Luchar contra el terrorismo
Espa?a est¨¢ en el ojo del hurac¨¢n. Ya era v¨ªctima de ETA y ahora, desde que el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar se aline¨® incondicionalmente con la pol¨ªtica imperial de Bush, se ha convertido en objetivo del terrorismo integrista. Era lo que le faltaba. Un ciudadano iraqu¨ª de a pie, preguntado por un periodista de The New York Times, pronuncia como cosa evidente la siguiente frase: "Nuestros enemigos, Am¨¦rica, Gran Breta?a y Espa?a...". ?Espa?a, enemiga!
En esa regi¨®n hab¨ªa una pelea a muerte entre los nacionalistas ¨¢rabes, partidarios de la lucha pol¨ªtica y la modernidad, y los integristas isl¨¢micos, recluidos en sus monta?as o en los hoteles de cinco estrellas de las ciudades, y llenos de una ira reaccionaria y de resentimiento contra el desorden del mundo. Los primeros sufr¨ªan la dictadura de Sadam Husein, pero defend¨ªan el r¨¦gimen laico iraqu¨ª; los segundos no luchaban contra el despotismo, pero aguardaban su ca¨ªda para aprovecharse del caos resultante. Hac¨ªan bien: Bush y sus aliados les han facilitado el trabajo. No hay m¨¢s que fijarse en una cosa: ayer habl¨¢bamos de iraqu¨ªes, hoy no hablamos m¨¢s que de "sun¨ªes", "chi¨ªes" y "kurdos". Estados Unidos, desde luego, ha perdido la guerra, como era previsible, pero a cambio ha ganado en lo peor: la confesionalizaci¨®n del conflicto. Y, con ello, los estadounidenses han logrado adem¨¢s otra proeza: hoy, la guerra se ha generalizado, ha salido de Irak para extenderse a toda Europa, Am¨¦rica, Asia, ?frica. ?sa es la diferencia con la guerra de Vietnam, que s¨®lo se desarroll¨® en territorio indochino. Y vivimos con el miedo al terrorismo. Los que han alimentado el fuego, los Bush-Blair-Aznar-Sharon, no van a ayudarnos a apagarlo.
Lo m¨¢s grave es que el terrorismo no provoca s¨®lo la muerte de inocentes, sino que tambi¨¦n aviva el odio indiscriminado por parte de los que viven. Incluso aunque se diferencie el islam del terrorismo, con un esfuerzo de lucidez y autocontrol, ?qui¨¦n no piensa, de todos modos, que el terrorismo tiene algo que ver con el islam? Con lo que todos los musulmanes se convierten en posibles sospechosos. La victoria de los fundamentalistas estadounidenses que rodean a Bush, independientemente de que procedan del protestantismo, el juda¨ªsmo o el marxismo, consiste en haber conseguido que el fundamentalismo musulm¨¢n, antioccidental, antisemita y devastador, que era muy minoritario, se haya transformado ahora en un peligro mundial. Estamos atrapados en el c¨ªrculo salvaje de los fundamentalismos. Estamos atrapados en su estupidez, su ceguera, su violencia. ?C¨®mo luchar contra el terrorismo de los asesinos? ?C¨®mo luchar contra la ceguera de quienes nos gobiernan y nos han encerrado en este c¨ªrculo mortal?
Una actitud de firmeza sin vacilaciones debe empezar por ser firme contra los terroristas, no porque, al defender la democracia, defendemos el mejor sistema que existe, sino porque el terrorismo indiscriminado viola un principio elemental de humanidad: est¨¢ moralmente prohibido agredir a ciudadanos indefensos. Si hay un principio sagrado que debemos defender, es ¨¦se. Esta firmeza antiterrorista debe asentarse en el contexto de la ley. No es el Estado el que debe hacer justicia, es la propia justicia la que debe hacerla. Esto implica varias cosas: la cooperaci¨®n entre todas las polic¨ªas del mundo, entre la polic¨ªa y la justicia de cada pa¨ªs, y entre la polic¨ªa, la justicia y la poblaci¨®n en todas partes. Porque estamos ante una guerra sin rostro, y los ciudadanos son las primeras v¨ªctimas.
