El grito de Laocoonte
Normal, simplemente un hombre. ?se era Laocoonte. Un padre despojado de su sacerdocio y de todo lo que le convirti¨® en f¨¢bula, que se enfrent¨® a dos temibles serpientes para poder liberar a sus hijos durante el asedio a Troya. El magn¨ªfico grupo escult¨®rico de Agesandro, Polidoro y Atenodoro de Rodas, encontrado en 1506 en las cercan¨ªas de la casa dorada de Ner¨®n y adquirido posteriormente por Julio II, que lo expuso en el Palazzo Belvedere de El Vaticano, es una de las antig¨¹edades m¨¢s estudiadas y comentadas de todos los tiempos. Laocoonte no s¨®lo es el m¨¢rmol en movimiento, es la representaci¨®n del sufrimiento f¨ªsico y espiritual, la impotencia, la personificaci¨®n de todas las v¨ªctimas ocasionadas por los conflictos virulentos nacidos en la polis. Hablar de Laocoonte es hablar de una gran obra art¨ªstica que hace casi necesario hablar de todo el arte, de la vida, pues permite analizar lo particular a partir del mito. Jacques-Louis David, Goya, Gericault, Delacroix, Picasso, Warhol o Richter abordaron el asunto de la violencia pol¨ªtica con altura, idealidad, pero tambi¨¦n con crueldad. Las serpientes de aquel "idilio tr¨¢gico", como llam¨® Goethe al grupo de Belvedere, son las armas de los dioses -a la vez creaci¨®n humana- que pueden llegar a actuar por s¨ª mismos en funci¨®n de sus intereses particulares, volvi¨¦ndose contra sus propios creadores. Por ello, el sacerdote de Apolo, el m¨¢s l¨²cido, el m¨¢s humano, es devorado por la violencia que ¨¦l no ha iniciado pero que le ha empujado a romper sus lealtades personales. ?sta es la tesis: la violencia corrompe y degrada a quienes la ponen en marcha y a quienes conviven con ella, transformando su car¨¢cter, aunque la rechacen. ?Irak, Pa¨ªs Vasco? ?Argentina, Macedonia, Palestina, Afganist¨¢n...?
La violencia corrompe y degrada a quienes la ponen en marcha y a quienes conviven con ella
En Laocoonte devorado, el te-
ma de la violencia se dirige a la mirada universal que ve algo m¨¢s que una masa de m¨¢rmol en movimiento. "Las cuarenta obras seleccionadas se explican de la misma manera en cualquier lugar del planeta, porque el miedo, la amenaza y la muerte ocasionadas por motivos ideol¨®gicos, desde el poder pol¨ªtico leg¨ªtimo o desde sus alrededores, leg¨ªtimos o no, no puede ser tolerada. Por otra parte, a nadie debe extra?ar que esta colectiva surja, precisamente, en el Pa¨ªs Vasco, de hecho lo sorprendente es que, aqu¨ª y hasta hoy, no se haya dado la palabra a los artistas sobre esta cuesti¨®n", se?ala el comisario de la muestra, Javier Gonz¨¢lez de Durana. "A¨²n m¨¢s chocante resulta la desatenci¨®n cuando se constata el elevado inter¨¦s que en determinados artistas vascos (Ib¨®n Arramberri, Pepo Salazar, I?aki Garmendia, Asier Mendiz¨¢bal, entre otros, adem¨¢s de los aqu¨ª incluidos, Badiola, Euba, Ferrer, Moraza y Ruiz de Infante) han provocado y provoca este delicado y cercano asunto", a?ade el director de Artium.
En el ¨²ltimo a?o y medio, dos exposiciones se acercaron a esta parcela espec¨ªfica de la violencia, Violence is at the margin of all things, presentada en 2002 en la Generali Foundation de Viena y Hardcore. Vers un nouvel activisme, en el Palais de Tokyo de Par¨ªs (2003). De una manera m¨¢s tangencial, la trilog¨ªa Micropol¨ªticas (2003), en el EACC, sacaba a la luz a los individuos que quedan silenciados por el pensamiento hegem¨®nico pero que pugnan por evidenciar sus diferencias.
En un sentido muy diferente, el caso de Laocoonte devorado resulta ser una exposici¨®n s¨®lida y bien armada, con los trabajos de 34 artistas fundidos en un idioma totalmente actual. Pintura, instalaci¨®n, v¨ªdeo, escultura y fotograf¨ªa se interpretan e interpretan la literalidad combativa de autores de la talla de Marina Abramovic, Joseph Beuys, Willie Doherty, Hans-Peter Feldman, Esther Ferrer, Bill Viola, William Kentridge, Robert Longo, Antoni Muntadas, Anthony Gormley, Francesc Torres, Ignasi Aball¨ª, Txomin Badiola o Rosemary Trockel. Algo m¨¢s banales o prescindibles son los trabajos del colectivo El Perro, Santiago Sierra, Mona Hatoum, Rudolf Herz, Marc Bijl y Alfredo Jaar. Gonz¨¢lez de Durana ha incluido, a manera de pausas del recorrido, algunos grabados de Goya correspondientes a los Desastres de la guerra que tienen su correlato formal en fotograf¨ªas de prensa de motines callejeros, asesinatos cometidos por bandas terroristas y otros perpetrados desde el propio Estado.
Del conjunto, destacar los paisajes desolados del Beirut de Gabrielle Basilico, como una enorme vanitas que recuerda la desolaci¨®n de una Pompeya arrasada, la sorpresa de Cosmos und Damian, de Beuys, en su acierto cuando calific¨® de m¨¢rtires santos Cosme y Dami¨¢n, con treinta a?os de adelanto, a las neoyorquinas Torres Gemelas; el teatrillo que descubre los fr¨¢giles mecanismos de control del poder de Ruiz de Infante; el Gora desde el Museo de Bellas Artes de Bilbao, de Jon Mikel Euba, los perros de la guerra de Leon Golub, la virtual muerte a c¨¢mara lenta del dictador Castro, del californiano Kevin Hanley, el baile marcial de los cuerpos represores a ritmo de techno de Annika Larsson, la furia de los santos de Francesc Abad -que se cuestiona si la utop¨ªa pol¨ªtica es una variante de la utop¨ªa religiosa- y las proyecciones a gran escala de Wodiczko sobre edificios p¨²blicos de Tijuana, Nueva York y Madrid. A prop¨®sito del cat¨¢logo editado para la muestra, es una l¨¢stima que no haya habido un esfuerzo por buscar textos m¨¢s espec¨ªficos relacionados con la pl¨¢stica contempor¨¢nea. Totalmente prescindible, el firmado por Fernando Castro, 35 folios de incontinentes citas "corto y pego", titulado Iros todos a tomar por el culo, que adem¨¢s del sentido hom¨®fobo de la expresi¨®n, demuestra que el lenguaje, adem¨¢s de aparecer como el medio para acabar con la violencia pol¨ªtica, puede actuar tambi¨¦n de barrera.
Laocoonte devorado. Artium. Calle de Francia, 24. Vitoria-Gasteiz. Hasta el 3 de octubre. Itinerancia: Centro Jos¨¦ Guerrero de Granada y CASA Salamanca.
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