Notas y recuerdos de Miguel Delibes
?ncora y Delf¨ªn celebra su n¨²mero 1.000 con la edici¨®n de unos textos in¨¦ditos del escritor
La pr¨®xima semana se pondr¨¢ a la venta Espa?a 1936-1950: Muerte y resurrecci¨®n de la >novela, de Miguel Delibes, t¨ªtulo con el que la colecci¨®n ?ncora y Delf¨ªn, de la Editorial Destino, celebrar¨¢ su n¨²mero 1.000. Como explican los editores, "ninguna celebraci¨®n m¨¢s oportuna y festiva que la firma de Miguel Delibes. Ya desde su primera novela, La sombra del cipr¨¦s es alargada, premio Nadal 1947, Delibes ha publicado en ?ncora y Delf¨ªn pr¨¢cticamente toda su obra literaria, d¨ªgase novelas, cr¨®nicas de caza, libros de viajes o libros miscel¨¢neos".
El escritor vallisoletano hab¨ªa publicado la que consider¨® su ¨²ltima novela, El hereje (n¨²mero 828 de la colecci¨®n), en 1998, con lo que tambi¨¦n anunciaba que finalizaba su ciclo narrativo. La posibilidad, pues, de celebrar los 1.000 primeros n¨²meros de ?ncora y Delf¨ªn con un nuevo t¨ªtulo suyo s¨®lo cuaj¨® cuando los editores barceloneses le sugirieron, y convencieron, que recopilara las notas y reflexiones que hab¨ªa ido elaborando a lo largo de su vida y en las que el denominador com¨²n eran las novelas y los novelistas espa?oles surgidos tras la Guerra Civil, notas y juicios literarios escritos la mayor¨ªa hace m¨¢s de 50 a?os en los que basar¨ªa una serie de conferencias en Argentina y Chile y, pocos a?os despu¨¦s, armaz¨®n del curso que como profesor visitante de Lenguas y Literaturas Extranjeras desarroll¨® en 1964 en la universidad estadounidense de Maryland.
Cuentan los editores en su nota explicativa que los mayores recelos de Delibes para la recopilaci¨®n de los textos y publicaci¨®n del libro surg¨ªan en lo relativo a los juicios literarios sobre los escritores de su tiempo y, esto es una suposici¨®n propia, no tanto por los posibles errores en los an¨¢lisis de las obras en las que se detiene -su autor insiste en que no se trata de las notas de un cr¨ªtico literario- como en los posibles roces o suspicacias que pudieran surgir de la sinceridad de sus opiniones sobre los autores. Delibes traza una serie de semblanzas de los escritores de su tiempo, y posteriores a ¨¦l, sin ocultar sus preferencias ni, en ocasiones, lo que podr¨ªan ser interpretadas como consideraciones cr¨ªticas, naturalmente dentro de unas coordenadas en las que sobresalen la educaci¨®n, la cortes¨ªa y la lucidez, virtudes que sin embargo no suelen aplacar la insaciable vanidad de los creadores.
Escribe sobre Cela, Gironella, Carmen Laforet, Castillo Puche, Ferlosio, Aldecoa, Fern¨¢ndez Santos, Ana Mar¨ªa Matute, Juan y Luis Goytisolo, Su¨¢rez Carre?o, Luis Romero, ?ngel Mar¨ªa de Lera o Manuel And¨²jar, entre otros, gui¨¢ndose m¨¢s de su propio criterio que del de los expertos o historiadores, y lo hace con el talante de quien valora en similar medida la obra y la personalidad de quien la realiza, de tal modo que sus juicios -le¨ªdos con medio siglo de distancia- se aproximan a lo memorial¨ªstico, a una suma de impresiones del momento que con el paso del tiempo se han convertido en un encadenamiento de recuerdos en los que, naturalmente, se reflejan tambi¨¦n el pensar y el sentir del propio autor. Del que posteriormente ser¨ªa premio Nobel de Literatura dice entre otras cosas: "Camilo Jos¨¦ Cela es, sin duda, el m¨¢s ruidoso fen¨®meno registrado en la literatura espa?ola del medio siglo. Digo 'fen¨®meno' a secas ya que para nadie es un secreto que en la elaboraci¨®n del mismo han participado tanto las altas dotes literarias de su autor como el hecho de su actuaci¨®n cara al p¨²blico, de sentirse constantemente en escena, representando. A la hora de valorar su fama, procede, como en el caso de Hemingway, no separar al hombre del escritor".
Con la consciente arbitrariedad que supone extractar un solo p¨¢rrafo de un texto m¨¢s argumentado y largo, destaquemos otra opini¨®n de Delibes: "Ignacio Aldecoa, poeta en su iniciaci¨®n, es un aut¨¦ntico maestro de la narraci¨®n breve. Aldecoa es m¨¢s grande cuanto m¨¢s peque?o escribe. Si exceptuamos a Soroyan y a alg¨²n gran escritor italiano como Pavese, no recuerdo haber le¨ªdo nunca unas historias tan ajustadas, sobrias y po¨¦ticas como algunas de Aldecoa. En cuatro p¨¢ginas, Aldecoa infunde aliento a seres de verdad -como los segadores de su relato Seguir pobres- o plantea problemas serios, sin acritud, es cierto, pero con firmeza. Por otro lado, el esmero, la pulcritud de su estilo, hallan su cabal eficacia en estos relatos breves donde tan s¨®lo se aspira a apresar un tipo o la fugacidad de un instante".