Implica tambi¨¦n el control de las fronteras, pero un control que no debe convertirse en humillaciones repetidas de los ciudadanos procedentes de pa¨ªses "de riesgo", ni mucho menos por el color de su piel o su supuesta confesi¨®n religiosa. Ahora bien, la verdadera guerra contra el terrorismo se libra en los lugares de los que el terrorismo saca sus fuerzas: el sistema financiero internacional, los circuitos oscuros del dinero, las bodegas malolientes de la globalizaci¨®n liberal. En este aspecto, es obligado destacar que, por m¨¢s que Bush saque pecho, Estados Unidos y otros pa¨ªses se benefician de las oscuridades del sistema financiero internacional. A nadie le interesa, en realidad, que la transparencia de los flujos de capitales y la especulaci¨®n financiera se conviertan en norma en las relaciones econ¨®micas mundiales. Y los integristas aprovechan para poner en circulaci¨®n sumas astron¨®micas que les permiten corromper a intermediarios, comprar armas en el lugar mismo de sus cr¨ªmenes, reclutar asesinos y financiar actividades religiosas propicias al desarrollo del fanatismo.
Sobre todo, no hay que equivocarse de adversario. ?sta no es una batalla entre la "civilizaci¨®n" y la "barbarie", como afirma tontamente Bush. No es un choque de culturas, y no hay nada m¨¢s peligroso que hacer creer que se trata de una lucha entre el islam y Occidente. Los integristas representan una versi¨®n fascistoide dentro del islam, igual que los fascistas y los nazis representaban una versi¨®n totalitaria dentro de la democracia europea. Hacer creer que los terroristas islamistas manifiestan una versi¨®n "radical" del islam es darles la legitimidad que buscan y, adem¨¢s, hacer que las poblaciones musulmanas se solidaricen con ellos. Lo que hay que hacer es exactamente lo contrario: "No sois musulmanes, no sois m¨¢s que asesinos y se os tratar¨¢ como tales". As¨ª es como reaccionan los pa¨ªses musulmanes que luchan contra este terrorismo, y tienen raz¨®n.
Debemos aislar a los integristas y arrebatarles toda fuente de legitimidad, como quien le quita el agua al pez. Los caldos de cultivo del terrorismo son conocidos: la miseria, el subdesarrollo y el resentimiento que eso provoca en un mundo globalizado. Los programas de televisi¨®n exhiben en los pa¨ªses pobres la cultura de las ventajas de la vida cotidiana en los pa¨ªses ricos. Y no se les ofrece ninguna v¨ªa de acceso a esa riqueza. Al contrario, la patrioter¨ªa de la prosperidad nos empuja a considerar la inmigraci¨®n como una amenaza y convertir Europa en una fortaleza. Es la vuelta del colonialismo, disfrazado de lucha por la democracia y los derechos humanos. En nombre de esos "valores" y la mentira de la eliminaci¨®n de "las armas de destrucci¨®n masiva" se invadi¨® Irak. Resultado: fracaso de los invasores, guerra civil en perspectiva. ?Qui¨¦n juzgar¨¢ a esos grandes mentirosos que son Bush, Blair y Aznar? Eso s¨ª, mientras tanto, Irak ya est¨¢ colonizado: su petr¨®leo ya est¨¢ totalmente en manos de los estadounidenses. Hace falta estar especialmente lleno de prejuicios para pensar que las poblaciones musulmanas no se dan cuenta. Y, aunque no tengan nada que ver con el terrorismo, nunca aceptar¨¢n esa situaci¨®n. Del mismo modo que nunca aceptar¨¢n el doble rasero en relaci¨®n con Palestina: ?por qu¨¦ no se aplica all¨ª ninguna resoluci¨®n de la ONU? Basta con darse una vuelta por lo que se llama la "calle" ¨¢rabe para comprender que all¨ª nadie cree ya en la justicia internacional, violada tanto en Palestina como en Irak. Hace a?os que el Gobierno egipcio pide la convocatoria de una conferencia internacional para luchar contra el terrorismo, pero Estados Unidos e Israel se oponen porque tienen miedo de que se mencione la actitud del Estado hebreo en Palestina. Todo el mundo sabe que los asesinatos "extrajudiciales" de los militantes palestinos son tambi¨¦n actos de terrorismo internacional.
