Realidades virtuales

Hace ahora cuatro a?os, una pel¨ªcula de extra?a factura pero de fascinante desarrollo, Cube, puso en circulaci¨®n el talento de un ins¨®lito cineasta, el canadiense (lo es a pesar de su nombre) Vincenzo Natali. La pel¨ªcula sirvi¨® para confirmar la f¨¦rrea capacidad del neocineasta para la creaci¨®n de un tempo narrativo de imparable avance, algo que tambi¨¦n hace, y c¨®mo, en esta Cypher, una elusiva, aviesa y decididamente impactante peripecia que hace del juego con la realidad virtual (o si se prefiere, con la memoria) su misma raz¨®n de ser.

En verdad, el filme, que cuenta las vicisitudes de un alto ejecutivo de una empresa farmac¨¦utica inopinadamente convertido en esp¨ªa de secretos de alta tecnolog¨ªa, se plantea como un productivo cruce entre Desaf¨ªo total y Memento. O lo que es lo mismo, que estamos ante una historia que juega de manera constante y torrencial con la causalidad y con las expectativas del espectador, constantemente tomado de sorpresa por una trama que lo vapulea, desorienta y entretiene a modo.

Pero una descripci¨®n como ¨¦sta corre el riesgo de no hacer justicia a un filme que es mucho m¨¢s que un simple juego m¨¢s o menos inteligente para atrapar espectadores. Como ocurre tambi¨¦n en otras pel¨ªculas contempor¨¢neas (en la espl¨¦ndida Demonlover, de Olivier Assayas, desafortunadamente in¨¦dita a¨²n en Espa?a), aqu¨ª la reflexi¨®n se plantea a un nivel m¨¢s ambicioso: se trata, ni m¨¢s ni menos, de ver de qu¨¦ manera el hombre com¨²n, el ciudadano cualquiera, se ve arrastrado, incluso a su pesar, por corporaciones que lo sobrepasan y cuyo poder no es capaz no ya controlar, sino ni siquiera concebir: como podr¨¢ comprender cualquier cin¨¦filo, no estamos muy lejos del Alfred Hitchcock de Con la muerte en los talones, aqu¨ª algo m¨¢s que una obligada cita cin¨¦fila.

De manera que un filme que, es bien cierto, adolece de cierta previsibilidad, se convierte no obstante en un apasionante rompecabezas presidido por un hombre de memoria cero, un personaje inquietante al cual el rostro impasible de Jeremy Northam brinda una hipn¨®tica cualidad de desconcertante espejo. Formalmente brillante y arteramente discursivo, Cypher es una de las propuestas m¨¢s innovadoras e interesantes que haya brindado el cine independiente norteamericano en los ¨²ltimos tiempos.