Sabio, maestro y amigo

El ilustre romanista Mart¨ª de Riquer ofreci¨® una peque?a y espont¨¢nea lecci¨®n de filolog¨ªa en el curso del homenaje que el Institut d'Humanitats de Barcelona le tribut¨® el pasado jueves con motivo de su 90? cumplea?os. Fue al recibir una placa conmemorativa, burilada en lat¨ªn sobre plata, que sirvi¨® de colof¨®n a la extraordinaria laudatio entonada por el catedr¨¢tico Jordi Llovet, responsable del ¨¢rea literaria del Instituto de Humanidades e impulsor del homenaje, que se refiri¨® no s¨®lo a los ingentes m¨¦ritos acad¨¦micos de Riquer, sino tambi¨¦n a su ejemplo de categor¨ªa moral, c¨ªvica y ¨¦tica, paradigma de "un ciudadano con todas las virtudes que, seg¨²n el modelo erasmista, mejor corresponden al sabio, al profesor y al amigo".

"Su laudatio ha sido muy exagerada, amigo Llovet, pero tan cordial y amistosa que prescindir¨¦ de la oratoria para responderle", anunci¨® el romanista. Entonces apareci¨® en todo su esplendor el hombre de letras: Riquer interrumpi¨® el discurso de agradecimiento para referirse a una palabra latina de la "maravillosa l¨¢pida" que le hab¨ªa satisfecho enormemente y no consegu¨ªa recordar. Se cal¨® las gafas, se inclin¨® sobre la inscripci¨®n latina y al instante exclam¨® con regocijo: "?Aqu¨ª est¨¢! ?Amplissimo! Es un tratamiento que me cuadra de maravilla, porque es el que corresponde no a los obispos, sino a los abades mitrados. Buscar¨¦ un lugar destacado en casa para colgar esta placa; y la pondr¨¦ a una altura conveniente para que todo el mundo pueda leerla".

Fue un vislumbre de las mejores cualidades del profesor Riquer: erudici¨®n, rigor, elasticidad mental y sentido del humor propios de un hombre que se mueve con autoridad en las letras europeas medievales y renacentistas, de los cantares de gesta o la l¨ªrica provenzal hasta El Quijote, pasando por Tirant lo Blanc, Bernat Metge y Montaigne, pero tambi¨¦n asiduo lector de Proust, de las peripecias de Mr. Pickwik y Sam Weller y de un sinf¨ªn de autores de intrigas policiacas y detectivescas.

El catedr¨¢tico y poeta Luis Izquierdo, en su condici¨®n de vicepresidente del Instituto de Humanidades, hab¨ªa abierto el acto refiri¨¦ndose al orgullo que, como estudiante de letras en los a?os cincuenta, sent¨ªa al estudiar en "la Universidad de Riquer", un profesor que ya despertaba la admiraci¨®n internacional con obras como Los cantares de gesta franceses. "Riquer", afirm¨® Izquierdo, es el ¨ªndice ejemplar de c¨®mo no se puede y no se debe vivir sin literatura".

El acto de homenaje, que oscil¨® de modo delicioso entre un estricto protocolo vien¨¦s y la confortable informalidad de la reuni¨®n amistosa, convoc¨® a un p¨²blico en el que se mezclaban al menos tres generaciones de fil¨®logos y profesores universitarios (Antonio Vilanova, Sergio Beser, Jos¨¦ Manuel y Alberto Blecua, Anton Espadaler, Eul¨¤lia Vintr¨®, Jos¨¦ Enrique Ruiz-Domenech...), y un pu?ado de j¨®venes editores y admiradores diletantes de la obra de Mart¨ª de Riquer, como el cantante Raimon. No hubo representaci¨®n pol¨ªtica de signo alguno.

Uno de sus m¨¢s aventajados disc¨ªpulos, el acad¨¦mico Francisco Rico, no pudo asistir al acto por encontrarse fuera de Barcelona, pero envi¨® un fax en verso al viejo profesor para adherirse al homenaje.