Luchar contra el terrorismo es abordar el problema de frente y en toda su complejidad. El terrorismo integrista no tiene nada que ver con el terrorismo vasco: unos est¨¢n tan locos como otros, pero obedecen a l¨®gicas totalmente distintas. El terrorismo integrista debe combatirse en todas sus dimensiones, y la de sus causas profundas no es precisamente la menor. Entre las injusticias cometidas contra el mundo ¨¢rabe-musulm¨¢n, los terroristas crecen como plantas venenosas en un terreno envenenado por defoliantes. Nunca repetiremos demasiado que la mejor garant¨ªa de la seguridad es la justicia. Sin justicia, no hay paz ni tranquilidad. La diferencia fundamental introducida por la globalizaci¨®n liberal y la ¨¦poca reciente es que la guerra, ahora, se puede globalizar sin esfuerzo; la asimetr¨ªa entre las fuerzas puede favorecer tanto a los fuertes como a los d¨¦biles. "Vuestros bombardeos superavanzados tienen efectos sangrientos sobre nuestras poblaciones civiles, y dec¨ªs que los llev¨¢is a cabo en nombre del derecho; nuestras bombas artesanales causar¨¢n el mismo mal entre vuestras poblaciones". Esta l¨®gica del tali¨®n y el terror se alimenta de la injusticia. Los pa¨ªses democr¨¢ticos no tienen m¨¢s remedio que resolver la cuesti¨®n de la justicia internacional para quitar credibilidad al discurso enga?oso de los fan¨¢ticos, que utilizan la injusticia para imponer su fanatismo. Deben mostrar a las v¨ªctimas de los nuevos imperialismos y colonialismos que est¨¢n con ellos. Deben distanciarse con claridad de la pol¨ªtica imperial de Washington y sus aliados. Durante el debate del Consejo de Seguridad, en febrero, se constituy¨® una coalici¨®n de Estados contra la violaci¨®n del derecho internacional. El ministro franc¨¦s de Asuntos Exteriores hab¨ªa expresado su temor por las aterradoras consecuencias que la decisi¨®n de Estados Unidos iba a tener para el resto del mundo. Por desgracia, ten¨ªa raz¨®n. Hay que hacer que Estados Unidos vuelva al marco del derecho internacional. Es la ¨²nica forma de obtener la adhesi¨®n de todos los pueblos en la lucha contra el terrorismo internacional.
En Espa?a, la cuesti¨®n iraqu¨ª se ha convertido en un problema crucial. Todo el mundo lo tiene claro. El nuevo Gobierno fue elegido como se?al contra la mentira de Estado y la manipulaci¨®n. Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero acaba de devolver su honor a Espa?a, respetando su promesa de retirar las tropas espa?olas de Irak. Con este gesto, tambi¨¦n hace un inmenso favor a las fuerzas democr¨¢ticas estadounidenses que quieren, en contra de la Administraci¨®n de Bush, que las Naciones Unidas encaren el asunto. El gesto de Zapatero desencaden¨® varias reacciones, como la decisi¨®n de Honduras, Rep¨²blica Dominicana y Nicaragua de retirar sus tropas de Irak, o la de Romano Prodi, presidente de la Comisi¨®n de Bruselas, que ha felicitado al Gobierno espa?ol por su decisi¨®n. ?ste lleva consigo las esperanzas de los que quieren reanudar el di¨¢logo con el mundo ¨¢rabe-musulm¨¢n, volver a encontrar el camino de la solidaridad europea, establecer relaciones sanas con EE UU. Y, sobre todo, hacer que la justicia sea la norma de las relaciones internacionales. Es la mejor manera de luchar contra el terrorismo.
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