El libro contiene una segunda parte, 'Medio siglo de novela espa?ola (1950-2000)', en la que se re¨²nen diversas conferencias pronunciadas por Delibes a lo largo de su vida y en las que predominan sus consideraciones sobre temas literarios m¨¢s generales: la creaci¨®n literaria, la experimentaci¨®n en la narrativa espa?ola, los personajes en la novela, los diferentes grupos que configuran la novel¨ªstica en la segunda mitad del siglo XX en Espa?a - elegidos no por criterios generacionales o cronol¨®gicos sino por afinidades conceptuales y estil¨ªsticas-, y la inserci¨®n de su propia obra dentro de esos grupos.
Sobre la novela, por ejemplo, y tras se?alar que exige del artista, del escritor, una entrega incondicional absoluta, ilimitada, explica su punto de vista sobre otra condici¨®n del novelista, probablemente la m¨¢s esencial: una sensibilidad especial. "Cualquier hombre puede llegarse a la margen del r¨ªo pero ¨²nicamente algunos afortunados lograr¨¢n hacerse con el pez. El resto imitar¨¢n sus movimientos, remedar¨¢n sus ademanes, emplear¨¢n an¨¢logos ardides, pero el pez, ineluctablemente, se les escurrir¨¢. Les falta ese sexto sentido para ordenar con un criterio de eficacia los elementos que ordinariamente se brindan a la generalidad de los mortales. Estos hombres son incapaces de captar nada, no aciertan a reflejar nada, siquiera sus oportunidades, e incluso la disposici¨®n personal, sean pertinentes. Su esfuerzo, empero, resultar¨¢ est¨¦ril porque no son artistas; les falta, dig¨¢moslo as¨ª para entendernos, sensibilidad creadora".
Espa?a 1936-1950: Muerte y resurrecci¨®n de la novela es por todo ello una excelente cr¨®nica personal y literaria de uno de los escritores m¨¢s importantes del pasado siglo en la que se unen recuerdos autobiogr¨¢ficos y apreciaciones cr¨ªticas de un lector impenitente pleno de sensibilidad, sentido com¨²n y sinceridad. Y si para muestra vale un bot¨®n, aprecie el lector el perfil que traz¨® hace algo m¨¢s de 40 a?os de Rafael S¨¢nchez Ferlosio, en el cap¨ªtulo 'Promoci¨®n del 50: Los ni?os de la guerra', y que se publica ¨ªntegramente a continuaci¨®n.
![Miguel Delibes, a la izquierda, en un bar de Santiago de Chile en los primeros a?os cincuenta. Con motivo de este viaje redact¨® la mayor¨ªa de las notas que se incluyen en el libro.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/YNLVOZMYPRW6DGL5WG4ZFU3SYQ.jpg?auth=13533b82f3aa6481d7fef6593f691e4219fa895537e5f213716f8c213f133d59&width=414)
Historia de una colecci¨®n
La colecci¨®n ?ncora y Delf¨ªn de la editorial Destino se cre¨® en 1942 y en ella se editan los premios Nadal de literatura desde que se convocaron por primera vez. Fue Carmen Laforet con Nada la primera en obtenerlo, en 1945, y es precisamente dicha autora la que compartir¨¢ con Miguel Delibes las celebraciones de los n¨²meros 1.000 y 1.001 de la mencionada colecci¨®n. De Laforet se anuncia la edici¨®n de Al volver la
esquina, una novela in¨¦dita, segunda parte de una trilog¨ªa que se inici¨® con La insolaci¨®n (1963, Planeta), y que deb¨ªa llevar por t¨ªtulo conjunto Tres pasos fuera de tiempo. Pese a que su autora la entreg¨® en 1973 a la editorial Planeta, decidi¨® no publicarla en la fase de la correcci¨®n de las pruebas, criterio que modific¨® poco antes de su muerte, el pasado 29 de febrero.
?ncora y Delf¨ªn es una de las colecciones editoriales de mayor prestigio literario pues desde un primer momento decidi¨® publicar a autores espa?oles y extranjeros, muchos de los cuales se traduc¨ªan por primera vez al castellano. El n¨²mero 1 de la colecci¨®n fue un libro de Azor¨ªn, Cavilar y
contar, al que siguieron Cumbres borrascosas, de Emily Bront?, y Viaje en autob¨²s, de Josep Pla. El n¨²mero 27 de la colecci¨®n fue un libro que contribuy¨® a renovar el inter¨¦s de los lectores por la novela espa?ola y a estimular la publicaci¨®n de los autores j¨®venes. Se trataba de la ya citada Nada, de Carmen Laforet, el primer premio Nadal, concedido por un jurado formado por Ignasi Agust¨ª, Joan Teixidor, Josep Verg¨¦s, Juan Ram¨®n Masoliver y Rafael V¨¢zquez Zamora.
El ¨¦xito de Na
da fue determinante para el futuro de la editorial. Entre los ganadores de los a?os siguientes figuran: Jos¨¦ Mar¨ªa Gironella, Miguel Delibes, Sebasti¨¢n Juan Arb¨®, Elena Quiroga, Luis Romero, S¨¢nchez Ferlosio, Carmen Mart¨ªn Gaite, Ana Mar¨ªa Matute, ?lvaro Cunqueiro, Jes¨²s Fern¨¢ndez Santos, Francisco Umbral y muchos m¨¢s hasta llegar a Antonio Soler, ganador del Nadal 2004.
Entre los autores extranjeros que se editaron en ?ncora y Delf¨ªn cabe citar a Saul Bellow, Alfred Doblin, Georges Orwell, J¨¹nger, Iris Murdoch, V. S. Naipul o Heinrich B?ll, por mencionar unos pocos de un excelente cat¨¢logo que llega ahora al n¨²mero 1.000.
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