: "Mirad a ver si ha sido Sadam". "Pero, presidente, ha sido Al Qaeda", le dijo Clarke. "Ya lo s¨¦, ya lo s¨¦, pero... mirad si Sadam estaba involucrado. Simplemente eso. Quiero conocer cada detalle".

Otro volumen complicado para el presidente es El precio de la lealtad, de Ron Suskind, las quejas sobre Bush y su Gobierno visto desde dentro por el antiguo secretario del Tesoro, Paul O'Neill. Como en el caso de Clarke, el da?o viene de que se trata de protagonistas del c¨ªrculo interior -aunque no ¨ªntimo- del poder.

En la l¨ªnea de retrato familiar, hay que destacar Dinast¨ªa americana, de Kevin Phillips, con este significativo subt¨ªtulo: Aristocracia, fortuna y pol¨ªtica de enga?o en la casa de los Bush. Phillips, republicano, se confiesa "consternado y desilusionado" al concluir que los Bush ofrecen un "inusual y poco halagador retrato de una gran familia, grande en poder, no en moralidad", y dice que "los dos presidentes Bush se han abierto paso por esc¨¢ndalos pol¨ªticos, econ¨®micos y militares que, en otro clima o en otro momento, podr¨ªan haberles llevado a la destituci¨®n. Cuatro generaciones han creado en los Bush hambre de poder y pr¨¢cticas de capitalismo amiguista, junto a una arrogancia moral y un desprecio ¨ªntimo de las tradiciones democr¨¢ticas y republicanas del Gobierno de Estados Unidos".

En la misma onda, Peter y Rochelle Schweizer acaban de publicar el libro Los Bush; retrato de una dinast¨ªa, un intento de explicaci¨®n psicol¨®gica de las relaciones entre Bush padre e hijo.