?Vietnam? No, Crimea

La tarde del 28 de junio de 1854, el Gabinete brit¨¢nico, reunido a la saz¨®n en Pembroke Lodge (Richmond), decidi¨® ordenar a lord Raglan la invasi¨®n de la Pen¨ªnsula de Crimea, dando de este modo inicio formal a uno de los conflictos militares m¨¢s insensatos en t¨¦rminos estrat¨¦gicos a la par que costoso en vidas y haciendas que en el mundo han sido, lo que es desde luego motivo por el que sus responsables son severamente juzgados por la Historia.

Hay una convicci¨®n generalizada entre los historiadores que han abordado el tema en cuanto a que puntualizar el momento del d¨ªa en que la reuni¨®n tuvo lugar (recu¨¦rdese, por la tarde) no es un detalle trivial del relato: al parecer, est¨¢ bien documentado que la mayor¨ªa de los part¨ªcipes en el debate dorm¨ªan pl¨¢cidamente la mayor parte del tiempo, tras una comida copiosa y generosa en vinos y licores, por lo que se presume que no eran demasiado conscientes del tema que se trataba ni, obviamente, de sus implicaciones y posibles derivaciones. No sugiero que el sopor alcoh¨®lico sea una excusa, desde luego, pero, en perspectiva, ofrece una explicaci¨®n plausible al disparate consumado.

La cosa es que, a resultas de la sobremesa comentada y tras una carnicer¨ªa atroz consecuente, la guerra de Crimea acaba en septiembre de 1855 sin que nunca se supiera cu¨¢l era el Plan B de todo aquello, si es que lo hab¨ªa. Salvo que los asuntos personales del se?or Bush y sus compinches arrojaran luz al respecto, lo que dudo que ocurra al menos a corto plazo, la f¨¦rrea resoluci¨®n de invadir Irak me resulta tan o incluso m¨¢s incomprensible que la de Crimea, toda vez que esta ¨²ltima al menos se enmarcaba en el "Gran Juego" entre los imperios brit¨¢nico y ruso, siendo la pen¨ªnsula en cuesti¨®n parte del ¨²ltimo.

No voy, por supuesto, a imaginar siquiera que el "tr¨ªo de las Azores" padeciera en marzo de 2003 el mismo exceso et¨ªlico que afect¨® de manera tan desafortunada al Gabinete de Gladstone, al sobreestimar su resistencia a las bebidas fuertes, pero creo que tanto ellos, as¨ª como los que entonces y ahora nos acusan a una mayor¨ªa de irresponsables y/o de cobardes por denunciar el sinsentido de lo de Irak, y su naturaleza criminal, est¨¢n moralmente obligados a explicarnos muy bien, con hechos y razonamientos antes que con consignas e insultos, el por qu¨¦ y el para qu¨¦ de su decisi¨®n y/o apoyo; y, sobre todo, c¨®mo se va a salir de ello, si no con honor, al menos con el menor quebranto moral y material.

Hay un paralelismo m¨¢s que comentar: Tennyson convirti¨® para la posteridad, con su talento de poeta, una de las acciones militares de Crimea justamente considerada entre las m¨¢s necias de la Historia, la carga de la Brigada Ligera en Balaclava, en una gesta heroica varias veces glorificada en el cine, despoj¨¢ndola de su verdadera naturaleza de error militar de funestas consecuencias.

As¨ª, la fuerza po¨¦tica de Tennyson se ha impuesto aqu¨ª, sin duda, al fondo s¨®rdido de lo que relata.

El descomunal aparato medi¨¢tico desplegado para sustentar y jalear el esperpento de Irak crey¨® encontrar su "momento Tennyson" y nos intent¨® vender con todo entusiasmo y derroche de recursos la tan fabulosa como mentirosa aventura de la captura y posterior rescate de la soldado Lynch. En fin, sin comentarios.