Escenificaci¨®n de la obediencia
Tenemos observado que cuando se accede al poder, la comprobaci¨®n de la obediencia produce efectos hipn¨®ticos. As¨ª se explica que, por ejemplo, los socialistas se enamoraran de la Guardia Civil, cuerpo sobre el que ven¨ªan muy prevenidos, cuando accedieron al Gobierno en 1982. La declaraci¨®n institucional del nuevo presidente, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, el domingo 18 de abril en Moncloa delante de un tapiz de la Real F¨¢brica y de la bandera, flanqueado por la vicepresidenta, Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, del ministro de Defensa, Jos¨¦ Bono, y del jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante general Antonio Moreno Barber¨¢, constituy¨® la mejor escenificaci¨®n del mando y de la obediencia.
Llegados aqu¨ª, es interesante repasar la Constituci¨®n y la Ley Org¨¢nica 6/1980, de 1 de julio, por la que se regulan los Criterios B¨¢sicos de la Defensa Nacional y la Organizaci¨®n Militar, reformada por la Ley Org¨¢nica 1/1984, de 5 de enero, para comprobar c¨®mo corresponde al Gobierno dirigir la pol¨ªtica interior y exterior, la Administraci¨®n civil y militar y la defensa del Estado y c¨®mo todas las atribuciones del ministro de Defensa son delegadas por el presidente del Gobierno, a quien compete la ¨²ltima responsabilidad de las operaciones militares. Queda pues bien identificada el ¨¢rea militar como aquella donde la obediencia tiene una plasmaci¨®n mec¨¢nica inmediata. Las Fuerzas Armadas con la Constituci¨®n de 1978 dejaron de formar parte de la amenaza -erigidas como estaban en garantes de la perennidad de un sistema, el del Movimiento, que imped¨ªa el ejercicio de la soberan¨ªa nacional- y pasaron a formar parte de la Defensa de nuestras libertades a las ¨®rdenes del ¨²nico poder, el del Gobierno. Por eso, Zapatero pudo decir de manera contundente aquello de "he ordenado al ministro de Defensa el regreso de nuestras tropas en las condiciones de mayor inmediatez y seguridad". ?Puede imaginarse una orden semejante del presidente al ministro de Educaci¨®n, de Hacienda, de Medio Ambiente o al de Trabajo con efectos de la misma instantaneidad sin discusi¨®n alguna? Otra cosa es que precisamente porque las ¨®rdenes a las fuerzas militares se sabe que van a ser obedecidas sin r¨¦plica deban darse de manera muy cuidada.
La decisi¨®n del regreso de nuestras tropas se confirma cada d¨ªa m¨¢s acertada, otra cosa es su presentaci¨®n. Si fueron enviadas por una decisi¨®n del Consejo de Ministros bien pudieron replegarse con un acuerdo del mismo rango. Si tanto se critic¨® la marginaci¨®n del Congreso de los Diputados mejor hubiera sido implicarle en la nueva decisi¨®n sin incurrir en nuevos plazos. Adem¨¢s, la invocaci¨®n del cumplimiento de la palabra dada ofrece tambi¨¦n un aire de ruptura cuando cab¨ªa haber incidido en los elementos de continuidad. Porque Zapatero al llegar a Moncloa se encuentra con unas tropas enviadas por el Gobierno de Aznar, sin consenso pero en principio sin discusi¨®n de legitimidad, con un plazo que se extingu¨ªa el 30 de junio para unas misiones de estabilidad, reconstrucci¨®n y apoyo humanitario de las que fueron excluidas con insistencia obsesiva, seg¨²n innumerables referencias del Diario de Sesiones, las misiones de combate. Aceptemos que al nuevo presidente le corresponde superponer, a esas coordenadas de misiones encomendadas y tiempo determinado, el examen de las circunstancias sobrevenidas en Irak, que son las de insurgencia generalizada.
Al constatar la imposibilidad de que nuestras tropas cumplieran sus misiones, las que originariamente recibieron al embarcar hacia ese pa¨ªs, Zapatero deb¨ªa optar por modificarlas mediante la orden de su incorporaci¨®n a las fuerzas combatientes de la coalici¨®n anglonorteamericana o considerar su repliegue ordenado y seguro. Porque el intento de mantener unidades militares espa?olas en la situaci¨®n actual de Irak, excluyendo como hasta ahora su participaci¨®n en las hostilidades abiertas hubiera sido un sinsentido pintoresco. En situaciones como la de Irak, si se viste el uniforme militar o se combate o se estorba. ?Quer¨ªan las se?oras y se?ores del PP que nuestras fuerzas cambiaran la finalidad de su env¨ªo y pasaran a combatir? Pues que lo digan, pero sin olvidar que all¨ª no fuimos a luchar contra el terrorismo y que en esa lucha "no hay atajos", ni valen Guant¨¢namos ni recursos a la tortura.
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