Aquella noche perfumada

La Asociaci¨®n Bilba¨ªna de Amigos de la ?pera (ABAO) afront¨® con tranquilidad el cierre de su 52? temporada de ¨®pera. Ten¨ªa motivos m¨¢s que sobrados para un estado de relajaci¨®n. La estaci¨®n l¨ªrica hab¨ªa sido m¨¢s que satisfactoria y, para el recuerdo, quedaban las altas cotas art¨ªsticas experimentadas, por razones diferentes, en Peter Grimes, Jenufa o I Masnadieri. La clausura de la temporada era, en cualquier caso, algo m¨¢s que un tr¨¢mite, pues el t¨ªtulo elegido, Los pescadores de perlas, es de los que se consideran como "especialidad de la casa". En tres ocasiones (1964, 1969, 1981) la peculiar ¨®pera de Bizet hab¨ªa contado en Bilbao con el magisterio de Alfredo Kraus como Nadir. En cuanto al personaje de Leila, el abanico de sopranos va desde Renata Scotto (1958) hasta Ainhoa Arteta (1996). La fascinaci¨®n de Bilbao por Los pescadores estaba, evidentemente, bien sustentada.

Reaparec¨ªa en los escenarios l¨ªricos Ainhoa Arteta, despu¨¦s de un periodo de descanso debido a desajustes sentimentales. Su actuaci¨®n fue convincente. Con musicalidad, autocontrol, solvencia a la hora de resolver las dificultades vocales y buen gusto. Curiosa cantante: detestada por un sector de la llamada "profesi¨®n", admirada sin reservas por los medios de comunicaci¨®n. Anteayer estuvo al margen de tensiones medi¨¢ticas adicionales y se concentr¨® en el canto. Triunf¨®, claro, y conquist¨®, incluso a sus detractores.

El tenor Jos¨¦ Bros asumi¨® estar a la sombra de uno de los papeles emblem¨¢ticos de Alfredo Kraus en Bilbao. En la piedra de toque que es la romanza del final del primer acto cumpli¨® simplemente, sin alcanzar ese punto et¨¦reo de ambig¨¹edad po¨¦tica, de elevado encantamiento. Cant¨® correctamente y a lo mejor eso es m¨¢s que suficiente, pero la memoria es traicionera e impone, en ciertas ocasiones, condiciones de encanto adicionales que esta vez no se dieron. Su mejor momento fue, seguramente, en el d¨²o Au fond du temple saint con Franco Vassallo, un bar¨ªtono seguro, que no deslumbra pero tampoco defrauda.

La representaci¨®n de Los pescadores transcurri¨® sin altibajos, en un clima de normalidad. No fue excitante, pero tampoco anodina. Estuvo en el ¨¢mbito de lo "art¨ªsticamente correcto", con mayores aciertos en el retrato de situaciones que en la definici¨®n de los personajes. La puesta en escena fue convencional, aunque no casposa. La orquesta h¨²ngara invitada se mostr¨® esmerada y compacta, aunque sin una especial incisividad a las ¨®rdenes de Roberto Rizzi.

Con todo ello, la temporada de la ABAO termin¨® en un tono complaciente. ?Lo m¨¢s destacable? Sin duda, el regreso de Ainhoa Arteta. Sin desdoblamientos en Ainhoa y Arteta, como dice alg¨²n pol¨ªtico despistado. Con el peso firme de una artista no siempre apreciada a la altura de sus m¨¦ritos. La noche fue, como figura en el libreto, perfumada. Sin grandes arrebatos pasionales, pero en un tono medio gratificante. No es poco.