Y al otro lado, la incertidumbre
Desde Finlandia hasta los C¨¢rpatos, una l¨ªnea sinuosa, que se interrumpe para contornear el enclave b¨¢ltico de Kaliningrado, marca los l¨ªmites entre la Uni¨®n Europea ampliada y la otra Europa. Desde el 1 de mayo, esa otra Europa quedar¨¢ m¨¢s all¨¢ de una frontera pol¨ªtica y econ¨®mica que es tambi¨¦n un nuevo corte en el tejido humano, cultural e hist¨®rico del continente. Desde Rusia (145 millones de habitantes), Bielorrusia (m¨¢s de 10 millones) y Ucrania (m¨¢s de 48), los pesimistas temen que la nueva frontera se transforme en b¨²nker y los optimistas conf¨ªan en que sea permeable e irradie bienestar.
La divisi¨®n geopol¨ªtica marcada por el tel¨®n de acero entre 1945 y 1990, deja paso a otra geometr¨ªa. Al binomio Este-Oeste le sustituye la oposici¨®n Dentro-Fuera. Los de dentro aspiran a ser protegidos por una amplia red de subsidios y beneficios. Los de fuera se sienten a la intemperie y expuestos a todo tipo de riesgos. Al margen de su ubicaci¨®n y perspectivas de futuro, Ucrania, Bielorrusia y Rusia est¨¢n hoy fuera; y fuera tambi¨¦n, en un espacio indefinido, est¨¢ Moldavia, con su conflicto latente en la regi¨®n separatista del Trandsni¨¦ster, un foco de tensi¨®n, que ser¨¢ fronterizo a partir de 2007, cuando Rumania ingrese en la UE.
La divisi¨®n geopol¨ªtica marcada por el tel¨®n de acero entre 1945 y 1990 deja paso a otra geometr¨ªa. Al binomio Este-Oeste le sustituye dentro-fuera
La UE contribuye hoy a equipar las fronteras con los vecinos inmediatos, pero no ha asumido a¨²n que las fronteras con Asia central sean tambi¨¦n las suyas
Emigraci¨®n ilegal
Las nuevas fronteras de la UE se dan en Europa y con Europa, pero son tambi¨¦n fronteras con Asia, porque el espacio de fuera se extiende, m¨¢s all¨¢ de Rusia, a Kazajist¨¢n y los Estados del Asia central ex sovi¨¦tica, a Afganist¨¢n y a China, es decir, a pa¨ªses en el origen o en la ruta de oleadas de miles de emigrantes. Una parte de ellos se diluye en la Europa rica, y otra se queda atascada en la frontera. En los bosques de los C¨¢rpatos hay emigraci¨®n ilegal y contrabando. Cerca de 18.000 ilegales fueron detenidos en Ucrania en 2003.
Para hacer m¨¢s permeables sus confines orientales, Bruselas quiere que los vecinos firmen tratados de readmisi¨®n, por los que se obligan a repatriar a los ilegales que utilizan su territorio para colarse en la UE. El planteamiento tiene efecto domin¨® en el caso de Rusia, pa¨ªs que, para firmar un tratado de readmisi¨®n con la UE, debe revisar su relaci¨®n con los pa¨ªses asi¨¢ticos de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), con los que en 1991 aspiraba a crear una zona de libre desplazamiento. El acuerdo de readmisi¨®n con la UE puede ser gravoso para Rusia, si este pa¨ªs no se asegura antes la impermeabilidad de sus 7.000 kil¨®metros de lindes con Kazajist¨¢n. La UE contribuye hoy a equipar las fronteras con los vecinos inmediatos, pero no ha asumido a¨²n que las fronteras con Asia central sean tambi¨¦n las suyas.
En el l¨ªmite oriental de la UE hay vasos comunicantes de larga y de corta distancia. Para reflexionar sobre ello, un diplom¨¢tico escandinavo recomienda acudir a las ciudades de Ivan-g¨®rod, en Rusia, y Narva, en Estonia, situadas en riberas opuestas del r¨ªo Narva. Durante siglos, estos parajes fueron el escenario de batallas entre los rusos, por un lado, y los daneses, los teutones y los suecos, por el otro. Hoy, una tela met¨¢lica y dos puestos de control dificultan el paseo entre la fortaleza rusa de Ivang¨®rod, del siglo XV, y la de Narva, iniciada por los daneses en el siglo XIII. El contraste entre la maciza fortificaci¨®n de Ivang¨®rod, en ruinas, y la esbelta de Narva, con un confortable interior bien aprovechado como museo, muestra, seg¨²n el diplom¨¢tico, "las diferencias entre Europa propiamente dicha y Rusia, que no s¨®lo es Europa". La imagen es tentadora, pero simplista. En 1704, Pedro I cruz¨® el r¨ªo y conquist¨® Narva, y los rusos aportaron tambi¨¦n lo suyo a la fortificaci¨®n de aquella ciudad, que hoy les es extranjera. Las ruinas de Ivang¨®rod son un poderoso escenario teatral y art¨ªstico, como se vio durante la representaci¨®n de El pr¨ªncipe Igor, organizada por el teatro Marinski, de San Petersburgo, con caballos blancos galopando entre las piedras.
Si las fortalezas de Ivang¨®rod y de Narva se complementan en sus siluetas, los rusos y los estonios a ambos lados del r¨ªo salen adelante con dificultad, aunque en coordenadas diferentes. Narva, que en ¨¦poca sovi¨¦tica daba trabajo a los habitantes de Ivang¨®rod, apenas puede emplear a sus propios ciudadanos. Ivang¨®rod, por su parte, ofrece una imagen desolada de Rusia a quienes se adentran en ella por un paisaje jalonado de chatarra abandonada y casas campesinas semidestruidas.
Cruzar el puente
VALENTINA, una jubilada rusa con residencia en Estonia, cruza el puente sobre el Narva para hacer sus compras en Ivang¨®rod. "Los v¨ªveres y los medicamentos son m¨¢s baratos en Rusia que en Estonia", dice Valentina, que trabaj¨® durante casi 40 a?os como contable y hoy sobrevive con una pensi¨®n de 2.000 coronas (algo m¨¢s de 100 euros), la mitad de los cuales se va en calefacci¨®n y gastos de comunidad. En opini¨®n de Valentina, "los jubilados est¨¢n mucho m¨¢s protegidos en Rusia que en Estonia". As¨ª opina tambi¨¦n el lituano Bronislav Remeikis, que aprovecha los domingos para "aprovisionarse" de v¨ªveres en Sovietsk (la antigua T¨ªlsit), en otra de las fronteras entre la UE y Rusia, esta vez sobre el r¨ªo Ni¨¦men, en Kaliningrado, donde los rusos asumen la herencia alemana como suya. Vlad¨ªmir Yeg¨®rov, el gobernador de Kaliningrado, ha anunciado que en 2005 se celebrar¨¢ el 750? aniversario de Kaliningrado, como si el nombre sovi¨¦tico con el que se rebautiz¨® esta parte de Prusia oriental en 1946 fuera una herencia europea com¨²n de alemanes y rusos. En tanto que rusos, los habitantes de Kaliningrado se han puesto a construir febrilmente iglesias ortodoxas tras haber permanecido de forma provisional aqu¨ª durante d¨¦cadas.
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