El juego del rat¨®n y del rat¨®n
Dentro del paisaje de la literatura brit¨¢nica -donde cada cual ocupa su territorio y atiende su juego y pocas veces se permite la sorpresa de una mutaci¨®n o de ese golpe de viento que cambia el rumbo-, Pat Barker (Thornaby-on-Tees, 1943) se presenta como una m¨¢s que agradecible rareza. Esta escritora poco conocida en nuestro idioma (s¨®lo Union Street fue traducida por imposici¨®n de una p¨¦sima versi¨®n f¨ªlmica protagonizada por Jane Fonda y Robert DeNiro) public¨® entre 1991 y 1995 el tr¨ªo de novelas por las que se hizo famosa y ser¨¢ justamente recordada: The Regeneration Trilogy, un formidable fresco de la posguerra donde los personajes de ficci¨®n se entremezclan con personas verdaderas como los poetas antibelicistas Siegfried Sassoon, Wilfred Owen y Robert Graves. Concluida la batalla y ganado el Premio Booker, Barker volvi¨® a mutar y con Another World (1998), L¨ªnea difusa (2001) y la reciente Double Vision (2003) va en camino de convertirse, sin que nadie lo esperara, en una de las grandes damas del thriller psicol¨®gico.
L?NEA DIFUSA
Pat Barker.
Traducci¨®n de Ana Mar¨ªa de la Fuente
Salamandra. Barcelona, 2004
253 p¨¢ginas. 12 euros
L¨ªnea difusa -t¨ªtulo que alude a la delgada frontera que separa a los dos protagonistas as¨ª como a la verdad de la mentira y al pasado del presente y al Bien del Mal- tiene un principio que recuerda un poco al de Amor perdurable, de Ian McEwan, y que no demora en poner las cartas sobre la mesa y las reglas del juego que las mueve: el psiquiatra Tom Seymour se arroja a las aguas de un r¨ªo en Newcastle para salvar al joven suicida Ian Wilkinson, cuyo verdadero nombre es Danny Miller. Las razones para esta nueva identidad son tan claras como oscuras: cuando era un ni?o, Miller asesin¨® a una anciana para luego "jugar con ella" y hacerle algo al cad¨¢ver que nunca es descrito. Trece a?os despu¨¦s, Miller acaba de salir de la c¨¢rcel para retomar su vida convencido de que "en los asuntos de los hombres la coincidencia es la rendija por la que se cuelan Dios o el Diablo". Y tal vez tenga algo de raz¨®n: porque el testimonio de Seymour fue decisivo en su momento para que Miller fuera juzgado "como adulto y responsable de sus acciones" y condenado a prisi¨®n. Ahora, Miller quiere ser "analizado" por Seymour para as¨ª poder recordar y comprender qu¨¦ fue lo que lo oblig¨® a hacer lo que hizo; mientras que Seymour se arriesga a "conversar" con Miller para redimirse y olvidar el agujero negro de un matrimonio herido por la imposibilidad de tener hijos. Con estos elementos, Barker ensambla una novela construida en forma de di¨¢logos entre Miller y Seymour, quienes, m¨¢s all¨¢ de su pulso privado, no dejan de lanzar se?ales a la escena p¨²blica invocando las sombras de Columbine, los asesinatos de ni?os en manos de ni?os (el asesinato del peque?o Jamie Bulgers que conmocion¨® a la sociedad inglesa en 1993), el modo en que los medios tratan estas noticias, y la eterna pregunta: ?puede un asesino alguna vez dejar de ser asesino?
Las ¨²ltimas y m¨¢s o menos felices p¨¢ginas de este libro muy triste pero admirable traen -como corresponde- varias revelaciones y alg¨²n consuelo, pero ninguna certeza. No hay gato en este juego; tan s¨®lo dos ratones enceguecidos por el miedo y la pena al descubrirse mutuamente que habitan un mundo donde no existe la radiante sencillez del blanco y del negro a la hora de definir las acciones de los hombres sino una casi infinita gama de grises crepusculares. Y as¨ª quedan invalidadas las similitudes que algunos cr¨ªticos encontraron en L¨ªnea difusa con la obra de Patricia Highsmith. Porque mientras la creadora del admirado homicida bon vivant Tom Ripley apela al elegante criminal que tal vez todos llevamos dentro; Pat Barker, en cambio, escribe para esa tan poco glamourosa v¨ªctima que, de un modo u otro, todos somos. Esa v¨ªctima que jam¨¢s podremos dejar de ser.
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